Ejemplos con casaban

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Durante la Guerra Fría entraron pequeños grupos desde Rusia, que se casaban con colombianos estudiantes en ese país.
Las encerradas se hacían cuando se casaban viudos o viudas.
A pesar que la mayoría de las historias de los kitsune que se transformaban en humanos y se casaban con varones, esta historia en particular no terminaba de manera trágica:.
Ese día ninguna moza soltera pasaba por tal lugar ni con el pensamiento, de hacerlo, no se casaban.
Las mujeres de las clases menos acomodadas se casaban a una edad más madura, ya que no era tan fácil conseguir la dote.
Fuera del Pale, los señores hiverno-normandos se casaban con familias nobles celtas, adoptaban la cultura irlandesa y se ponían del lado de los celtas en asuntos militares y políticos en lo que respectase al Señorío de Irlanda.
Estos sectarios no se casaban y vivían en común, como los moravos y trabajaban poco pero sin admitir ningún salario.
También fray Gregorio García daba noticias de ese tipo, como que algunos hombres se vestían como las mujeres y si algún padre tenía cinco hijos al menor lo vestían como una mujer, lo instruían en sus labores y lo casaban como a una muchacha, aunque incluso en Nueva España despreciaban a los indios afeminados y mujeriles.
Unos meses más tarde, sus mejores amigos se casaban y a él no lo invitaron.
Así entre los indios mojave se llamaban hwames y se casaban con otras mujeres, de las que criaban a los hijos, tomando el rol de padres.
La simplicidad del sistema llevó a Morgan a suponer que delataban la existencia de un tiempo muy remoto, en el origen de la familia, en el que los hermanos se casaban con sus propias hermanas.
Muchos principales usaban el don antes de sus nombres, poseían caballos y asnos y el derecho de montarlos, tenían permiso de usar ropa española y los frailes los bautizaban, los casaban, evangelizaban y hasta los instruían en las leyes y política de la sociedad novohispana.
En algunas zonas, no ponían chapines a las doncellas hasta el día que se casaban por lo que también era indicativo de su estado civil.
Los reyes se casaban con reinas y las pastoras con pastores.
Las hijas de los se casaban en la Península con hombres notables o de gran fortuna, pero en la isla apenas encontraban quien aceptase su mano y sus riquezas.
El misterio del Océano los retenía allí, y se casaban con isleñas hijas de europeos, constituyendo nuevas familias de marinos.
Algunos, a la hora en que sus madres, vistiendo zagalejos de roja bayeta, daban de comer a las gallinas en sus corrales de Extremadura y Andalucía, se casaban, lo mismo que los caballeros andantes, con grandes princesas de tez pálida y ojos oblicuos, criaturas de enigma y ensueño que llevaban sobre la frente la borla multicolor de la autoridad y en el pecho áureas placas con sagrados jeroglíficos.
En aquella tierra donde se casaban las fortunas y era para muchos la única carrera un buen matrimonio, ¿qué pensarían de un ingeniero pobre que ponía los ojos nada menos que en la hija de Sánchez Morueta?.
Bruno llegó diciendo que Cristeta no podía venir: aquella noche se casaban Su Majestad y Alteza, y aunque la camarista jubilada no tenía oficial puesto en la ceremonia, era su deber personarse en Palacio desde media tarde, atenta a cualquier incumbencia que a las señoras pudiera ocurrirles.
En medio, pues, de esta familia universal se destacaba el tío Frasquito, hacía medio siglo, viendo desfilar generaciones y generaciones, legítimas o espurias, de sobrinos y sobrinas que nacían y crecían, se casaban y multiplicaban, se morían y se pudrían, sin que, abroquelado él tras el corsé apretadísimo que sujetaba las insolentes rebeldías de su abdomen, hubiese pasado jamás de los treinta y tres años, los suyos, semejantes a las semanas de Daniel, eran años de años, aunque más complacientes que aquellas, se alargaban o encogían según demandaban las circunstancias.
Don Eugenio y don Juan estaban escandalizados, diciéndose que el buen conocía perfectamente a su hija, y aunque los dos tenían poco afecto al médico, experimentaron cierta satisfacción al saber que la viuda y el primo se casaban apenas transcurriera el plazo marcado por la ley.
No son estos tiempos como los míos, en que no la corría ningún chico del comercio, y nos tenían a todos metidos en un puño hasta que nos casaban.
La ponían en un convento para moldearla de nuevo, después la casaban y tira y dale.
No era obstáculo para esto la niñez más bien moral que física de don Diego, pues siendo entonces costumbre emparentar lo más pronto posible a los mayorazgos, los casaban fresquitos y antes que tuvieran tiempo de asomar las narices por las rehendijas de la puerta del mundo, donde al decir de D.
Ellos dijeron que los caballeros de la nacion vizcaína por la mayor parte se casaban en su patria, y que no por menosprecio, pues no era posible, sino por cumplir su loable costumbre y la voluntad de sus padres, que ya los debian de tener casados, no aceptaban tan ilustre ofrecimiento.
Despidiéronse los dos cortésmente: él con lágrimas en los ojos, ella con admiracion en el alma de ver tan rendida a su amor la de Ricaredo, el cual levantado del lecho, al parecer de sus padres por milagro, no quiso tenerles mas tiempo ocultos sus pensamientos, y así un dia se los manifestó a su madre, diciéndole en el fin de su plática, que fué larga, que si no le casaban con Isabela, que el negársela y darle la muerte era todo una misma cosa: con tales encarecimientos subió al cielo las virtudes de Isabela Ricaredo, que le pareció a su madre que Isabela era la engañada en llevar a su hijo por esposo.
Todo ello era natural, y los matrimonios tenían pequeños, que para eso se casaban las gentes.
Acercándose a su padre en las largas tardes estivales, mientras la madre, silenciosa por costumbre adquirida, hilaba mecánicamente, la doncella preguntaba al viejo aventurero: «¿Cómo eran las Indias? ¿Qué había visto y hecho en aquellas tierras tan distantes? ¿Había allá iglesias? ¿Había ciudades? ¿De qué color eran las gentes? ¿Iban vestidos como nosotros? ¿Eran las mujeres bien parecidas? ¿Cómo se casaban? ¿Cómo rezaban? ¿Cómo trabajaban?».
¡Y que se casaban con ella! ¡Como si fuera tan linda!.

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