Ejemplos con proscriptos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Oh! ¡Qué dulce será conseguir el perdón de los desgraciados para quienes se ha levantado la horca! ¡Qué inefable dicha correr en busca de la afligida madre, de la esposa, de la inocente hija, para decirles: por intercesión mía tenéis padre, tenéis marido, tenéis hijo ! ¡Abrir las puertas de la patria a los proscriptos, arrancar la vil soga de manos del verdugo, aplacar la ira de los furibundos jueces, derramar el bálsamo de la caridad en el irritado y endurecido corazón del mejor de los reyes!.
¿Qué fue de ellos? Unos vagaron proscriptos en tierra extranjera durante los diez años de Calomarde, otros perecieron en los aciagos días que siguieron a la triste victoria de los cien mil nietos de San Luis.
Tal vez no ha contribuido poco a que yo fuese impresionado de una manera tan agradable por las instituciones de Génova y Piamonte, la idea lúgubre que sobre el estado de estos países había recibido de las apasionadas pinturas, que los proscriptos italianos han hecho en los últimos tiempos.
-Ilusiones y engaño de los proscriptos.
-¡Bueno! Pero usted es para mí una reina, y debo y quiero pagarle el tributo voluntario con que suelen sostener los buenos súbditos a los reyes proscriptos.
Hoy he triunfado completamente, la palabra extranjero está proscripta de la prensa, proscriptos y obscuros andan los tres que de ella se hicieron un arma para vulnerarme en lo más íntimo que el hombre tiene: aquello que nadie tiene derecho a tocar, y ahora es posible recordar aquellas luchas que nos trajeron a tantos conmovidos, hostiles y preocupados.
Quinto Aurelio, hombre retirado de negocios, y a quien de aquellos males no cabía más parte que la que por compasión pudiera tomar en los de algunos que sufrían, yendo a la plaza, leyó la tabla de los proscriptos, y hallando su nombre: “¡Miserable de mí!- exclamó- lo que me persigue es mi campo del Monte Albano”, y a pocos pasos que había andado fue muerto por uno que iba en su seguimiento.
Y los entregados a la muerte por encono y enemistades eran un número muy pequeño respecto de los proscriptos por sus riquezas, así, los mismos ejecutores solían decir de los que perecían, como cosa corriente: a éste le perdió su magnífica casa, a aquel, su huerta, al otro, las aguas termales.
JUAN, que había calmado la inquietud de los proscriptos, tuvo que deplorar un suceso funesto.
A lo último, cuando, apoderado ya de la república, quitaba a muchos la vida, un hombre de condición libertina, que se creía ocultaba a uno de los proscriptos, y que, por tanto, había de ser precipitado, insultó a Sila, diciéndole que por largo tiempo habían habitado en la misma casa en cuartos arrendados, llevando él mismo el de arriba en dos mil sestercios, y Sila el de abajo en tres mil, de manera que la diferencia de fortunas entre uno y otro era la que correspondía a mil sestercios, que venían a hacer doscientas cincuenta dracmas áticas.
Impuso, además, al que recibiese y salvase a uno de los proscriptos, como pena de su humanidad, la de muerte, sin hacer excepción ni de hermano, ni de hijo, ni de padres, y señaló, al que los matase, el premio de dos talentos por tal asesinato, aunque el esclavo matase a su señor y al padre el hijo, pero lo que pareció más injusto que todo lo demás fue haber condenado a la infamia a los hijos y nietos de los proscriptos y haber confiscado sus bienes.

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