Ejemplos con viciosa

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Especialista en el mediofondo español, durante un tiempo estuvo considerado el sucesor de Fermín Cacho, si bien la longevidad deportiva de este y la irrupción de atletas como Isaac Viciosa primero y Reyes Estévez después acabaron por ensombrecer su carrera que llegó a su cenit con la consecución de dos medallas de plata en un mundial y en un europeo de pista cubierta.
Ningún cronista pasa por alto su fama de persona violenta, viciosa, prepotente y despilfarrador.
Ya que sus gustos depravados no podrían ser solucionados ni con los mejores propositos de una mujer viciosa.
Según la leyenda, la villa debe el nombre de La Malcontenta por una dama de la casa Foscari, encerrada entre sus muros en soledad porque, según se alegaba, ella no cumplía su deber conyugal y tenía una conducta viciosa.
En consecuencia el humanismo debía restaurar todas las disciplinas que ayudaran a un mejor conocimiento y comprensión de estos autores, a los que se consideraba un modelo de humanidad más puro que el contaminado por la viciosa Edad Media, para recrear las escuelas de pensamiento filosófico grecolatino e imitar el estilo y lengua de los escritores clásicos, y por ello se desarrollaron extraordinariamente la gramática, la retórica, la literatura, la filosofía moral y la historia, ciencias ligadas estrechamente al espíritu humano, en el marco general de la filosofía: las artes liberales o todos los saberes dignos del hombre libre frente al dogmatismo cerrado de la teología, expuesto en sistemáticos y abstractos tratados que excluían la multiplicidad de perspectivas y la palabra viva y oral del diálogo y la epístola, típicos géneros literarios humanísticos, junto a la biografía de héroes y personajes célebres, que testimonia el interés por lo humano frente a la hagiografía o vida de santos medievales, y la mitología, que representa un rico repertorio de la conducta humana más sugerente para los humanistas que las castrantes leyendas piadosas, vidas de santos y hagiografías de Jacopo della Voragine y su leidísima Leyenda dorada.
Los cinco comúnmente llamados sacramentos, a saber: la confirmación, la penitencia, el orden, el matrimonio y la extremaunción, no deben tenerse por sacramentos del Evangelio, puesto que han emanado, algunos de ellos, de una viciosa imitación de los Apóstoles, mientras que otros son estados de vida aprobados en las Escrituras, sin que sean de la misma naturaleza que el Bautismo y la Cena del Señor.
Aunque su carrera ha trascurrido a la sombra de otros grandes fondistas como los madrileños Isaac Viciosa, Alberto García o el jienense Manuel Pancorbo o más recientemente con Juan Carlos de la Ossa, ha tenido una carrera destacable, llegando a representar a España en mundiales, europeos y Juegos Olímpicos si bien la fortuna en las grandes competiciones al aire libre no le han sonreido.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Una famila viciosa difícilmente se sujeta a las ocupaciones honestas caseras.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Una hija viciosa que se echa a puta, luego no conoce ni aun a su madre que anda tal vez pidiendo limosna.
Lo convencional, lo falso, lo amanerado no es doctrina de ninguna escuela, sino práctica funesta y viciosa de muchos artistas, que pueden caer en ella hasta por el camino del naturalismo.
Desde que nuestro siglo asumió personalidad e independencia en la evolución de las ideas, mientras el idealismo alemán rectificaba la utopía igualitaria de la filosofía del siglo XVIII y sublimaba, si bien con viciosa tendencia cesarista, el papel reservado en la historia a la superioridad individual, el positivismo de Comte, desconociendo a la igualdad democrática otro carácter que el de un disolvente transitorio de las desigualdades antiguas y negando con igual convicción la eficacia definitiva de la soberanía popular, buscaba en los principios de las clasificaciones naturales el fundamento de la clasificación social que habría de substituir a las jerarquías recientemente destruídas.
Al sentirse fatigado el marino por el mal olor y la miseria viciosa de los barrios viejos, volvía al centro de la ciudad, paseando bajo los árboles de las avenidas de Meilhan o entre los puestos de flores del Coso Belzunce.
Nació en plena corrupción colonial, cuando era Cuba mártir, el vertedero de todo lo podrido, el refugio de todos los estorbos, de todos los hambrientos y desocupados de España, cuando era nuestra tierra, el criadero de una milicia viciosa y enfermiza, robada a la Agricultura y a la Industria de su país, cuando era esta ciudad, jardín de América hoy, corral blando y holgado de Capitanes Generales infecundos, logreros e imperiosos, cuando la bandera roja y gualda flotaba sobre nuestra casa y a su sombra los cubanos estaban condenados a perpetua cobardía y los españoles autorizados para enriquecerse y engordar sus vicios insolentes, cuando el criollo moría en la miseria y el peninsular paseaba satisfecho en el carruaje comprado con el oro que manaba del crimen, cuando había más cárceles que escuelas, y el látigo infamante chasqueaba sobre las espaldas de los hombres de una raza tan necesitada de justicia como la nuestra, cuando el cubano que no se sometía a servir de celestino al pisaverde madrileño que lo solicitara, iba a purgar su osadía en el presidio, cuando el talento de los nativos dormía echado bajo la bota del déspota ceñudo, y la capa torera sobre los hombros y la cinta de hule en el sombrero, eran los únicos pasaportes de honor y las únicas cédulas de vida, verdaderas.
Esa risa surge siempre de los mismos resortes: la miseria grotesca, los piojos, el bacín barnizado que tiene el hidalgo por todo mueble, las tretas del hambre para quitarle al compañero la provisión de mendrugos, las mañas para cazar bolsas de aquellas damas tapadas que ejercían la prostitución en los templos y sirvieron de modelo a nuestros poetas del siglo de oro para pintarnos un mundo mentiroso del honor: la mujer esclava, entre rejas y celos, más deshonesta y viciosa que la hembra moderna con toda su libertad.
Acordóse de su hijo, cuyo ángel de la guarda era ella, encargada de defender sus intereses y su educación contra su padre mismo, y temió que aquel amor apasionado fuera en su corazón el punto flaco que la llevara a pactar con el enemigo, la planta viciosa que arrebata a cuantas la rodean los jugos de la tierra, apropiándose ella sola la savia que vivifica y da frescura y lozanía.
Esta atraería al Madrid de rompe y rasga, que brilla y que bulle, pequeña, pero venenosa levadura que corrompe la sociedad entera y la hace aparecer, al imponerle sus leyes a sus vicios, escandalosa hasta un punto que no lo es ciertamente, la otra atraería al Madrid honrado, sensato y devoto, no tan escaso como muchos creen, y en torno de uno y otro bando se agruparía al punto el Madrid verdaderamente inmenso, la gran falange cortesana de gente más bien frívola que corrompida, más bien insustancial que viciosa, que vive de reflejos y escandaliza o edifica, según es escandaloso o edificante el astro que le comunica sus resplandores.
Para que tan brillantes disposiciones y facultades no se debilitaran ni maleasen en la viciosa confusión de un colegio ni al contacto de malas compañías, el general, desconfiando del criterio y carácter de su propio hijo, resolvió encargarse de la educación del chico: y no pusieron los reyes de Francia más cuidado en buscar maestro a un Delfín que puso él para admitir preceptor a su gusto.
Los dos se comprendían y compenetraban, eran la yunta viciosa, ligada por el yugo de la comunidad de gustos y la mutua posesión de secretos poco limpios.
En una palabra, chiquilla, no hay en ella complexión viciosa, tiene todo el corte de mujer honrada, nació para la vida oscura, para hacer calceta y cuidar muchachos.
Era una viciosa que se hartaba de los goces ansiados, mientras que la nuera padecía horriblemente por no poseer nunca lo que anhelaba.
Los cuales enseñaban a Barbarita, a más de las cretonas, unos satenes de algodón floreados que eran la gran novedad del día, y a la viciosa le faltaba tiempo para comprarle un vestido a su nuera, quien solía pasarlo a alguna de sus hermanas.
A falta de cosa mayor, la viciosa no entraba nunca en su casa sin el par de guantes, el imperdible, los polvos para limpiar metales, el paquete de horquillas o cualquier chuchería de los bazares de.
Sacaba partido de todo, distribuyendo los goces y ajustándolos a esas misteriosas mareas del humano apetito que, cuando se acentúan, significan una organización viciosa.
Aquello no era más que una prolongación viciosa de la.
Pero la mujer aquella con su aplastada cara japonesa, sabía mucho del mundo y de las pasiones humanas, tenía el corazón rebosando tolerancia y caridad, y sostenía esta tesis: que la privación absoluta de los apetitos alimentados por la costumbre más o menos viciosa, es el peor de los remedios, por engendrar la desesperación, y que para curar añejos defectos es conveniente permitirlos de vez en cuando con mucha medida.
Otras mujeres, las de complexión viciosa, son en sus pasiones tan vehementes como inconstantes.
La infeliz tarasca viciosa, con estos cuidados y las ternezas de doña Guillermina, y más aún, con la proximidad de la muerte, estaba que parecía otra, curada de sus maldades y arrepentida , diciendo que se quería morir lo más católicamente posible, y pidiendo perdón a todos con unos ayes y una religiosidad tan fervientes que partían el corazón.
¡Cuándo se me quitará esta costumbre viciosa de ultrajar a los humildes! ¿Qué más da que estén las botas con o sin betún? La que debe tener lustre es el alma, no el calzado.
A esto se reducía todo el ornato del cementerio, mas no su vegetación, que por lo exuberante y viciosa ponía en el alma repugnancia y supersticioso pavor, induciendo a fantasear si en aquellas robustas ortigas, altas como la mitad de una persona, en aquella hierba crasa, en aquellos cardos vigorosos, cuyos pétalos ostentaban matices flavos de cirio, se habrían encarnado, por misteriosa transmigración, las almas, vegetativas también en cierto modo, de los que allí dormían para siempre, sin haber vivido, sin haber amado, sin haber palpitado jamás por ninguna idea elevada, generosa, puramente espiritual y abstracta, de las que agitan la conciencia del pensador y del artista.
Volviéronla a la presencia del lastimado padre, preguntáronle su desgracia, confesó sin apremio que Vicente de la Roca la había engañado, y debajo de su palabra de ser su esposo la persuadió que dejase la casa de su padre, que él la llevaría a la más rica y más viciosa ciudad que había en todo el universo mundo, que era Nápoles, y que ella, mal advertida y peor engañada, le había creído, y, robando a su padre, se le entregó la misma noche que había faltado, y que él la llevó a un áspero monte, y la encerró en aquella cueva donde la habían hallado.

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