Ejemplos con saco

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Al anochecer ,- los niños pobres ,- calleja miserable ,- jugar a asustarse ,- fingirse mendigos ,- echarse un saco a la cabeza ,- hacerse el cojo.
Uno se echa un saco a la cabeza, otro dice que no ve, otro se hace el cojo.
¿Que si sirvo? Si éste me dijera de verdad quiénes son los que no pagan, le prometo a usted que, o pagan, o les saco el galillo.
Aunque pobre, he de poder poco si no te saco a flote, quitándote ese aspecto de muerto resucitado.
Al anochecer, , que estaba como anonadado, y tras la crisis furiosa parecía caído en un estado de sonambulismo, vió a sus pies unos cuantos líos de ropa y oyó el sonido metálico de un saco que contenía sus herramientas de labranza.
Y rebuscando en el saco de sus herramientas, escogió una hoz, la atravesó en su faja y salió de la vivienda, sin que intentase atajarle el paso.
Su corazón parecía ensancharse, crecer, convertirse en un músculo gigantesco que ocupaba todo su pecho y lo hacía estallar como un saco angosto.
Desde el pretil veíanse rebaños de obscuras ovejas, que al compás perezoso de las esquilas iban en busca del corral, mientras que por la parte de arriba, por la carretera polvorienta, marchaban también en retirada los rebaños del trabajo, gentes de espalda encorvada y blusa vieja, con la cara sudorosa y el saco de herramientas a la espalda.
¿Quién llevaba con más garbo que él el gabán sin costuras, ancho y deforme como un saco? ¿Quién, en verano, iba más mono con el trajecito de franela y la marinera de paja? ¿Quién daba mejor sombrerazo rígido, moviendo al mismo tiempo la cabeza y levantando un pie? Rafaelito, y nadie más que Rafaelito, y para atestiguarlo estaban también las amigas de la manía, que se hacían lenguas en su presencia de lo elegante que era el chico.
Pues entoncesdijo sonriendo el ladino viejoes que ella te ha pedido a ti el dinero, y vienes a ver si lo saco yo.
Yo saco la cuenta de lo bueno que puede sucederme, por lo malo que me ha sucedido.
Entraron por la tienda, y en la trastienda Jacinta se dejó caer fatigadísima sobre un saco lleno de monedas de cinco duros.
Hacía frío, y aunque no lo hiciera, los viajeros lo tendrían sólo de ver las estaciones encharcadas, los empleados calados y los campesinos que venían a tomar el tren con un saco por la cabeza.
Pues me sirvió para hacer un regalo a uno de los delineantes que trabajan en el proyecto ¿Ven ustedes a este marqués de Casa-Muñoz, que me está oyendo y me ha ofrecido dos vigas de doble T? Bueno: ¿cuánto apuestan a que le saco algo más? ¿Pues qué, creen ustedes que el señor marqués tiene sus grandes yeserías de Vallecas para ver estos apuros míos y no acudir a ellos?.
¿Qué pensabas tú ofrecerle? ¿Diez mil reales? Pues me los das, y si lo saco por menos, la diferencia es para mi obra.
Si caes enfermo, no vengas a que te cuide tu tía, que para eso sí sirvo yo, ¿eh?, para eso sí sirvo, ingrato, tunante ¿Y te parece bien que cuando me miro en ti, cuando te saco adelante con tanto trabajo y soy para ti más que una madre, te parece bien que me des este pago, infame, y que te me cases con una mujer de mala vida?.
¡Decir eso!, ¡una mentira tan grande! ¿Pero qué hora es? ¡Si están dando las doce! Sea la hora que quiera, saldré, no me puedo contener Voy, entro en la casa, la saco a rastras de la cama, me paseo por encima de su alma ¡Decir eso, decir eso!, sin creerlo, porque ella no lo cree.
Sin vacilar dirigió sus pasos al altar mayor, diciendo por el camino: Si no te voy a hacer mal ninguno, Diosecito mío, si voy a llevarte con tu mamá que está ahí fuera llorando por ti y esperando a que yo te saque ¿Pero qué? no quieres ir con tu mamaíta Mira que te está esperando tan guapetona, tan maja, con aquel manto todito lleno de estrellas y los pies encima del de la luna Verás, verás, qué bien te saco yo, monín Si te quiero mucho, ¿pero no me conoces? Soy Mauricia la Dura, soy tu amiguita.
Tampoco pinto platos como esa Antonia, amiga de Villalonga, la cual está siempre de pinceles, yo apenas sé leer y no le saco sentido a ningún libro ¿qué he de hacer?, fregar y limpiar.
Ta-ra-ra-trap Un negrazo salta sobre mí, y zas, le meto el machete por el ombligo y se lo saco por el lomo No me he visto en otra, hija.
¡Persona decente tú! tú, que dejas un soldado pa tomar otro tú que tienes ya el corazón como la puerta de Alcalá, de tanta gente como ha entrado por él Ja, ja, ja Loba, más que loba, so asquerosa, judía, con más babas que un perro tiñoso cara de escupidera, zurrón, celemín de peinetas verás qué recorrido te doy así, así, y te arranco la nariz, y te escupo los ojos, y te saco todo el mondongo.
¿Sabes tú quién es el con retintín, de Sor Natividad? Pues la custodia, hija, el Santísimo Y seguía: ‘Ahora voy allá, te cojo, te saco y te echo al pozo’.
Yo le vi tan bueno y tan sano anteayer, y ¡qué vida esta! En fin, voy a ver si les saco algo a los del segundo de la izquierda.
La mato, le saco los ojos, le arranco el corazón Que me traigan mi ropa.
Maxi se dejaba levantar del asiento como un saco.

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