Ejemplos con abierta

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y ahora ya tiene el lector abierta la novela: no incurriré en la puerilidad de contar su argumento, me basta con haber contado mi impresión.
Tales piropos eran lo menos que se decían, entre el silencio más absoluto de la Cámara y la curiosidad febril de las tribunas, de las cuales se desbordaban racimos de humanas cabezas con los ojos fijos en los combatientes, las cejas arqueadas y la boca abierta.
No cabiéndole el susto en el corazón ni hallando sus pulmones aire bastante en el recinto de su despacho, salió en busca de su familia para desahogar con ella una parte siquiera de la angustia que le asfixiaba, pero no tuvo necesidad de recorrer mucho camino, porque a la mitad de él se tropezó con doña Juana, que venía buscándole, pálida, con la boca abierta, las manos sobre el cogote y los ojos extraviados.
Mi padre tenía una zapatería abierta en Santiago de Compostela.
¡Será preciso que mate a uno! ¡No me dejaréis morir en paz! ¡Malditos todos, que llegáis a esta puerta y no respetáis mi dolor! ¡Yo también seré maldito, porque vosotros no me dejáis morir arrepentido! ¡Mis horas están contadas! ¡Tengo ya la sepultura abierta! ¡Dejadme! ¡Toda la noche han aullado los perros! ¡Cierro los ojos para morir, y vuestras voces me despiertan! ¡Sois como las hienas, que desentierran a los cadáveres! ¡Tendré que mataros! ¡Dejadme, hienas y lobos y escorpiones! ¡Dejadme que muera y que la tierra caiga a puñados sobre mis ojos!.
Las mujeres señalaban con un dedo los ventanales de colores, los rosetones de las portadas, los guerreros dorados del reloj de la puerta de la Feria, las tuberías de los órganos, y quedaban inmóviles, con la boca abierta, en estúpida contemplación.
Escuchaban todos a Gabriel con la boca abierta por el asombro.
Atravesaban el arco del Arzobispo, y siguiendo la escalera abierta en el palacio, bajaban a la calle, entrando en la catedral por la puerta del Mollete.
¡A paseo, tío! ¡A hablar de esas cosas que tanto le animan, y que los pobres oyen con la boca abierta! Tenga cuidado al subir los escalones.
Acababa de pasar frente a su barraca y había visto luces por la puerta abierta Luego había oído gritos de desesperación, el perro aullaba.
Por la puerta abierta y lóbrega llegaba como un lejano susurro la respiración cansada de la familia, todos caídos, como muertos de la batalla con el dolor.
Ya veía su vivienda, con la puerta abierta é iluminada y en el centro del rojo cuadro los bultos negros de su familia.
¡A ver! agua, trapos, hilas, la botella de árnica que Teresa guardaba como milagroso remedio en su ¡moverse! el caso no era para estar todos mirándole con la boca abierta.
Por la ventana, abierta de par en par, entraban los aromas del jardín, el agua corría silenciosa por el sumidero del pilón, y de cuando en cuando, anunciador de la estación florida, preludiaba un jilguero su amorosa serenata.
Revueltos con ellos, iban los disfraces de siempre: mamarrachos con arrugadas chisteras y levitas adornadas con arabescos de naipes, bebés que asomaban la poblada barba bajo la careta y al compás del sonajero decían cínicas enormidades, diablos verdes silbando con furia y azotando con el rabo a los papanatas, gitanos con un burro moribundo y sarnoso tintado a fajas como una cebra, payasos ágiles, viejas haraposas con una repugnante escoba al hombro, y los tíos de ¡al higuí! golpeando la caña y haciendo saltar el cebo ante el escuadrón goloso de muchachos con la boca abierta.
Por ahora, era un muchacho distinguido, con buenas relaciones, y en cuanto a saber, algo sabía, pues apenas se iniciaba una discusión sobre toreros o pelotaris, dejaba a todo el mundo con la boca abierta.
Al pasar junto a la puerta de una de las habitaciones del entresuelo, Juanito la vio abierta y, lo que es natural, miró hacia dentro, pues todos los accidentes de aquel recinto despertaban en sumo grado su curiosidad.
Todas las luteras están paradas, señora porque, naturalmente, o se muere poca gente, o no les echan papeletas Hombredijo a su marido, haciéndole estremecer, ¿qué haces ahí con la boca abierta?.
Ido abrió la boca para emitir pronta y juiciosa respuesta a esta pregunta, pero su mujer tomó rápidamente la palabra, quedándose él un buen rato con la boca abierta.

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