Ejemplos con displicencia

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

y hasta la cobardía y displicencia de sus conciudadanos, valiéndose para ello de personajes como el cura:.
Él ha visto con despego y displicencia eso que hoy se llama la religiosidad externa o puramente ritual.
La indisciplina con los cánones consagrados, el apego a lo nacional y castizo, la repulsión a lo advenedizo y exótico, la displicencia para con el medio ambiente, la acritud e inexorabilidad para con los defectos sociales, la audacia satírica para flagelarlas, aun en las más altas esferas, y la osadía para emprender caminos nuevos, se encuentran en todos los literatos extremeños, con tal constancia y uniformidad, que da fisonomía peculiar y acentuadamente personal a nuestro genio literario.
Cuando la niña llegó a Rucanto, la instalaron regaladamente en el gabinete de Narcisa, entraba con ella en casa la abundancia, y tras la primera mirada inquisitorial y hostil, los sobrinos de don Manuel tuvieron para la intrusa una displicencia tolerante, única tregua de paz que se le concedió en aquella mansión belicosa.
Elena le miró fijamente sin turbarse y alzando los hombros profirió con displicencia:.
Aunque no creyese ni más ni menos en la aventura, a Tristán le irritó un poco tanta displicencia.
Su papá rumiaba tranquila y filosóficamente como un buey, su mamá, como siempre, se hallaba distraída, inquieta, en espera a cada instante de una desgracia, y en cuanto a Tristán es imposible que nadie pudiese mostrar en su rostro un gesto de displicencia y de tedio más señalado.
Gustavo Núñez se sentó en una butaca, encendió un cigarro y cruzando las piernas dijo con su habitual displicencia:.
Seguramente en ningún sitio donde no haya estadorepuso el pintor con su habitual displicencia.
Sobre esta fotografía se eleva, surgiendo del marco e inclinándose sobre el retrato, una fina y dorada pluma de pavo real, y esta pluma es como un símbolo de esta mujer altiva, desdeñosa, con su eterno gesto de displicencia que perpetuó Velázquez, que perpetuó Carreño, que perpetuó Del Mazo.
¿Y eso es todo?preguntó Luna con displicencia.
Currita salió a su encuentro, andando lentamente, diciendo con mucha displicencia:.
Encargó a Juanito de la dirección de la casa, y cada vez que éste le consultaba, respondía con displicencia:
Y al salir de la casa sintió tal pena de haberse expresado con displicencia y ardor, que le faltaba poco para derramar una lágrima.
Su máscara de misantropía y aquella displicencia de genio perseguido eran natural consecuencia de haber llegado al medio siglo sin encontrar su asiento, pues treinta años de tentativas y de fracasos son para abatir el ánimo más entero.
Empezó a menear la cabeza con displicencia, y echando miradas de desdén a una parte y otra, dijo: ¡Una portería! es poco.
La displicencia con que Millán y Leocadia comenzaron a mirarse, perdió con esto importancia a los ojos de Pepe: su verdadera preocupación fue la conducta de Tirso, y llegó a disgustarse tanto, que su amada Paz lo echó de ver en seguida.
Al sentir la molestia del vestir volviole el mal humor, y trajéronle un espejo para que se mirara, a ver si el amor propio y la presunción acallaban su displicencia.
No teniéndolo, aumentaban las sombras que envolvían su espíritu, y la lobreguez interior daba a su trato displicencia y amargura.
-Pues te repito el bofetón, sobrino -afirmó la señora con tanta energía como displicencia-.
-Caprichos y terquedades -repuso María con displicencia bastante irrespetuosa-.
-No está -repitió con cierta displicencia Sarmiento, cual si quisiera mortificar a su antigua vecina-.
Solo estoy yo perfectamente -dijo el viejo con displicencia-.
-Gracias, señora, no quiero recomendaciones -replicó el joven con displicencia.
Dirigíanle unas cuantas viejas, entre quienes descollaba por su displicencia, fealdad y decrepitud una tal madre Angustias, que usaba una caña muy larga para castigar a las niñas, y unas antiparras verdes que, más que para verlas mejor, le servían para que las pobrecillas no conocieran cuándo las miraba.
La displicencia atrabiliaria, el desdén amargo, la impasibilidad indiferente aparecieron entonces, y se apoderaron, por último, de su espíritu por completo.
literaria, contestó Oscar Sáenz con displicencia, desde.
con displicencia al médico de la corbata lila, de las patillas.
añadió con displicencia, una joya de.
Recapacitando y atando cabos, Bonis llegó a recordar que Serafina misma le había querido dar a entender, de tiempo atrás ya, que el nacimiento de su hijo, el de Bonis, era cosa que no debía tomarse con calor, el mismísimo Julio Mocchi, en cierta carta escrita meses antes desde la Coruña, le hablaba del asunto y de su entusiasmo paternal con una displicencia singular, con palabras detrás de las cuales a él se le antojaba ver sonrisas de compasión y hasta burlonas.

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