Ejemplos con enrojecidos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los ojos enrojecidos, la lengua amarga, los nervios agotados por la noche de insomnio frío en el cuerpo y en el alma.
Sus muros, enrojecidos por al polvo de las minas de Alquife, presentan pocos huecos, destacando los tres que se abren en la planta superior de los lados este, sur y oeste.
Los muros del castillo son de sillarejo, realizados con piedra del lugar, enrojecidos debido al polvo de las minas de Alquife.
Y yo volví a verle, en mi imaginación, con la aureola radiante y los pies enrojecidos.
Al encontrar libre la salida vió don Marcelo a la pobre mujer con los ojos enrojecidos, la faz huesosa, el pelo en desorden.
Las casas dormían, pero detrás de las ventanas cerradas se adivinaba el insomnio de los ojos enrojecidos, la respiración de los pechos angustiosos por la amenaza próxima, la agilidad trémula de las manos preparando el equipaje de guerra, tal vez el último gesto de amor, cambiado sin placer, con besos terminados en sollozos.
Dos dedos enrojecidos por el tabaco sostenían un cigarrillo.
Doña Paula salió al cabo de una hora con los ojos enrojecidos de llorar, llevándose la mano al corazón, del cual padecía a menudo, en dirección a su cuarto, y se acostó.
Leyó algunas líneas, de dos o tres páginas solamente, luego cerró el libro y me abrazó estrechamente, besándome en la frente, él también con los ojos enrojecidos.
Después, enseñó al doctor el triturador del carbón, donde trabajaban las mujeres entre una nube de polvillo que las cubría la cara, dándolas un aspecto de grotesca miseria, con la boca llorosa y los ojos enrojecidos, en medio de su máscara negra.
Tenía los ojos enrojecidos, las facciones des-carnadas y con la piel tirante, como si hubiese llorado mucho.
Tenía los ojos enrojecidos, miraba duramente a todos lados y permanecía silencioso.
Sereno, podría estarlo, pero tenía los ojos enrojecidos, brillaba en sus pupilas una chispa azulada é indecisa, semejante a la llama del alcohol, y su cara iba adquiriendo por momentos una palidez mate.
El herido parecía estar mejor, los chicos, con los ojos enrojecidos por el insomnio, permanecían inmóviles en el corral, sentados sobre el estiércol, siguiendo con atención estúpida todos los movimientos de los animales encerrados allí.
Con los ojos enrojecidos por un sordo lloriqueo, iba la madre de un punto a otro de la alcoba cumpliendo lo dispuesto por los médicos, preparando los sinapismos que aplicaba por debajo de las sábanas a las míseras piernas del enfermo.
Mirábase al espejo por las mañanas, y en aquella consulta infalible notaba fláccidas y amarillentas sus mejillas, antes lozanas, la frente se apergaminaba, y tenía los ojos enrojecidos y llorones.
Y lo mejor del caso era que al salir de la cárcel no había abierto la boca, y únicamente al sumirse de nuevo tras el férreo rastrillo, pensando, sin duda, en los ojos enrojecidos y sin pestañas y en la mano huesosa y acariciadora, murmuraba, abatido, su lamento de los grandes dolores:.

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