Ejemplos con pasando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Horas y horas, los silbidos seguirán pasando, en huír interminable.
Que le respondió el otro, pasando de largo y rebuscando ansioso callejuelas y rincones, como pastor que junta su rebaño.
Lo mismo tosía viviendo en las Claverías que pasando la noche en la catedral.
Después las lecturas belicosas de una poesía irresistible: Bonaparte, con su banderita, pasando el puente de Arcole entre las nubes de metralla, grande como un dios, luego, nuestros generales de ir por casa: Espartero en Luchana, O’Donnell en África, y sobre todos, Prim, el caudillo casi legendario, guiando con su sable los batallones en Castillejos: Yo quiero ser lo mismodicen los muchachos, adonde llega un hombre, bien puede alcanzar otro.
Sin el trono y el altar no somos nadie, y la prueba la tienes en lo que nos está pasando desde que tuvimos revoluciones.
Y pasando su vista del libróte a la puertecilla inmediata, exclamó:.
El famoso prelado don Rodrigo escribe la crónica de España, llenándola de prodigios para mayor prosperidad de la Iglesia, y hace historia prácticamente, pasando más tiempo sobre su caballo de guerra que en su silla del coro.
Molestado por este espionaje, Luna siguió adelante por el claustro, pasando ante las dos puertas que lo ponen en comunicación con el templo.
El jardín, que se extiende entre los cuatro pórticos del claustro, mostraba en pleno invierno su vegetación helénica de altos laureles y cipreses, pasando sus ramas por entre las verjas que cierran los cinco arcos de cada lado hasta la altura de los capiteles.
Primeramente se publicó en el folletón de , pasando casi inadvertida.
Luego, pasando ante el matón, continuó su camino, volviéndole la espalda con una confianza despectiva.
gritaba la animosa muchacha pasando su brazo por el asa de la cestita, y cerraba la puerta de la barraca, echando la llave por el resquicio inferior.
Caminaba perezosamente por las calles de la ciudad en los fríos crepúsculos de invierno, comprando los encargos de su madre, deteniéndose embobada ante los escaparates que empezaban a iluminarse, y al fin, pasando el puente, se metía en los obscuros callejones de los arrabales para salir al camino de Alboraya.
Un poco más allá sonaban las enormes tijeras en continuo movimiento, pasando y repasando sobre la redonda testa de algún mocetón presumido, que quedaba esquilado como perro de aguas, el colmo de la elegancia: larga greña sobre la frente y la media cabeza de atrás cuidadosamente rapada.
Metido en tan peligroso empeño, hasta abandonó sus campos, pasando los días en los senderos de la huerta con pretexto de cazar, pero en realidad para exhibir su escopeta y su gesto de pocos amigos.
Permanecía en la tienda lo menos posible, cuando no estaba en la Bolsa, pasaba las horas en el café, mediando en las riñas de alcistas y bajistas , con expresión de superioridad, enganchaba la e iba con Teresa, muy emperejilada, a pasear su nuevo lujo por la Alameda, entre los brillantes trenes, para que supieran más de cuatro que él también, aunque le estuviera mal el decirlo , era de la aristocracia, de la del dinero, que es la que más vale en estos tiempos, y hasta en su misma casa introducía reformas radicales, pasando la familia con violento salto de la comodidad mediocre a la ostentación aparatosa.
Doña Manuela, recogiéndose la cola de su bata teatral, bajó a la cuadra, no pasando de la puerta por miedo al caballo, que se revolcaba furioso.
El proyectil, pasando por entre los telares, rebotó sobre un poste, cayendo casi a los pies del tío.
Llegó a relatarle las aficiones de su infancia, el placer indefinible que experimentaba pasando horas enteras arrodillada ante un Cristo, rezando rosarios tras rosarios.
Y pasando por él una ráfaga de confianza, desarrollaba un panorama tan encantador a los ojos de su dependiente, que los instintos de comerciante rapaz despertaban en éste y se estremecía de pies a cabeza con el escalofrío de la ambición.
La señora siguió adelante, pasando por entre los puestos de la miel, donde aleteaban las avispas, apelotonándose sobre el barniz de las pequeñas tinajas.
Y subieron a la acera de la Lonja, pasando por entre los grupos de gente menuda que, con un dedo en la boca o hurgándose las narices, contemplaba respetuosamente los pastorcillos de Belén y los Reyes Magos hechos de barro y colorines, estrellas de latón con rabo, pesebres con el Niño Jesús, todo lo necesario, en fin, para arreglar un Nacimiento.
¿Cómo están por allá? Pasando, ¿no es eso? Mal vamos, hijo, doña Carmen anda mal, muy mal, la ida de esa chiquilla nos va a dar un disgusto.
Luego, pasando a la cuestión religiosa, decía sereno y reposado:.
Su elemento era la calle, el aire libre, la discusión, la contratación, el recado, ir y venir, preguntar, cuestionar, pasando gallardamente de la seriedad a la broma.
No quería el Delfín ser muy explícito, y contaba a grandes rasgos, suavizando asperezas y pasando como sobre ascuas por los pasajes de peligro.
¿Pues, y eso de que las cerillas se saquen de los huesos, y que el sonido del violín lo produzca la cola del caballo pasando por las tripas de la cabra?.
Yo soy rico di que soy inconstante La ilusión de lo pintoresco se iba pasando.
Vamos pasando hijo ¡Ay, que el de esta casa! No vuelvo a entrar más aquí Abur, abur.
Creía firmemente que Juan no daría nunca escándalos, y no habiendo escándalo, las cosas irían pasando así.

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