Ejemplos con aprehendió

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El joven Humberto Hernández-Medrano fue uno de los alumnos del destacado Taller de Composición de Carlos Chávez, en el cual aprendió y aprehendió la música: su sempiterna acompañante.
Una vez en el palacio, Yermo aprehendió a Iturrigaray y a su mujer, acusándoles de fraude a la corona, de sabotaje y de intentar sublevarse en contra del rey.
Tras el triunfo de los realistas, se aprehendió a Mariano Matamoros, quien era por entonces el brazo derecho de José María Morelos y que trató de huir del campo de batalla, siendo aprehendido por un cadete realista de nombre Leoncio Rodríguez.
Aprehendió a leer y a escribir en la escuela de su pueblo natal, y luego trabajó como jornalero en la hacienda de Tenextepango.
Manche se cayó en el patio de la prisión dónde es aprehendió por los guardias.
Confiado en el creciente poderío de los militares en el gobierno general, Monterde aprehendió al senador Trías y más tarde lo desterró de Chihuahua.
Mientras tanto, la policía aprehendió un barco lleno de armas y explosivos ancladas en el muelle Mazgaon fuera del puerto de Mumbai.
Aprehendió al general Manuel M.
El gobierno actuó rápidamente contra los indígenas, sin discriminación alguna: aprehendió y sacrificó a los caciques de Motul, Nolo, Euán, Yaxkukul, Chicxulub, Acanceh y otros sitios, pero las poblaciones del Sur y el Este fueron cayendo en poder de los rebeldes, que dieron muerte a los habitantes e incendiaron los caseríos.
-¿En poder de quién está Navarro? ¿Conoce usted al jefe de la columna que lo aprehendió, o al gobernador de Estella?.
El dinero que les aprehendió lo declaró legítima presa, y, poniendo las personas en prisión en Pérgamo, se fue en busca de Junio, que era quien mandaba en el Asia, porque a éste le competía castigar a los apresados, pero como Junio pusiese la vista en el caudal, que no era poco, y respecto de los cautivos le dijese que ya vería cuando estuviese de vagar, no haciendo cuenta de él se restituyó a Pérgamo, y reuniendo en un punto todos aquellos bandidos los puso en un palo, como muchas veces en chanza se lo había prometido en la isla.
El fanático don Pedro Antonio de Castro y Andrade, conde de Lemos, marqués de Sarriá y de Gátiva y duque de Taurifanco, que cifraba su orgullo en descender de San Francisco de Borja, y que, a estar en sus manos, como él decía, habría fundado en cada calle de Lima un colegio de jesuitas, apenas fue proclamado en Lima como representante de Carlos II el Hechizado, se dirigió a Puno con gran aparato de fuerza y aprehendió a Salcedo.

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