Ejemplos con diremos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pablo parece referirse precisamente a la interperetación del antinomianismo en : Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, cómo viviremos aún en él?.
La medida o medición diremos que es directa, cuando disponemos de un instrumento de medida que la obtiene, así si deseamos medir la distancia de un punto a a un punto b, y disponemos del instrumento que nos permite realizar la medición, esta es directa.
Con respecto al tema de la recuperación de la vista, por boca de Amalia en sus Memorias diremos lo siguiente:.
¿Diremos que el descenso brusco de la lectura del barómetro explica la tormenta o que.
Limitándonos, pues, a lo único posible, diremos, y esto ante todo, que la nueva obra de Laferrère halló ya en su primer acto, o mejor dicho en sus primeras escenas, el éxito que para ella esperaba la mayoría, si no la totalidad del público, pues no bien comenzó su representación, el movimiento escénico, la viveza del diálogo, sobrio, cortado, ocurrente, la comparencia de personajes diversos con sus respectivos rasgos característicos, la rápida sucesión de episodios é incidentes ya cómicos, ya descriptivos, que aunque parecen desligados de la acción coadyuvan a ella eficazmente, todo, en fin, revelaba la facundia y la penetrante intención satírica del autor de Jettatore.
En cuanto a su aspecto diremos que es un perro alargado, robusto de extremidades cortas y fuertes, de pelaje áspero.
se puede ver claramente que a mayor velocidad , mayor tensión aplicada y manteniéndose la resistencia ohmica del tramo de cobre constante entonces la corriente será mayor , lo cual es lógico y además se desprende de la sencilla ecuación de la resistencia ohmica entonces diremos : mayor tensión mayor corriente mayor velocidad en el recocido.
En cuanto a la hidrografía diremos que las aguas superficiales en Socuéllamos carecen de relevancia.
En su opinión, sólo el fanatismo y la torpeza pueden poner un abismo entre la virtud antigua y la moderna, entre la virtud pagana y la cristiana: Bien se me alcanza que la pura y limpia virtud, virtud del cielo, está en la ley cristiana, ley de Dios, mas si los antiguos griegos y romanos practicaron gran parte de ella, diremos que no fue virtud, porque el Redentor no había aún venido al mundo?.
Es una forma de indicar direcciones, por ejemplo si un velero recibe el viento por su banda de estribor y más a popa de su través diremos que recibe el viento por la aleta de estribor.
Como aspectos negativos principalmente diremos que es un juego que requiere una máquina muy potenete, y que además está plagado de bugs.
Así, por ejemplo, si un objeto que recorra la curva describe alrededor del punto cuatro vueltas en sentido antihorario y finalmente una en sentido horario, diremos que el índice de la curva alrededor del punto p es tres.
Para explicar en que consistía, diremos que por estos años la enseñanza primaria, contaba con cuarto grado, la creación de este Consejo Escolar incorporaba en el ámbito de curso superior dos años más de estudio que después sería la enseñanza oficial quien incorporaría a quinto y sexto grado.
En matemática, y más concretamente en topología, diremos que dos embebimientos o encajes son isotópicos si podemos pasar de uno al otro a través de una serie de pasos intermedios, por medio de una deformación del espacio ambiente.
debido a esta situación, diremos que un argumento es deductivo es si la conclusión esta contenida de las premisas ya sea por su generalidad o su estructura.
Para que se vea con qué amenidad y galanura sabía tratar un asunto tan prosaico, diremos que en una ocasión escribía: Las mieles, sensibles a estas alteraciones, se pronunciaron en baja y no alcanzaron estabilidad y firmeza en sus precios hasta que los cafés, los cacaos y demás géneros ultramarinos lograron reprimir sus vivas oscilaciones.
Y cuando los ingleses lo dicen, ¡qué no diremos los españoles, y en particular aquellos que hemos vivido tanto tiempo bajo su influencia bienhechora!.
Acisclo le estaba urdiendo, empezó a trabajar en contra, saliendo del letargo, o mejor diremos del tranquilo y descuidado reposo en que su confianza y seguridad hasta allí le habían tenido.
¡Todo se sabe! Para que vea usted que nada ignoramos, le diremos lo que aquí se cuenta.
Guárdate tus carros de pedernal, que ya te los pondrán en la balanza el día del gran saldo final, ya sabes, cuando suenen las trompetas aquellas, sí, y entonces, cuando veas que la balanza se te cae del lado de la avaricia, dirás: Señor, quítame estos carros de piedra y cascote que me hunden en el Infierno , y todos diremos: no, no, no échenle carga, que es muy malo.
Sólo diremos que la deidad proclamó repetidas veces que aquel desenlace habia sido , y que si como cristiana se felicitaba íntimamente del buen término del asunto, como artista, no podia ménos de declarar que todo aquello era prosaico y vulgarísimo, y nada propio de un héroe de tanto corazon y arranque como ella habia supuesto al famoso.
Tan graves sucesos y acusadoras especies despertaron aquella mañana de su tranquilo sueño al noble y valeroso Venegas, el cual, no diremos que sin encomendarse a Dios ni al diablo, pero sí que dejándose llevar más de sus generosos arranques que de miedo a la vil calumnia, corrió a la casa incendiada, arengó a algunos albañiles, metióse entre el humo y el fuego, trepó al piso principal por una escalera de mano, llegó al despacho de D.
Diremos, pues, sucintamente, que D.
¿Quién diremos, señor, que es este caballero que vuesa merced nos ha traído a casa? Que el nombre, la figura, y el decir que es caballero andante, a mí y a mi madre nos tiene suspensos.
Pues, ¿qué diremos, señor respondió Sancho, a esto de parecerse tanto aquel caballero, sea el que se fuere, al bachiller Carrasco, y su escudero a Tomé Cecial, mi compadre? Y si ello es encantamento, como vuestra merced ha dicho, ¿no había en el mundo otros dos a quien se parecieran?.
Pues, ¿qué hermosura puede haber, o qué proporción de partes con el todo y del todo con las partes, en un libro o fábula donde un mozo de diez y seis años da una cuchillada a un gigante como una torre, y le divide en dos mitades, como si fuera de alfeñique, y que, cuando nos quieren pintar una batalla, después de haber dicho que hay de la parte de los enemigos un millón de competientes, como sea contra ellos el señor del libro, forzosamente, mal que nos pese, habemos de entender que el tal caballero alcanzó la vitoria por solo el valor de su fuerte brazo? Pues, ¿qué diremos de la facilidad con que una reina o emperatriz heredera se conduce en los brazos de un andante y no conocido caballero? ¿Qué ingenio, si no es del todo bárbaro e inculto, podrá contentarse leyendo que una gran torre llena de caballeros va por la mar adelante, como nave con próspero viento, y hoy anochece en Lombardía, y mañana amanezca en tierras del Preste Juan de las Indias, o en otras que ni las descubrió Tolomeo ni las vio Marco Polo? Y, si a esto se me respondiese que los que tales libros componen los escriben como cosas de mentira, y que así, no están obligados a mirar en delicadezas ni verdades, responderles hía yo que tanto la mentira es mejor cuanto más parece verdadera, y tanto más agrada cuanto tiene más de lo dudoso y posible.
Lo que vuestra merced puede hacer, y es justo que haga, es mudar ese servicio y montazgo de la señora Dulcinea del Toboso en alguna cantidad de avemarías y credos, que nosotros diremos por la intención de vuestra merced, y ésta es cosa que se podrá cumplir de noche y de día, huyendo o reposando, en paz o en guerra, pero pensar que hemos de volver ahora a las ollas de Egipto, digo, a tomar nuestra cadena y a ponernos en camino del Toboso, es pensar que es ahora de noche, que aún no son las diez del día, y es pedir a nosotros eso como pedir peras al olmo.
Pues, ¿qué diremos de Gasabal, escudero de don Galaor, que fue tan callado que, para declararnos la excelencia de su maravilloso silencio, sola una vez se nombra su nombre en toda aquella tan grande como verdadera historia? De todo lo que he dicho has de inferir, Sancho, que es menester hacer diferencia de amo a mozo, de señor a criado y de caballero a escudero.
Señor caballero replicó el mercader, suplico a vuestra merced, en nombre de todos estos príncipes que aquí estamos, que, porque no encarguemos nuestras conciencias confesando una cosa por nosotros jamás vista ni oída, y más siendo tan en perjuicio de las emperatrices y reinas del Alcarria y Estremadura, que vuestra merced sea servido de mostrarnos algún retrato de esa señora, aunque sea tamaño como un grano de trigo, que por el hilo se sacará el ovillo, y quedaremos con esto satisfechos y seguros, y vuestra merced quedará contento y pagado, y aun creo que estamos ya tan de su parte que, aunque su retrato nos muestre que es tuerta de un ojo y que del otro le mana bermellón y piedra azufre, con todo eso, por complacer a vuestra merced, diremos en su favor todo lo que quisiere.

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