Ejemplos con sumisos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Otra escena que refleja la fuerte represión que produce la enfermera Ratched, es el momento en el que la enfermera dice que para poder ver los partidos de liga, se ha de contar con el voto de los compañeros, en este momento McMurphy, piensa que contará con el voto de sus compañeros, pero estos quedan sumisos a los que la señorita Ratched quiere que respondan.
Los siameses, aunque fieles a sus amos, nunca estarán sometidos, mostrando su descontento ante situaciones que no son de su agrado si bien con una mínima educación se mostrarán bastante sumisos.
No sabían ni entendían nada pero no era necesario, eran trabajadores sumisos y obedientes dispuestos a lo que fuera.
El facesitting es común entre individuos dominantes y sumisos, para demostrar superioridad y por gratificación sexual.
En un mes su método convertía a los caballos mas difíciles en sumisos y tranquilos, posteriormente tuvo que diseñar un nuevo tipo de montura que se adecue a su forma de montar.
Cuestionan la escuela como tal, que afirman ha perdido esta consistencia, ya que se educaría sujetos sumisos y productivos para otros, sin identidad:.
Es de señalar que en esta lucha entre los genios malos y buenos, se halle un paralelismo con la concepción judeo cristiana, de la lucha entre los ángeles sumisos al Creador y los que contra él se revelaron.
Algunos eruditos, como Kenneth Dover y David Halperin, afirman que existía una marcada polarización entre compañeros activos y pasivos, penetrador y penetrado, y esta polarización activo/pasivo estaría asociada con roles sociales dominantes y sumisos: el rol activo se asociaría con la masculinidad, con un estatus social alto y con la edad adulta, mientras que el papel pasivo se asociaría con la feminidad, con un estatus social bajo y con la juventud.
Jeanne fuma cigarro tras cigarro, siempre acompañada de sus guantes rojos, y sin importarle exprimir al máximo a sus colaboradores, tan sumisos como los hombres a los que ha despojado de su poder y su dinero.
Pep y su mujer le seguían como perros obedientes y sumisos.
Los hombres serios, tímidos y sumisos son terribles en sus explosiones de cólera.
¡Ah, su grandote, su grandote adorado! ¡Las cosas que tenía que contarle! Y desaparecieron en apretado grupo, con dirección al camarote, como si a ella faltase el tiempo para dar sus noticias al hermoso hombretón que la seguía con ojos admirativos y sumisos.
Maltrana, acostumbrado a ver anclar los buques en mitad de los puertos o amarrarse a un muelle en el espacio anchuroso de una bahía, extrañábase ante los poderosos trasatlánticos alineados como bestias en unas dársenas cuadradas semejantes a corrales acuáticos, y pasando de una a otra, sumisos al tirón de los remolcadores.
Los vehículos rodaban en dos filas, en opuestas direcciones, cabeceando lentamente como bueyes sumisos, siguiendo su camino en línea recta, encontrando un puente sobre cada abismo y atravesando las alturas por túneles pendientes que los devoraban.
Aquellos curas armados y vociferantes, los aldeanos fuertes y sumisos como bestias, los señoritos con aires de cabecilla, eran el eterno enemigo.
El amor que Angelina me inspiraba no era ese que nos promete dichas y venturas, lisonjeando nuestra vanidad, halagando nuestro orgullo, y despertando risueñas esperanzas, ni ese otro abrasador, apasionado, que nos encadena a las plantas de soberbia beldad, sumisos a su capricho, esclavos de su hermosura, desesperados si nos desdeña, locos de felicidad si nos favorece con una sonrisa.
Papá los sobrelleva de un modo que a las dos palabras ya están sumisos y obedientes.
Nada sacaréis de ellos si no os mostráis humildes, sumisos, incondicionales admiradores de sus personas.
Sus ojos azules, húmedos y sumisos, su color animado, su pelo castaño que se rizaba en conchas paralelas y caía en dos trenzas hasta más abajo del talle, embellecían mucho a la muchacha y disimulaban sus defectos, lo pomuloso de su cara, lo tozudo y bajo de su frente, lo sensual de su respingada y abierta nariz.
El uno valía para vencer y reducir a la obediencia a los rebeldes, el otro para gobernar sabia y blandamente a los sumisos.
Ya se ve, el tráfico constante en esclavos por muchos años, la posesión de dos o tres centenas de éstos, le habían enseñado que según su raza eran más sumisos o levantiscos, más o menos a propósito para llevar hasta la muerte el pesado yugo de la esclavitud.
En el semblante risueño y animado con que tornó al lado de la familia, se echó bien de ver que la dueña cariñosa y blanda de esclavos sumisos, sabía ser amable y atenta con sus iguales y amigos.
Por eso todos le maldicen, todos le execran, todos, pero muy bajito, le piden a Dios que se le quite de en medio, como la mayor de las calamidades, mas como todos le temen, todos, entre tanto, marchan sumisos a su voz, como rebaño de esclavos delante del sangriento azote, todos tiemblan en su presencia, y todos le dan de buena gana la camisa, considerando que pudo haberles robado hasta el pellejo.
Repartió a manos llenas oro y riquezas, y les dijo: ¡Ahora os doy tres días completos de reposo y libertad! Y los diez mil arrogantes jinetes, sumisos a su voluntad, besaron la tierra entre sus manos y salieron, colmados de larguezas, a equiparse para la marcha.
» No había que confundir estos extremos por falta de reflexión o por exceso de malicia: ellos siempre serían ellos, es decir, los hombres leales y consecuentes, fieles y sumisos a su bandera, pero, por lo mismo, incapaces de sacrificar los sacrosantos intereses de la patria a las conveniencias de un partido.
Todo su celo y diligencia hubieron de naufragar, sin embargo, porque la corona estaba decidida a borrar aquella caballería de la tierra de España, y los templarios, por su parte prontos a presentarse en juicio y sumisos a la autoridad del Papa, se negaban justamente a despojarse de sus medios naturales de defensa, recelosos, y con harto fundamento, de que se renovasen en ellos las desaforadas crueldades de Francia.
Agraviados de estos ultrajes inicuos, los moriscos más dóciles y sumisos corrían a las armas y peleaban hasta morir o vengarse.
Suponiendo esto, bien puede suponerse que este hombre es caudillo de un apretado escuadrón de sumisos mesnaderos, que entran en las batallas que hoy se usan como un rebaño de borregos, o que tiene arte diabólico para manejar los cubiletes y trampantojos de esa farsa, a su completo gusto, o que si no tiene nada de ello, sabe buscarlo por cualquier camino, y que sabe, además, el valor que esas habilidades representan en el derecho flamante, y la manera de negociarlas.
Precisamente ahora que vemos a la cabeza de nuestro Gobierno una Reina que, de acuerdo con su augusto esposo, nos conduce rápidamente de mejora en mejora, nosotros, deseosos de cooperar por todos términos, como buenos y sumisos vasallos, a sus benéficas intenciones, nos atrevemos a apuntar en nuestras habladurías aquellos abusos que desgraciadamente, y por la esencia de las cosas, han sido siempre en todas partes harto frecuentes, creyendo que cuando la autoridad protege abiertamente la virtud y el orden, nunca se la podrá desagradar levantando la voz contra el vicio y el desorden, y mucho menos si se hacen las críticas generales, embozadas con la chanza y la ironía, sin aplicaciones de ninguna especie, y en un folleto que más tiende a excitar en su lectura alguna ligera sonrisa que a gobernar el mundo.
Nosotros somos libres, en cambio ustedes sumisos y sometidos en todo a los hombres: aguantan sus golpes, soportan los collares y les guardan los rebaños.

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