Ejemplos con mujercilla

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A los postres llegó Rosita León, una mujercilla que sólo tenía de joven la figura grácil, elegante y vivaracha.
Y tanto deseó a la mujercilla ratonil, y con tanta fuerza la reclamaba su voluntad, repitiendo el , que una mañana, como por virtud de conjuro, apareció la vieja.
La aparición de una mujercilla débil y pálida pareció animar con una ráfaga de penosos recuerdos a toda la familia.
Nadie en Madrid pidió cuentas a Currita de la sangre de Velarde, derramada a la vista de todos por culpa suya, y ahora le arrojaban al rostro la de Sabadell, de la cual se hallaba inocente y hubiera ella rescatado con gusto a costa de cualquier sacrificio Porque el dolor de la dama fue en realidad grande, aunque no expansivo ni alborotado, uno de esos dolores, por decirlo así, secos, propios de las almas enérgicas, que se repliegan sobre sí mismos en el fondo del corazón como para no perder su energía, a la manera que el gladiador herido encuentra fuerzas en su misma agonía para encoger el cuerpo y doblar los músculos, e intentar un último y más formidable avance Aquella débil mujercilla encerraba en su endeble cuerpo una de esas almas enérgicas que se crecen a la vista del peligro y lo desafían, y no necesitan en el dolor apoyo ni cómplices en el crimen, bastábase ella misma a sí misma, y sacudiendo los terrores que la habían invadido la víspera, con el vigoroso empuje del toro que arroja lejos de sí los rejones que le lastiman y embarazan, aprestóse a la defensa, decidida a arrostrar a pie quieto y con firmeza todas las consecuencias de aquella horrible noche.
Cayó de él una estera vieja, apartáronse dos escobas, y por el hueco que del movimiento de estas piezas resultara, viose aparecer una figura de mujercilla raquítica, que se adelantó cojeando.
Y, siendo esto así, como lo es, está claro que este mono habla con el estilo del diablo, y estoy maravillado cómo no le han acusado al Santo Oficio, y examinádole y sacádole de cuajo en virtud de quién adivina, porque cierto está que este mono no es astrólogo, ni su amo ni él alzan, ni saben alzar, estas figuras que llaman judiciarias, que tanto ahora se usan en España, que no hay mujercilla, ni paje, ni zapatero de viejo que no presuma de alzar una figura, como si fuera una sota de naipes del suelo, echando a perder con sus mentiras e ignorancias la verdad maravillosa de la ciencia.
Para una débil mujercilla el susurro del viento es un gemido misterioso, la claridad de la luna es la aparición de un finado y el chillido de las aves nocturnas es el grito de las evocaciones del averno para asistir a pavorosas escenas.
, ¡y qué manos negras, qué pies mal calzados de sucias alpargatas! Pero lo que más asombro causó a Nazarín fue que la mujercilla, al llegarse a él, parecía vergonzosa, con cierta cortedad infantil, que era lo más extraordinario y nuevo de su transformación.
¡Cristianos del desierto! ¡por el Buen Dios, dejadme ir! ¿Qué importa que desaparezca esta pobre mujercilla inútil, a trueque de evitar una calamidad a todo un pueblo? ¡Ah, dejadme, dejadme partir!.
Y ella, con la arenga y labia necesaria, de que la mujercilla no carecía, después de haberle besado la mano, le suplicó le hiciese merced de prestarle por dos días aquel vestido que traía puesto, y que se quedase en prenda de él aquella cadena, que era la misma que le había dado don Diego,.
El cesante se llamaba don Serafín Balduque, su hija, Carmen, y la mujercilla fea, criada antiquísima de la familia y casi aya de la joven, como ya queda dicho, Quica.
Alfonso pareció a su vez desconcertado por tanto cinismo por parte de aquella mujercilla rebelde.
¡Miserable avaro!, exclamó echando mano a la bolsa: estoy seguro de que cualquiera mujercilla me la diera más repleta para que le vaticinase la vuelta de su galán o la muerte del marido.
¿Qué energía de voluntad me queda? Sólo soy capaz de vil y cobarde resignación, o de morirme aquí de pena, como mujercilla nerviosa.
Tal dijo una mujercilla, halconera de rostro envilecido por el colorete,.
Dejad la mujercilla que embarazáis inútil, que cansáis enfermo.
que la heroína, Nora, una mujercilla común y corriente,.

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