Ejemplos con mies

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Solar de Alcedo: En el barrio de Guilera, linda al sur con la mies de Guilera, y al norte con Camino Real, al este con el callejón de la mies de Guilera y al oeste con la mies de Las Viñas.
En ella se realiza la tradicional siega a dalle de la mies, su transporte en carro y el trillado de la misma.
Tuvo acercamientos con arquitectos como, José Villagrán García, Francisco Centeno, Federico Mariscal, Frank Lloyd Wright, Walter Gropius, Ludwig Mies van der Rohe y Eero Saarinen.
En sus páginas aparecieron realizaciones y diseños de Le Corbusier, Walter Gropius, Mies van der Rohe, Erich Mendelsohn, Van Doesburg, Neutra o Lubetkin.
Completa su estancia americana por un viaje de estudios a través del país, lo que le da la ocasión de entrevistarse con Ludwig Mies Van der Rohe y Walter Gropius por los que muestra una gran admiración.
Y a los peones concedemos fuero y los anteponemos a los caballeros villanos de fuera de Castrojeriz y otorgamos que no se les pueda imponer ninguna serna ni vereda, excepto un solo día en el barbecho y otro en el sembrado, otro en podar y en acarrear cada uno un carro de mies.
Este museo es la última obra del afamado arquitecto Mies van der Rohe, y la primera que realizó en Berlín.
Hoces: fabricadas en hierro con aleación de cobre para disminuir su oxidación, usadas con una sola mano para la siega de la mies y la hierba, habitualmente junto la zoqueta.
Aparecen hachas, azadas y otras herramientas para el trabajo de la tierra, el corte de la mies y la limpieza de zonas arbustivas para la siembra.
La Ría de Becedo fue el lugar de Santander en el que desembocaban las aguas procedentes del Arroyo de la Mies del Valle, el cual discurría por la vaguada que formaba la actual Alameda Segunda.
Gropius pertenecía a un pequeño grupo de brillantes y originales arquitectos de los años veinte, incluidos Mies van der Rohe y Le Corbusier, quienes desarrollaron El Estilo Internacional que dominó la arquitectura occidental.
Aato decía que quería evitar los ritmos arquitectónicos artificiales en la arquitectura, y este extraordinario interior tan acogedor y habitable, al mismo tiempo que tan rico en implicaciones, cuestionó la necesidad de una estructura clara como postulaba Mies van der Rohe como basis del proyecto libre, y mostró cómo los continuos espacios amplios y sueltos de la arquitectura moderna podían ser transformados en múltiples espacios variados.
El proyecto de reforma fue destacado con el Premio Mies van der Rohe para América Latina a los tres arquitectos.
Hermano de Josef Riehl, estuvo en la corriente filosofica neokantiana y trabajo como profesor en Graz, más tarde en Freiburg y finalmente en Berlin, donde el comisionado Mies van der Rohe lo designa para su hogar en Neubabelsberg.
Valmoreda, La Venera, La Lastra, El Puente, El Campo, La Canal, Llejo, Pedral, Queserías, Mies del Valle,Arges, San Juan, Sierra Cumbreo, Socobio, El Soito, Las Cuevas, El Puerto.
Fernando y Carmen se adelantaron un poco, enveredados a la par por la mies adelante.
Estaba la mies en derrota, los ganados, libres, sesteaban soñolientos, se refocilaban en bárbaras persecuciones, o pacían en lentas cabezadas los brotes.
Conocía las amenazas de , el cual, apoyado por toda la huerta, juraba que aquel trigo no había de segarlo su sembrador, y Batiste casi olvidaba a sus hijos para pensar en sus campos, en el oleaje verde que crecía y crecía bajo los rayos del sol y había de convertirse en rubios montones de mies.
Miró Batiste vagamente hacia la parte de la ciudad, volviendo su espalda a la barraca de , que ahora se veía claramente, al quedar despojados los campos de las cortinas de mies que la ocultaban antes de la siega.
Doblegábanse los nispereros con el peso de los amarillos racimos cubiertos de barnizadas hojas, asomaban los albaricoques entre el follaje como rosadas mejillas de niño, registraban los muchachos con impaciencia las corpulentas higueras, buscando codiciosos las brevas primerizas, y en los jardines, por encima de las tapias, exhalaban los jazmines su fragancia azucarada, y las magnolias, como incensarios de marfil, esparcían su perfume en el ambiente ardoroso impregnado de olor de mies.
Destrenzados, sueltos, atados con una cinta de seda, se me antojaban un haz de mies madura.
Entre mi observatorio y esta mies, que descendía en rampa hacia los montes de enfrente, y muy inclinada al mismo tiempo hacia el río, un pedregal erizado de malezas y surcado de senderos y camberas de comunicación con el pueblo, cuyas casitas se veían, hechas un rebaño, en lo más alto de la mies, con la iglesia en medio, que parecía, y lo era en sustancia, su pastor.
Volvióse hacia las salladoras, pero éstas se alejaron camino de la mies.
Más adelante sucedió otro tanto con unas salladoras que iban a la mies, y un muchacho, que le seguía de puntillas, le tiró una piedra, que dio en las ancas del caballo, le llamó a voces ''perro judío'', y apretó a correr: acto que mereció el aplauso de las salladoras, las cuales no se contentaron con ensalzarle, sino que añadieron nuevas ''perradas'' a la perrada del muchacho.
Reuniéronse en la ya desierta braña de la iglesia, donde se veía la enorme calva, hecha por sus mismos y otros tan saltadores pies, en el fino, verde y tupido césped, muy cerca del negro montón de ceniza que había dejado allí, por todo rastro, la hoguera, y en alegre comparsa, por la burlona Tasia dirigida, encamináronse, alumbradas ya por los tibios rayos del sol naciente, a la mies cercana.
Silbaban como cien huracanes los chicos del campanario, sin cesar un punto de tocar las campanas, cuyos badajos había dejado a su disposición, y de muy buena gana, el campanero, y en los aires estallaba todavía algún cohete que otro, en los cuales ruidos provocadores la gente de la mies se sintió picada de la impaciencia, dio en la gracia de cortar con la azada tantos maíces como resallaba, convínose por unanimidad en que el estropicio consistía en el ''aquel'' de la fiesta, que ''aceleraba'' la mano, acordóse por los viejos dar suelta libre a los jóvenes, que ya no habían de hacer cosa con traza, y ahí tienen ustedes a las mozas tornando al pueblo, con las azadas al hombro, echando por parejas, cuando no por grupos de más de cinco, a gañote desplegado, los más alegres y regocijados cantares que habían resonado en el valle en todo el año.
Libros bien escogidos y muy adecuados, la ayudaban en tan delicada tarea, al cabo de la cual, Águeda halló su corazón y su inteligencia dispuestos al sentimiento y a la percepción, único propósito de su madre, pues no quería ésta a su hija erudita, sino discreta, no espigaba la mies, preparaba el terreno y le ponía en condiciones de producir copiosos frutos, sanos y nutritivos, depositando en él buena semilla.
y otros cien adornos semejantes, que el buen gusto del lector puede ir imaginando sin temor de alejarse de la verdad, y luego colocáramos una casita, agazapada debajo de su ancho alero, como tortuga en su concha, al socaire del bardal, otras dos parecidas, a la sombra de las higueras, cuatro o cinco, no mayores, detrás de los castaños, algunas con balcón de madera, aquí y allí compartiendo amistosamente con las más humildes el amparo del robledal o los sabrosos dones de los frutales, otras muchas, y cada una de por sí, arrimadas a la setura, de un ''solar'', o a la pared de un huerto, y en el centro de este ''ordenado'' y pintoresco ''desorden'', una iglesia modestísima alzando su aguda espadaña como pastor vigilante la cabeza para cuidar de su disperso rebaño, y, por último, subiéramos al monte frontero, y en una de sus cañadas tomáramos la linfa de un manantial, y la dejáramos descender a su libertad, y arrastrarse a las puertas de este caserío, y murmurar entre las lindes de dos huertos de la mala acogida que se le hiciera en las abiertas corraladas, hasta que después de refrescar las raíces de los álamos cercanos a la iglesia y hacer a ésta una humildísima reverencia que le costara un nuevo rodeo en su camino, se largara mies abajo, entre berros y espadañas, tendríamos, lector discreto, pintiparado a Valdecines.

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