Ejemplos con harapientos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero en los meses siguientes centenares de ex-soldados confederados harapientos, desnutridos y enfermos desfilaron por Tara camino de regreso a sus hogares sin que llegara a aparecer entre ellos Ashley, aunque recibieron una carta de él anunciando su pronto regreso después de ser liberado de prisión, Scarlett y Melanie temían que pudiera morir en el viaje de regreso sí estaba en malas condiciones de salud como sus ex-compañeros.
En la parte posterior del escudo se encuentra adosada una lanza que enarbola la lucha primigenia y patriota que por la libertad de nuestros suelos liberaron llaneros harapientos.
La tripulación, enferma de vómito negro, tenía un aire lamentable, estaba formada por hombres harapientos, verdaderos esqueletos amarillos, con pañuelos y trapos en la cabeza.
Las maestras puercas y legañosas que allí daban lección a los chicos harapientos del barrio, se habían largado a otra parte.
Entre niños y niñas pareciome que había poco más de veinte, todos muy pobres, descalzos la mayor parte, mal vestidos, algunos harapientos y desgreñados.
Manalet se separó de mí, y al poco rato le vi aparecer con otros muchos chicos, todos descalzos, sucios, harapientos y tiznados, entre los cuales venía su hermano Badoret, trayendo a cuestas a Gasparó, cuyos brazos y piernas colgaban sobre los hombros y por la cintura de aquel.
desde que Juan Martín se ha llenado de cruces y fajas y galones y entorchados como un generalote de los de Madrid, no nos permite que nosotros los pobres guerilleros harapientos y sin nombre, hagamos cosa alguna que suene y sea llevada por la fama desde un cabo a otro de la Península.
La vanguardia, compuesta en su mayor parte de gente de color, hombres, mujeres y muchachos sucios, harapientos y descalzos, ya marchaba, ya hacía alto, y de cuando en cuando volvía atrás la cabeza, como por resorte.
Mientras estos dos carruajes daban «el tono» entre una docena de otros harapientos y desvencijados que acudían allí para buscarse la vida, exponiendo la de los infelices viajeros que en ellos se metieran, en el andén de adentro aguardaban, él con camisa limpia, sombrero de copa, levita seria y bastón de manatí, y ellas dos arreadas con los trapos y aditamentos que rigorosamente exigía la moda para aquellos lances y aquellas horas, don Roque Brezales, su mujer y su hija Petra, que, por cierto, estaba muy linda.
Moros harapientos y sucios extendíanse por la tortuosa calle que desemboca en las afueras de la población.
Y como éstos abundaban, por supuesto, también llegó, con los años, el día en que el dueño de la olla, hombre de regular fortuna, se rehusó a recibir, ni en la cocina, a los pobres, diciendo, en su orgullo egoísta, que ya lo tenían fastidiado todos esos haraganes harapientos.
Entre niños y niñas pareciome que había poco más de veinte, todos muy pobres, descalzos la mayor parte, mal vestidos, algunos harapientos y desgreñados.
Nuestra única diversión era mirar el campo que parecía ensancharse inacabablemente delante de la galera, lanzada a todo galope de sus doce caballos flacos y nerviosos, atados con sogas, ensillados con cueros que ya no tenían o nunca habían tenido la forma de un arnés, y tres de ellos, a la izquierda, montados por otros tantos postillones harapientos, de chiripá, bota de potro y vincha en la frente, sujetando las negras y rudas crines de su cabellera.
Él, no, gracias al irresistible poder de las libras esterlinas, sus atrevidas, frías y proficuas compatriotas, paulatinas conquistadoras de la Pampa y de todo lo que en ella se vende, almas y cosas, no tenía más que dirigir, descansado, y con sueldo gordo, los trabajos rudos hechos por esos mismos latinos, pobres, flacos, harapientos y bochincheros, que siempre tiran inútilmente la plata, o la amontonan sin usarla.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba