Ejemplos con ciclópeos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los ejemplos más típicos de la arquitectura incaica se encuentran en la ciudad que fue su capital, Cuzco, que estaba protegida por Sacsayhuamán o fortaleza rodeada de tres murallas en zig zag, formadas por bloques ciclópeos, que se conserva todavía en muy buen estado.
Los primeros elementos defensivos que se advierten en el Cerro de Santa Catalina datan de la época ibérica, son restos ciclópeos situados en la ladera septentrional del cerro y correspondientes a un oppidum, y relacionado espacialmente con el cercano asentamiento de Puente Tablas, del cual habría absorbido su población tras un primer abandono de este último que se aprecia en la transición entre el siglo IV a.
y finales del XIII cuando las acrópolis micénicas, a la sazón residencias reales, se rodearon de imponentes murallas de bloques ciclópeos, más o menos bien labrados y colocados sin mortero.
No bien hemos echado a andar, ya estamos escalando la gigante mole, y sus ciclópeos estribos nos presentan escalonadas las recias olas de arcilla y de arena que hace miles de años están bajando sin cesar de los flancos de la Sierra a impulso de los aluviones.
Entretanto el fiero calabrés repetía sus golpes ciclópeos, sin cuidarse.
Pasaban carros de todas formas y dimensiones: unos largos, como escaleras horizontales con ruedas, atestados de barricas o de barras de hierro que cogían medio bulevar, otros cuadrados, de macizas ruedas, con cantos ciclópeos, tirados por una teoría de caballos gigantescos que iban paso a paso sacudiendo el crinoso cuello.
En casi todos los barrios se veían andamios y albañiles, carros que arrastraban cantos ciclópeos y se oían martillazos estridentes sobre hierros y maderas, chirriar de sierras que cortaban piedras, rechinar de grúas, y gritos y latigazos de carreteros.
En medio de estos planes ciclópeos, aún tiene espacio y fuerza libre para dar suelta a la jovialidad de la invención en mil ingeniosos alardes, y así como Apolo Esminteo no desdeñaba cazar a los ratones del campo con el arco insigne que causó la muerte de Pythón, así Leonardo emplea los ocios de su mente en idear juguetes de mecánica, trampas para burlas, pájaros con vuelo de artificio, o aquel simbólico león que destinó a saludar la entrada a Milán del Rey de Francia, y que, deteniéndose después de avanzar algunos pasos, abría el pecho y lo mostraba henchido de lirios.
Pero veía un gran marco de ébano cuyos biseles paralelos retrepaban hacia un cielo raso blanquísimo, que volcaba su luz de yeso sobre una marina: cierto siniestro puente de madera, bajo cuyos contrafuertes ciclópeos hervía una multitud de hombres borrosos, manchados por sombras rojizas, y que acarreaban grandes bultos frente a un proceloso mar.

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