Ejemplos con mudo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Otras veces, al abrir el herido sus ojos, veía la figura inmóvil y acurrucada de la mujer de Pep mirándolo fijamente con sus pupilas sin expresión, moviendo los labios como si rezase, interrumpiendo este silabeo mudo con suspiros profundos.
Pero el amor mudo y constante de Anselmo y Felicita encerraba, bajo el aspecto ridículo, emoción patética.
Y como Lucía callase, interrogando sólo con el mudo y ardiente lenguaje de los ojos, prosiguió el vasco.
El telón cayó entonces, y el público permaneció un segundo mudo, atónito, escuchando aún en aquel silencio que hubiera permitido oír la caída de una hoja, embargado por esa especie de pavor suavísimo que infunde en el alma el sentimiento de lo sublime.
A un lado un estante lleno de libros, y cerca de la ventana el pupitre del escolar, el negro pupitre de estudiante, compañero cariñoso del niño, confidente de sus amarguras, casi testigo de sus triunfos, mudo depositario de sus esperanzas.
El piano mudo, los pinceles olvidados, las rosas, pálidas y desfallecidas, se inclinaban al borde del rico tazón de Sévres, y cuando el viento las movía dejaban caer, uno a uno, sus pétalos marchitos.
Sentado al pie de aquel naranjo, mudo testigo de nuestro amor, pensaba yo en Angelina, cuando llamaron a la puerta.
Sin embargo, en tan pacífico interior veía el capellán desarrollarse un drama mudo y terrible.
—Predicador te has vuelto, dijo el de Sevilla, y segun llevas la retahila, no acabarás tan presto, y yo no te puedo aguardar, y esta noche no vayas a posar donde sueles, sino en la posada del Sevillano, porque verás en ella la mas hermosa fregona que se sabe: Marinilla la de la venta Tejada es asco en su comparacion, no te digo mas sino que hay fama que el hijo del corregidor bebe los vientos por ella: uno desos mis amos que allá van, jura que al volver que vuelva al Andalucía, se ha de estar dos meses en Toledo y en la misma posada solo por hartarse de mirarla: ya le dejo yo en señal un pellizco, y me llevo en contracambio un gran torniscon, es dura como un mármol y zahareña como villana de Sayago, y áspera como una ortiga, pero tiene una cara de pascua y un rostro de buen año: en una mejilla tiene el sol y en la otra la luna, la una es hecha de rosas y la otra de claveles, y en entrambas hay tambien azucenas y jazmines, no te digo mas sino que la veas, y verás que no te he dicho nada, segun lo que te pudiera decir acerca de su hermosura: en las dos mulas rucias que sabes que tengo mias, la dotara de buena gana, si me la quisieran dar por mujer, pero yo sé que no me la darán, que es joya para un arcipreste o para un conde, y otra vez torno a decir que allá lo verás, y adios, que me mudo.
Pero venga la carta, y a Dios, que me mudo.

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