Ejemplos con bambolla

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

ya veis lo que hemos sacado desde que vivimos aquí: bambolla, mayor gasto, esperanzas fallidas, los pies fríos y la cabeza caliente.
¿No querías Madrid, y grandezas muchas y suposición? Pues tomad Madrid, tomad bambolla de corte, pedid más miel, que más se os dará.
Tú, gran bestia, marido mío, toma Madrid, toma bambolla: tus hijas , y yo.
¡Valiente posición! Compadeció la ignorancia de la joven y estuvo próximo a decirle que todo aquel lujo era imbécil fatuidad, pura bambolla, pero sintióse dominado por sus temores de niño sumiso y obediente, y hasta en el vacilante resplandor del inmediato farol creyó ver el rostro de mamá contraído por un gesto de indignación majestuosa.
No hay que hacer aspavientos de honor y demás bambolla.
-Sí: cuando estaba mejor para esconderse debajo de una escalera y purgar allí ese pecado tan gordo de su bambolla.
En público, el aspaviento, el bombo mutuo, la bambolla, la arenga resonante y ventosa en que se preconiza el heroísmo, la libertad, el honor, la pureza de las costumbres, la piedad, la religión y la patria.
y en otros muchos de menos importancia, yo también creí que nos llovía en casa un pedazo del cielo casando a Irene con ese badulaque, yo también pensé que por la bambolla de ser duquesa mañana u otro día, entraría con todas hoy de buena gana, aunque al principio se le atragantara un poco el noviazgo ese.
Con el instinto de los merodeadores callejeros, que rara vez se equivocan al juzgar la posición social de una mujer, adivinaban la honradez y la estrechez, las pretensiones y la bambolla.
La Holanda, llamando a los ingleses para emanciparse de la tiranía española, los Estados Unidos admitiendo los servicios de la Francia para obtener su independencia, la España, lanzando de su seno con ayuda de los ingleses, a esa Francia que entonces como ahora, había logrado penetrar en el territorio ajeno por la puerta de la felonía y de la traición, a esa Francia que entonces como ahora, pretendió hacer una colonia de una nación independiente y fundar un simulacro de trono que le sirviese de escabel para sentar su planta y de apoyo para extender su influencia y su dominación, a esa Francia que entonces como ahora, era víctima y cómplice, a la vez, de la tiranía de un Bonaparte, de un Bonaparte, señores, cuyo nombre sólo es un programa completo de usurpación y de retroceso, de guerras y de conquistas, de tronos improvisados y hundidos en la nada, de bambolla y de charlatanismo y, por último y como resultado final, de baldón y oprobio para su nación! La España, repito, los Estados Unidos y la República holandesa, no mancillaron su nombre ni comprometieron su autonomía, ni siquiera empañaron el brillo de sus heroicos esfuerzos.
Y si no lo estuviera, ¿cómo había de permitir estas guerras estúpidas, que no son más que bambolla y quijotismo? ¿Qué ventajas nos da el sin fin de bombas y granadas que hemos tirado contra esos infelices?.
Busca el boato, la bambolla, y así como otras se pintan la cara para ser más bonitas, Leona se pinta el alma con la ilustración para que se enamoren de ella los Duques, los Príncipes y hasta los mismos Reyes.
-No alborotar, no hacer ruido -volvió a decir Poleró, creyendo que la expulsión se debía verificar con menos bambolla-.
Si no mienten mis apuntes, eran quinientos duros los al año asignados para tal bambolla.
¿De dónde su pastor, cuyos emolumentos apenas alcanzaban para un mal puchero, había sacado para tanta bambolla? Aquello era de hacer perder su latín al más despierto.
Desde entonces quedó en el Perú como refrán el decir por todo aquel que no practica lo que aconseja u ordena: «Alcalde de Paucarcolla, nada de real y todo bambolla».
Desgraciado es el pobre que, por respetos humanos, necesita andar en hábitos y holganzas de rico, para sostener el prestigio de un don de bambolla que heredó de sus mayores, como censo irredimible.
Por pura bambolla, apechugó tu hermano con los rudimentos de la carrera diplomática, y por obra de misericordia y milagros de mis influencias, ingresó en ella tiempos andando.
, ¡y casi siempre la bambolla y la lujuria, de más cerca o de más lejos, danzando en los enjuagues del dinero y en las angustias del plazo! Y esto en su casa, donde el interés no era rosca que asfixiaba al deudor, donde había prórrogas para los apuros, y eran los préstamos favores de amigo más que negocios de prestamista inexorable.
, ¡a quién ofendía con ello! ¡Y a mi se me amontonaban en tropel las respuestas que estaban reclamando aquellas preguntas inconcebibles en labios tales, corolarios artificiosos, o, cuando menos, muy mal deducidos de unas teorías repugnantes a mi naturaleza de mujer de honradas inclinaciones y a mis sentimientos de enamorada! Y pude dominar mi indignación, por respeto a las intenciones de mi madre, que no eran, que no podían ser las que cualquiera tendría derecho a leer en la letra descarnada de sus precedentes advertencias, encomios y recomendaciones, cualquiera menos yo, que conocía hasta qué punto cegaban a aquella señora las pompas y vanidades del mundo, y con qué facilidad transigía con los riesgos más graves, si la costumbre los autorizaba y si sus planes de bambolla los pedían.
»-Simón -continuó diciendo-, no sé si es todo lo leal y sencillo que parece, o si de nuestro río revuelto ha logrado sacar las buenas ganancias que se le ven, y otras mayores que, según dicen, están ocultas, por de pronto, me consta que a tu padre le daba buenos consejos, y que él no quería tomarlos en consideración: tenía el pobre bastante bambolla, y esto le perdía.
En aquella memorable noche, ¡con qué lentitud corrieron para mí las primeras horas de ella! Desde la muerte de mi padre me acompañaban a la mesa dos solteronas, primas de él, y no muy sobradas de recursos, aunque sí de bambolla: los parientes más cercanos que me quedaban por la rama paterna, pues por la materna los había tan próximos y más abundantes, según mis noticias, aunque yo no los conocí jamás, porque, también según informes oficiosos, hubo invencible empeño en ello de parte de quien tenía el deber de empeñarse en lo contrario.
Había serias discrepancias entre los doctores más sonados de Madrid sobre si aquellos dolores lentos, profundos y angustiosos, eran simplemente neurálgicos o reumáticos, o acusaban la presencia de un cáncer inextirpable, por lo cual era de suma urgencia que la enferma saliera a tomar estas aguas, aquellos aires y los gases de más allá, y como lo uno estaba en el Pirineo francés, y lo otro en Suiza, y en Alemania y en los confines del mundo lo restante, y, además, era de rigor una detenida consulta con las celebridades médicas de París, la expedición resultaba larga, doblemente por las precauciones y comodidades que exigía el estado lamentable de la marquesa, cuyo médico de cabecera, un hombrecillo ya viejo y de gran experiencia, que la quería mucho, porque casi la había visto nacer, la aconsejaba que tuviera juicio, pues ya estaba en edad de ello, que se quedara quietecita en su casa, limpiándola antes de ruidos y de bambolla, que se acostara tempranito y se levantara tarde, que se curara de la maña inocente de disimular sus vanidades con exigencias de la necesidad, y que no tentara a Dios metiéndose en aventuras como la que iba a acometer, porque ese era precisamente el camino más breve que podía elegir para irse por la posta al otro mundo.
De modo y manera, que fabriqué mi casa, como usted sabe, y me encerré en ella, atenido a cuidar de mis peculios y a vivir con algo de ellos, pues del total del rédito me sobra, sin que sea bambolla, más de la mitad.
porque ya le he dicho, camará, que no soy tentado de la bambolla, que no quiero guerra, ni que por mí se indisponga la gente: el que más valga, buen provecho le haga y con Dios se vea.
Ya que no la guitarra, la pereza nacional nos absorbe los cinco sentidos, y sólo cuando el hambre aprieta, o la bambolla empuja, o la curiosidad nos mueve, sacudimos la modorra.
Dichos Gazapines son gente de mucha bambolla y de poco trigo, y en cuanto al vástago de que le habrán hablado a usted es un perdido que ya ha estado seis veces en la cárcel.
Ama los relumbrones y la bambolla, y por eso ha formado siempre en procesiones de rúbrica, donde las ''cruces y los pendones'', aunque sean de cofradía, representan el estado mayor.
La bambolla de un hidalguete de aquella casta, que volvió de México a principios del siglo pasado, labró sobre los cimientos del solar antiguo la casa que acabamos de ver, con la mayor parte del dinero que traía.
Da el otro extranjero en caballerear, bizarrear y servir a damas y traer mucha bambolla y fausto, falta a los negocios y pierde el crédito y lo que pecaron los miembros genitales lo paga el inocente culo.

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