Ejemplos con casacas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los casacas rojas eran el sobrenombre dado a los soldados ingleses, debido a que su uniforme tanto ceremonial como de batalla se caracterizaba por tener una casaca de color rojo.
Las guerras más importantes en que los casacas rojas estuvieron presentes, fueron en la guerra contra Francia en América del Norte, donde los casacas rojas británicos triunfaron sobre los soldados franceses.
Además los británicos se volvieron cada vez mas hostiles contra los indios y cada vez se hacían mas grande la casería de traidores hacia el imperio ya no solo eran indios sino piratas, y gente diversa que estaba molesta por su trato como chinos y negros, y los casacas rojas ejecutaban castigos y ejecuciones cada vez mas fuertes para dar a entender sobre la superioridad del imperio británico.
Y cada vez se libraban batallas más fuertes tanto en tierra como en mar entre los experimentados soldados ingleses y los corsarios y piratas y como acto o decreto por la corona cualquiera que quisiera comerciar en el mar indio tenía que pagar tarifas portuarias a la compañía este método principalmente fue utilizado para poder cazar y exterminar cualquier nave o comerciante que no pagara o cumpliera con las normas que los casacas rojas ejercían por medio de su compañía.
Los pigmentos producidos a partir de la cochinilla les dieron a los cardenales de la Iglesia Católica sus características vestimentas de intenso color y a los casacas rojas ingleses sus distintivos uniformes.
Las casacas venía abrochadas en el punto de arranque del cuello y se desabrochaban solo por comodidad.
No se veían más que señores que desalados corrían a las oficinas, a empaquetar legajos, y después a sus casas, con medio palmo de lengua fuera, a guardar las casacas, el que las tenía, y los trapitos de ceremonia.
Los papanatas asombrábanse ante las casacas blancas y las cruces rojas de los caballeros de las órdenes militares, honrados y pacíficos señores, panzudos los más de ellos, que hacían pensar en el aprieto en que se verían si por un misterioso retroceso de los tiempos tuvieran que montar a caballo para combatir a la morisma infiel.
Al lado de las casacas blancas con solapa negra, carmesí o azul que vestían la mayor parte de los regimientos de línea, al lado de las levitas azules con bandolera que vestían los walones y los suizos, veíamos los chaquetones de paño pardo con que se cubría la gente colecticia.
No se sabe dónde adquirió el mancebo tan extraordinaria destreza, pero es lo cierto que componía las casacas de su amo y hacía como nuevas las más viejas y raídas, prodigio en que la tijera y la química obraban de común acuerdo.
Por otro lado, descollaban las pelucas blancas, las casacas bordadas y las camisas de chorrera, allí una dama con un perrito que enderezaba airosamente el rabo, acullá una vieja con un peinado de dos o tres pisos, fortaleza de moños, plumas y arracadas, en fin, la galería era un museo de trajes y tocados, desde los más sencillos y airosos hasta los más complicados y extravagantes.
No acertaría a decir lo que era un carnaval en aquellos tiempos de gozo, en que buscábamos para las comparsas y sus disfraces los arreos de nuestros antepasados, los tricornios mugrientos que habían corrido la tuna, las casacas moradas que habían asistido al recibimiento de la Reina María Luisa, las chupas de raso bordadas con guirnaldillas de rositas, los enormes relojes competidores de los que sonaban en las torres, los guardapiés de tisú, las pelucas empolvadas, los mil objetos con que hoy comerciaría un anticuario y que nosotros aderezábamos de pintoresca manera, sin otro consejo que el capricho de nuestra desenfrenada fantasía, ni más fin que divertirnos todos, viéndonos los unos a los otros por las calles en una broma continua.
empolvadas pelucas, las chorreras de encajes, las casacas de.

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