Ejemplos con bulliciosa

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Luego del descubrimiento de plata, el capitán Bullard colocó las calles de la nueva Silver City en la antigua granja, y una bulliciosa ciudad comenzó su vida.
Como algunos textos refieren, Alegre y bulliciosa pero sin alborotos ni notas mal sonantes.
Lo que antaño fuera una población muy activa y bulliciosa, con un gran auge comercial, se ha convertido en un pequeño y muy callado poblado que hoy lucha por mantenerse adelante.
La música pasa de una introducción con tambor miltar y cuerda a crecer velozmente, constituyéndose como una partitura bulliciosa y cargada de emoción.
María es competente, agradable, cínica, bulliciosa y leal.
Es la zona más comercial y bulliciosa del término municipal.
Quien visite Córdoba, encontrará una ciudad bulliciosa y llena de estudiantes universitarios.
El concierto exuda una atmósfera particularmente bulliciosa, incluso violenta.
Mas al poco rato surgió entre la bulliciosa juventud el proyecto de trasladarse al pueblo, hacer una excursión en borrico por los jardines de la Herrería, salvar la pequeña sierra que los separa de Zarzalejo y regresar desde este punto en el tren de las siete y media.
El sacerdote egipcio con quien Solón habló en el templo de Sais, decía al legislador ateniense, compadeciendo a los griegos por su volubilidad bulliciosa: Y Michelet ha comparado la actividad del alma helena con un festivo juego a cuyo alrededor se agrupan y sonríen todas las naciones del mundo.
Y la bulliciosa Chichí lo bautizó con un apodo, aceptado por la familia.
Eran las posadas con sus inocentes placeres y con su devoción mundana y bulliciosa, era la cena de Navidad con sus manjares tradicionales y con sus sabrosas golosinas, era México, en fin, con su gente cantadora y entusiasmada, que hormiguea esa noche en las calles , con su Plaza de Armas llena de puestos de dulces, con sus portales resplandecientes, con sus dulcerías francesas, que muestran en los aparadores iluminados con gas un mundo de juguetes y de confituras preciosas, eran los suntuosos palacios derramando por sus ventanas torrentes de luz y de armonía.
En la cubierta de paseo continuaba la bulliciosa feria.
La bulliciosa latinidad gozaba el privilegio sobre las otras castas de beber vino en las comidas dos veces por semana y tomar chocolate al amanecer otras dos veces, en vez del café habitual.
La gente menuda del pasaje fue la única que corrió bulliciosa al escuchar este primer anuncio de la fiesta.
Era una juventud bulliciosa, a la cual, el trabajo activo no impedía charlar, reir y cantar todo el día.
Su charla bulliciosa, sus frescas carcajadas despertaban a los vecinos que aún yacían entre las sábanas, les hacían sonreir beatamente trayéndoles al recuerdo otros días de San Antonio cuando la juventud chispeaba también en sus ojos y en la copa de la vida aún no había caído ninguna gota de hiel.
La alegre charanga del colegio sustituyó aquel día a las severas campanadas que arrancaban de ordinario a los alumnos de la profunda quietud del sueño de la infancia, para arrojarlos en los pequeños azares, inmensos para ellos, de la vida de estudiantes, cien vivas atronadores al padre rector se unieron al punto a los acordes de la música, y la alegría desbordada, la vida bulliciosa que rebosaba en aquellos cuerpecitos, inundó de repente dormitorios, pasillos y el colegio entero, yendo a estrellarse a las puertas de la capilla por una de esas rápidas mutaciones, increíbles en los niños, que prueban el poder inmenso de la disciplina y la fuerza irresistible que en toda multitud ejerce la autoridad que sabe hacerse amar y respetar.
Resultaba, pues, que la tertulia, tan bulliciosa antes, se hallaba casi siempre en cuadro.
Cesaron las de Andrés al tropezar con tal mujer: dejó la vida alegre y bulliciosa, y hasta el trato de sus amigos íntimos, no pensó desde entonces más que en servir y festejar a su ídolo.
Alegro y bulliciosa, muy dada a fiestas y saraos, encanto de toda buena sociedad, a los veinte años se tornó silenciosa, reservada, melancólica.
Para la festiva y bulliciosa señorita el amor era cosa muy grave y muy seria, con la cual no debía jugarse, sino algo, único en la vida, que se alcanza vivo, noble, duradero y dichoso, que asegura la felicidad o resulta malogrado, pasajero e infeliz, y al cual todo corazón bien puesto, toda alma elevada debe permanecer fiel en todos los instantes de la vida, hasta la hora de la muerte.
—Si en Aragón o Valencia, creía escuchar la bulliciosa jota, enérgica, brusca y apasionada, como aquellos pueblos indómitos, valientes y amantes de su clásica tierra.
Era su manera de expresar la alegría bulliciosa cuando estaba acostada.
La cena se acabó menos bulliciosa de lo que empezara: Primitivo hablaba poco, y Julián había enmudecido por completo.
La música es una especie de jota menos bulliciosa que las de Aragón y de una melancolía infinita.
Su meditación de religioso se quebrantaba con sus cavilaciones de hombre, y si la enérgica voluntad o el temor al peligro traían la oración a sus labios, entre los severos pensamientos del sagrado rezo se deslizaba un nombre de mujer, penetrando su imagen alegre y bulliciosa entre las austeras reflexiones, como entraría una maga en un coro de monjes.
Entrando el uno en la otra, parecía que la momia recibía por arte maravillosa el don de la vida, y bulliciosa saltaba fuera del húmedo sarcófagopara bailar en torno de él.
La separación de su hija, más aficionada a la vida bulliciosa de la Corte que a las soledades de Alcalá, le contraría mucho.
Las mujeres salían a las ventanas, los hombres a las puertas, y se oía un rumor lejano, como de muchedumbre inquieta y bulliciosa.

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