Ejemplos con sabemos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Platero, que, según sabemos, murió y fue enterrado y cuya alma está en el cielo de Moguer! Ni más ni menos que cuando las gentes decían apenas veían algún rocín flaco: Allí va Rocinante!.
Nosotros, los religiosos, lo sabemos bien, como que la idea de las órdenes religiosas es ésa precisamente.
Instalado Simón en su pueblo, como sabemos, se guardó muy bien de ocuparse en otra cosa que en su familia y su negocio.
Lo que Simón ignoraba con respecto al señor cura, lo sabemos nosotros.
Hubo quien, puesto ya el caso en el terreno de las indagaciones, aseguró haber muy parecido a lo que el lector y yo sabemos de la historia de nuestro personaje, pero como los nombres de uno y de otro no coincidían exactamente, y había quien aseguraba muy formal que el recién llegado era un rico negociante de Madrid que había trasladado su residencia, calló la murmuración y tomósele de buena gana, a pesar de ciertos resabios de mal género que de vez en cuando le asomaban, y sobre todo a su mujer, por un señor de importancia, muy rumboso además y muy atento.
Por lo demás, que en el fondo de su conciencia se creía agudo, elocuente, sutil y travieso, ya lo sabemos.
Don Simón, como sabemos, era de estos últimos.
Sabemos ya que don Simón, aunque muy halagado con la importancia que le concedía su propio cargo en las altas regiones en que éste pesaba algo, no estaba satisfecho.
Sabemos que en ellos todo será digno, así de la brillante concurrencia que ha de llenarlos, como de la proverbial amabilidad y del exquisito gusto de las señoras de la casa, y de la bien acreditada prodigalidad del opulento patricio y esclarecido anfitrión.
Convénzase de que los ignorantes sabemos hilar las cosas cuando llega el caso.
Sí, algo sabemos de esodijo el campanero con acento de duda.
Somos un pueblo triste, Gabriel: lo llevamos en la médula, no sabemos cantar si no es amenazando o llorando, y la canción es más hermosa cuando tiene más suspiros, hipos dolorosos y estertores de agonía.
Los únicos que en el coro sabemos música ocupamos el último lugar.
Se murió tu pobre cuñada, no sabemos de qué.
Este es el mundo, señor Bautista, ¡hay que resignarse! Nunca sabemos cuáles son los designios de Dios, y muchas veces, del mal saca el bien para las criaturas.
¿Oyes, Luisa? ¡No acierta! Pues nosotras sabemos dónde estuvo usted hace media hora.
¡Conque se casa usted! Ya lo sabemos todo.
Vaya, pues, como usted no ha de confesarlo, se lo diré: ya sabemos que usted es novio de Gabriela Fernández.
Sí, sí, ya sabemos que dice que esta población es una hacienda grande.
Y dime, ¿te entregaron el dinero que te mandamos para el traje? Ya sabemos que sí, pero te lo pregunto por saber si te lo dieron a tiempo.
Saliste bien de tus exámenes, ¡ya lo sabemos! Nos lo dijo Ricardito Tejeda la noche que vino a visitarnos.
No sabemos a qué época fija se referirían estos párrafos sueltos que al vuelo cogía Barbarita cuando, ya casada, entraba en la tienda a descansar un ratito, de vuelta de paseo o de compras: ¡Qué hermosotes iban esta mañana los del con sus pompones nuevos! El Duque ha oído misa hoy en las Calatravas.
Fue cosa repentina, provocada por no sé qué, por esas misteriosas iniciativas de la memoria que no sabemos de dónde salen.
Lo que es usted, bien lo sabemos: un holgazanote y un bruto Sí hombre, no me desdigo ¿Piensa usted que le tengo miedo? A ver, saque pronto esa navaja.
Su semblante descompuesto por la ira estaba más feo que nunca, con la prisa que traía apenas podía respirar, y las primeras frases le salieron de la boca desmenuzadas por el enojo: Ya, ya sabemos ¡San Antonio! bribona parece mentira ¡Ay, Dios mío!, si es para volverse loca.
Esta época fue su funesta, y vivió míseramente de la pluma, preguntando todos los días a la conclusión del artículo: ¿qué hará la Rusia? y respondiéndose con la más deliciosa buena fe: no lo sabemos.
Lo único que sabemos es que nuestro país padece alternativas o fiebres intermitentes de revolución y de paz.
Ya sabemos que te tratan muy bien dijo, para variar la conversación.
Ya sabemos que tiene usted un sin fin de perfecciones.
Lo que sabemos de un modo incontrovertible es que lejos de mortificar a los dos huéspedes que les embaularan juntos, causóles sumo gusto por ser amigos antiguos.

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