Ejemplos con exclamación

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Es también habitual en una situación informal el utilizar varios signos de interrogación y exclamación para un mayor énfasis:.
Este álbum es el primer lanzamiento del grupo canadiense después de su pequeña corrección en el signo de exclamación de su nombre, éste fue movido al final del You en lugar del Emperor que utilizaron hasta entonces.
Llevaban una marrana preñada y después de la procesión, se reunían en círculo, entonaban una plegaria y sacrificaban dicho animal y la plegaria constaba de cinco frases distintas, cada una de las cuales se repetía tres veces y de una exclamación final que se repetía cinco veces.
Nunca había dicho más, acompañando con la misma exclamación de su confuso pensamiento hacia Dios las alegrías y los dolores.
Eran alaridos prolongados y salvajes que cortaban como un grito de guerra el silencio misterioso: Y mucho más lejos, debilitada por la distancia, contestaba otra fiera exclamación:.
Pronuncié una exclamación adecuada, al arrojar la cerilla al suelo.
Rezaba con los ojos secos, rezaba a solas con su desesperación, fijando en la cruz una mirada de hipnótica tenacidad Allí estaba su hijo, tendido junto a sus rodillas, lo mismo que de niño, en la cuna, cuando ella, vigilaba su sueño La exclamación del padre estallaba también en su pensamiento, pero sin exasperaciones coléricas, con una tristeza desalentada.
Y su asombro, su sorpresa, no le permitieron lanzar otra exclamación.
Sus labios se separaron, lanzando una leve exclamación de sorpresa.
Ulises lanzó esta exclamación avanzando el cuello violentamente, como si quisiera despegar su cráneo del resto del cuerpo.
Ulises, que estaba dispuesto a no sorprenderse de nada en este viaje extraordinario, se limitó a una exclamación de alegría cortés.
¡Ah!¡sí! Y después da emitir por toda respuesta esta exclamación distraída, continuaba averiguando con avidez la vida anterior de su enamorado.
Y con esta exclamación cerraba y justificaba todo su pasado.
Aquella exclamación era un grito de afecto, de entusiasmo, y a la vez de un vago remordimiento que jamás había podido desechar de sí.
Al mismo tiempo, excitaban al compañero con sus gritos: rugían al doblarse por la cintura, señalando cada golpe con esta exclamación.
Y Aresti encerraba en esta exclamación toda la fuerza de su asombro.
La beata dejó escapar una exclamación de asombro, y con cierta compasiva admiración siguió a la dama con la vista, hasta verla desaparecer por la gótica puerta del antiguo solar de Loyola.
Una exclamación de entusiasmo acogió la abnegación del héroe, y el rector, extendiendo la mano con ademán imponente, dijo muy grave:.
Una exclamación general de asombro se escapó de todos los labios, ahogando el sordo rugido de rabia y despecho que hinchó la garganta de Currita Sobre el blanco terciopelo que forraba el interior destacábase, en toda su magnificencia, la obra maestra de Enrique de Arfe, el marco antiguo de plata cincelada que había regalado ella a Jacobo en aquel mismo estuche, con su propio retrato de reina japonesa Este había desaparecido, y veíase en su lugar otra extraña fotografía: representaba una camelia de tamaño natural, y echada sobre ella como sobre el alféizar de una ventana, aparecía el busto de una mujer, de la dama duende que todos conocían, apoyada la mejilla izquierda sobre ambas manos cruzadas, mirando al frente con provocativa insolencia, sacando la lengua con gesto de pilluelo redomado a todo el que mirase el retrato por cualquier lado que fuese, por debajo, leíase escrito con muy buena letra inglesa:.
Sorpresa causó, pues, aquella noche ver entrar al peludo diplomático en el caritativo taller de las hilas y acercarse a la condesa con la más risueña de sus caras y el más expresivo de sus gestos, ella dejó escapar al verle una ligera exclamación de infantil alegría, y acrecentó el pasmo de todos gritándole con sus mimitos más suaves:.
Pedro López creyó sucumbir de plétora de inspiración al dar cuenta en del gran baile de celebrado el lunes de Carnaval en casa de los excelentísimos señores marqueses de Villamelón Hay situaciones, hay espectáculos que el hombre comprende y admira con su instinto, pero no puede describir ni comentar con su talento, en tales casos, el poeta más grande, el escritor más maestro, es el que exhala el grito más natural, la exclamación más vehemente Por eso juzgó Pedro López la mejor manera de describir el mágico baile estampar al frente de una cuartilla un ¡¡¡Oh!!! profundo, un verdadero de pecho literario, y dejar todo lo demás en blanco.
Escapósele a aquella una leve exclamación de sorpresa, que el tío Frasquito pescó al vuelo, mas un azulado relámpago iluminó en aquel momento la escena, un inmenso diseño cromático, nacido en las alturas de la orquesta y resuelto en las profundidades de los bajos en un rumor apagado y fatídico, anunció la caída del rayo, y entre truenos y relámpagos y sublimes convulsiones de los instrumentos de cuerda, escapósele lo que Butrón añadía, pudiendo percibir tan sólo estas palabras dichas por el diplomático con grande insistencia:.
Y era lindísima: fisonomía suave y aristocrática, perfil correcto, labios ingenuos, expresivos, como entreabiertos levemente por una exclamación de sorpresa, las mejillas con los tintes de la rosa: la cabeza artística y gentil, el cuello delgado y donairoso.
—No comprendo esa exclamación, Marquesa.
Fortunata lanzó una exclamación de pasmo y maravilla.
Mas de repente, y cuando Jacinta se disponía a oír denegaciones categóricas, la abuela lanzó una fuerte exclamación de alegría, diciendo así:.
¡El Dulce Nombre! exclamó la Pacheco viendo entrar aquel adefesio, y todos los demás lanzaron una exclamación parecida al mirar al niño, con la cara tan completamente pintada de negro que no se veía el color de su carne por parte alguna.
Mas convencido de que no era error, lanzó otra exclamación más fuerte y al instante se enteraron todos, y Juan Pablo fue objeto de aclamaciones y plácemes, unos sinceros, otros con su poco de bien disimulada envidia.
¡De modo que quien había embriagado a la criatura era su propio abuelo! No supo replicar nada oportuno, ni siquiera lanzar una exclamación de censura.
Aquí cesó la referida exclamación del autor, y pasó adelante, anudando el hilo de la historia, diciendo que, visto el leonero ya puesto en postura a don Quijote, y que no podía dejar de soltar al león macho, so pena de caer en la desgracia del indignado y atrevido caballero, abrió de par en par la primera jaula, donde estaba, como se ha dicho, el león, el cual pareció de grandeza extraordinaria y de espantable y fea catadura.

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