Ejemplos con preocupación

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Además, sufría en silencio el despecho de no ser, como en los primeros días, la única preocupación de la familia.
El capitán Valls aprovechaba todas las ocasiones para hablar de él, ostentándolo como un título de nobleza, como un reto que lanzaba a la general preocupación.
¡Oh, qué bien estaríamos si, por último, la humanidad se desembarazase de la preocupación del pan de cada día y las naciones se organizasen al modo de grandes monasterios, en donde no hubiera pobres y ricos, y a nadie le sobrase ni a nadie le faltase la casa y la mesa, y la obediencia fuese una blanda ligadura que a nadie impidiese dedicarse con alma y vida a aquello para que Dios le dió vocación.
Salió el dominico lleno de perplejidad y de preocupación.
Le hablé, por favorecer el tránsito, de cosas indiferentes a su preocupación actual, pero no tan indiferentes que resultasen frívolas o necias.
Me aficioné entonces a las ciencias sociales, las cuales siguen siendo mi preocupación.
Hacemos voto de pobreza, es decir, nos libertamos, ya para siempre de la preocupación económica, y nos consagramos a la contemplación, a la predicación, a la caridad, ora pasiva, ora activa, mendigando y dando ocasión a los demás para que se muestren caritativos, como hace la Orden franciscana, o bien socorriendo y mostrándonos nosotros mismos caritativos, al estudio, a la enseñanza, a la misión apostólica y conversión de gentiles, a un sinfín de obras largas y duras, egoístas y a la par desinteresadas, que nos absorben de la mañana a la noche, gracias a que estamos seguros de que tenemos siempre una cama, aunque dura, so un techo, y la mesa, aunque sobria, aparejada a hora fija.
Para afrontar el problema, es necesario empezar por reconocer que cuando la democracia no enaltece su espíritu por la influencia de una fuerte preocupación ideal que comparta su imperio con la preocupación de los intereses materiales, ella conduce fatalmente a la privanza de la mediocridad, y carece, más que ningún otro régimen, de eficaces barreras con las cuales asegurar, dentro de un ambiente adecuado, la inviolabilidad de la alta cultura.
Piensa, pues, el maestro que una alta preocupación por los de la especie es opuesta del todo al espíritu de la democracia.
Ejercita su voluntad en toda suerte de acción viril y su pensamiento en toda preocupación fecunda.
Quizás yo me engaño en esto, y mi preocupación haya sido la que puso para mis ojos, en la frente y en la mirada del cura, esa nube de melancolía de que acabo de hablar.
Cuando el enfermo tosía mucho, cesaba de tocar el armónium y emprendía con su amigo largas conversaciones, siempre sobre su preocupación eterna: el arte musical.
Esta devoción no les impedía que riesen cantando, y por lo bajo, entre oración y oración, se insultasen y apalabrasen para darse cuatro arañazos a la salida, pues estas muchachas morenas, esclavizadas por la rígida tiranía que reina en la familia labriega y obligadas por preocupación hereditaria a estar siempre ante los hombres con los ojos bajos, eran allí verdaderos demonios al verse juntas y sin freno, complaciéndose sus lenguas en soltar todo lo oído en los caminos a carreteros y labradores.
Teresa abrazó a su hija, que, olvidando el peligro, estremecíase de vergüenza al verse en camisa en medio de la huerta, y se sentaba en un ribazo, apelotonándose con la preocupación del pudor, apoyando la barba en las rodillas y tirando del blanco lienzo para que le cubriera los pies.
De repente, en uno de aquellos momentos de preocupación que la lucha de estas ideas le causaba, dijo a don Casimiro Pantojas, que se hallaba a su lado:.
Abalanzóse a ella Jacobo con grandes ansias, y sin mirar apenas el sobre, rasgólo en dos pedazos Currita le devoraba con la vista, mas no pudo notar en su rostro señal de gozo ni satisfacción alguna, observó tan sólo una gran ansiedad mientras leía, y luego una honda preocupación que le duró toda la comida.
Jacobo nada decía, y comenzando el viejo a notar su preocupación, indicóle bonitamente que el almuerzo terminaba y le estaba ya estorbando.
Margarita rompió a reír, conteniéndose a duras penas, y la condesa, no obstante su preocupación, viose forzada también a soltar la risa, añadiendo a media voz:.
Para ellos son del todo inútiles cuantas prendas más o menos postizas usa la humanidad para encubrir sus vicios, y lo mismo el santo rubor que la falsa hipocresía, el noble decoro que la falaz preocupación, les provocan la carcajada de extrañeza que causó a Cetewayo, destronado rey de los zulús, la camisa que le ofrecían sus vencedores ingleses.
Acisclo declaraba la causa de su preocupación.
Doña Luz era casi seguro que no se casaría ya, lo mejor, pues, de su inteligencia se emplearía en comunicar con la del Padre, su voz en hablarle, su oído en oírle, su más seria preocupación sería pensar en las cosas del cielo, según el método y forma con que él pensaba, su deleite mayor hablar con él de Dios y del alma y de toda verdad y de toda bondad y hermosura.
No era la preocupación por tu suerte la causa de mi tristeza: era mi egoísmo que al cabo lograré vencer.
Un suceso vino o sacarle de la triste preocupación que le causaban los asuntos de su familia.
La gran preocupación de la familia eran las tres corridas de toros, festejo el más ruidoso de la feria.
Justamente, en la época que don Antonio abandonaba su tienda, cada vez más atraído por los negocios, fue cuando Juanito comenzó a sentirse dominado por una preocupación.
Por una preocupación extraña, doña Manuela creía preferible que Rafaelito y hasta sus mismas hijas tuviesen conocimiento cíe su deshonra, antes que aquel buenazo, vivo retrato de su padre, para el cual cualquier impresión extraordinaria era la muerte.
Baldomero no había podido sustraerse a esa preocupación tan española de que los padres trabajen para que los hijos descansen y gocen.
Las mantenedoras de este torneo eran Rita y Manolita, las dos mayores, en cuanto a Nucha y Carmen, se encerraban en los términos de una cordialidad mesurada, presenciando y riendo las bromas, pero sin tomar parte activa en ellas, con la diferencia de que en el rostro de Carmen, la más joven, se notaba una melancolía perenne, una preocupación dominante, y en el de Nucha se advertía tan sólo gravedad natural, no exenta de placidez.
No conozco error, ni preocupación, ni ceguera más grande que el empeño de las familias en inclinar a la mejor parte de la juventud a la abogacía.

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