Ejemplos con laten

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La película ofrece un retablo de personajes tras los cuales laten aspiraciones comunes al género humano: afecto, seguridad, amistad.
Además de tocar distintos tipos de ritmo, Carlitos ha compuesto, entre otros, la música de canciones como Otra Sudestada, La Argentinidad Al Palo, Laten Bolas, ¿Qué Pasó?, Tu pastilla Fue y parte de la letras de El Guerrero, La Bolsa, Sencillamente, Sin Son, Piel de gallina y De Ahí soy Yo, entre otras.
Michaël Slory, Ik zal zingen om de zon te laten opkomen.
Porque como desde que los imagino hasta que los acabo voy poniendo en ellos tanto de mi alma, al fin ya no llegan a ser telas, sino mi alma misma, y me da vergüenza de que me la vean, y me parece que he pecado con atreverme a asuntos que están mejor para nube que para colores, y como solo yo sé cuánta paloma arrulla, y cuánta violeta se abre, y cuánta estrella lucen lo que pinto, como yo sola siento cómo me duele el corazón, o se me llena todo el pecho de lágrimas o me laten las sienes, como si me las azotasen alas, cuando estoy pintando, como nadie más que yo sabe que esos pedazos de lienzo, por desdichados que me salgan, son pedazos de entrañas mías en que he puesto con mi mejor voluntad lo mejor que hay en mí, ¡me da como una soberbia de pensar que si los enseño en público, uno de esos críticos sabios o cabalierines presuntuosos me diga, por lucir un nombre recién aprendido de pintor extranjero, o una linda frase, que esto que yo hago es de Chaplin o de Lefevre, o a mi cuadrito , que he descargado sobre él una escopeta llena de colores! ¿Te acuerdas? ¡como si no supiera yo que cada flor de aquellas es una persona que yo conozco, y no hubiera yo estudiado tres o cuatro personas de un mismo carácter, antes de simbolizar el carácter en una flor, como si no supiese yo quién es aquella rosa roja, altiva, con sombras negras, que se levanta por sobre todas las demás en su tallo sin hojas, y aquella otra flor azul que mira al cielo como si fuese a hacerse pájaro y a tender a él las alas, y aquel aguinaldo lindo que trepa humildemente, como un niño castigado, por el tallo de la rosa roja.
Por primera vez en mi vida, creo que siento con él, que su corazón y el mío laten a la par.
Cuando pisan el arenal y se hace el silencio solemne, y en él se destacan y ruedan las palabras del gallardo paladín, algo más que la proximidad de los cuerpos acerca y ata a los treinta y tres hombres allí congregados, es el pasado que revive en aquella escena, es la lucha incruenta, cruel y siempre renovada para alcanzar la ansiada libertad, es el pasado que vuelve, inexorable, a consumar el designio providencial, y los recuerdos se agolpan a la memoria, y los corazones laten con violencia inusitada, y el milagro empieza a consumarse.
Alguna vez le decís balbuciente: «¡Hermosa!», y la hermosa sonríe, y su sonrisa os vuelve loco, y el corazón siente nueva vida, y las sienes laten, y alzáis la frente con desdén soberano, y le decís al porvenir: No te temo, y le decís al pasado: ¡No te conozco!.
-Porque como desde que los imagino hasta que los acabo voy poniendo en ellos tanto de mi alma, al fin ya no llegan a ser telas, sino mi alma misma, y me da vergüenza de que me la vean, y me parece que he pecado con atreverme a asuntos que están mejor para nube que para colores, y como solo yo sé cuánta paloma arrulla, y cuánta violeta se abre, y cuánta estrella lucen lo que pinto, como yo sola siento cómo me duele el corazón, o se me llena todo el pecho de lágrimas o me laten las sienes, como si me las azotasen alas, cuando estoy pintando, como nadie más que yo sabe que esos pedazos de lienzo, por desdichados que me salgan, son pedazos de entrañas mías en que he puesto con mi mejor voluntad lo mejor que hay en mí, ¡me da como una soberbia de pensar que si los enseño en público, uno de esos críticos sabios o cabalierines presuntuosos me diga, por lucir un nombre recién aprendido de pintor extranjero, o una linda frase, que esto que yo hago es de Chaplin o de Lefevre, o a mi cuadrito Flores vivas, que he descargado sobre él una escopeta llena de colores! ¿Te acuerdas? ¡como si no supiera yo que cada flor de aquellas es una persona que yo conozco, y no hubiera yo estudiado tres o cuatro personas de un mismo carácter, antes de simbolizar el carácter en una flor, como si no supiese yo quién es aquella rosa roja, altiva, con sombras negras, que se levanta por sobre todas las demás en su tallo sin hojas, y aquella otra flor azul que mira al cielo como si fuese a hacerse pájaro y a tender a él las alas, y aquel aguinaldo lindo que trepa humildemente, como un niño castigado, por el tallo de la rosa roja.
Porque he comprendido, demasiado tarde, que bajo el burdo capote del soldado laten a veces corazones más hermosos que bajo el uniforme dorado del general.

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