Ejemplos con incomodidades

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sitio idóneo para poder tomar el refrescante baño estival, sin muchas incomodidades, o relajarse por sus alrededores escuchando el sonido del agua que nunca deja de caer.
El título es una parodia de Hello Muddah, Hello Fuddah, una canción humorística de Allan Sherman en la que un niño cuenta a sus padres las incomodidades que sufre en un campamento de verano.
Este mismo Papa, quizá por la experiencia vivida en su elección, aprobó normas que mediante la presión de las incomodidades materiales- buscaban reducir al mínimo las demoras en el cónclave.
El rey comparaba las ventajas y los inconvenientes de estos palacios y, para paliar sus incomodidades, realizó importantes reformas pero en ninguno de ellos llegó a sentirse cómodo.
Las incomodidades del ambiente local, rudo para su ambición de vagas delicadezas, le empujaron hacia Europa.
Con la introducción del HIFU estamos iniciando un proceso que, sin duda, rompe algunos esquemas terapéuticos y modifica paradigmas y, por tanto, como todo cambio, puede crear incomodidades y ciertas reticencias en algunos profesionales del colectivo médico.
Durante dos años la desafortunada Lady Mary languideció en Chequers, aunque no sin muchas incomodidades.
Está dispuesta para que la voz de los cantantes fluya y se proyecte con claridad, sin incomodidades innecesarias.
Este grupo examina la investigación propuesta para asegurar que no hay ningún daño a los participantes, y que los beneficios del estudio son mayores que riegos o incomodidades posibles a la gente que toma parte en el estudio.
El Scoutismo es una filosofía de vida en la que se enseña el respeto por la naturaleza, la tolerancia, la igualdad, el compañerismo, la actividad física y la capacidad de superar adversidades e incomodidades.
Cómo el género había nacido del pueblo, muchas letras se cebaban en el tema de la pobreza y sus incomodidades.
Pues al traerle prisionero desde Calanda a Tortosa, los que le custodiaban sufrieron acerbas quejas y reproches del desgraciado General, irritado de las incomodidades inherentes a su triste situación.
Con paciencia sufría la esposa estas incomodidades, y en la cavidad verdinegra del insomnio revolvía historias pasadas y presentes.
El Támesis me lo puedo representar, despues de mil sensaciones inconexas entre sí y con él, pero si se ha de producir en mí el fenómeno que llamo , entonces será preciso que me resigne a hacer desfilar en mi interior toda la serie de fenómenos que lleva consigo un viaje: y nó como quiera, sino sintiendo real y verdaderamente todos los placeres y las incomodidades que le acompañan: y formando una verdadera voluntad de marcharme y de acudir puntualmente a tal hora, so pena de encontrarme sin esa sensacion que llamo , y con esa otra sensacion que llamo ver un dependiente de la oficina que no me quiere devolver el dinero, y sin otra sensacion que llamo ver y tocar mi equipaje, y con todas las sensaciones ingratas que resultan de semejantes descuidos.
Trece años o poco mas tendria Carriazo, cuando llevado de una inclinacion picaresca, sin forzarle a ello algun mal tratamiento que sus padres le hiciesen, solo por su gusto y antojo se desgarró, como dicen los muchachos, de casa de sus padres, y se fué por ese mundo adelante, tan contento de la vida libre, que en la mitad de las incomodidades y miserias que trae consigo, no echaba ménos la abundancia de la casa de su padre, ni el andar a pié le cansaba, ni el frio le ofendia, ni el calor le enfadaba: para él todos los tiempos del año le eran dulce y templada primavera: tan bien dormia en parvas, como en colchones: con tanto gusto se soterraba en un pajar de un meson, como si se acostara entre dos sábanas de Holanda: finalmente, él salió tan bien con el asunto de pícaro, que pudiera leer cátedra en la facultad al famoso de Alfarache.
Sonábale bien aquel: , con otros nombres deste jaez, de quien los soldados se acuerdan cuando de aquellas partes vienen a estas, y pasan por la estrecheza é incomodidades de las ventas y mesones de España.
, ¿qué digo imagino?, sé muy cierto, que todas estas incomodidades son muy anejas al ejercicio de las armas, aquí me dejaría morir de puro enojo.
Algunos hay torcidos, algunos pobres, algunos malencónicos, y finalmente, el más erguido y bien dispuesto trae consigo una pesada carga de pensamientos y de incomodidades, que pone sobre sus hombros el desdichado que le cupo en suerte.
La paciencia con que Zoraida lleva las incomodidades que la pobreza trae consigo, y el deseo que muestra tener de verse ya cristiana es tanto y tal, que me admira y me mueve a servirla todo el tiempo de mi vida, puesto que el gusto que tengo de verme suyo y de que ella sea mía me lo turba y deshace no saber si hallaré en mi tierra algún rincón donde recogella, y si habrán hecho el tiempo y la muerte tal mudanza en la hacienda y vida de mi padre y hermanos que apenas halle quien me conozca, si ellos faltan.
Pues esperad que espere que llegue la noche, para restaurarse de todas estas incomodidades, en la cama que le aguarda, la cual, si no es por su culpa, jamás pecará de estrecha, que bien puede medir en la tierra los pies que quisiere, y revolverse en ella a su sabor, sin temor que se le encojan las sábanas.
Si no, dígame ahora: si acaso en muchos días no topamos hombre armado con celada, ¿qué hemos de hacer? ¿Hase de cumplir el juramento, a despecho de tantos inconvenientes e incomodidades, como será el dormir vestido, y el no dormir en poblado, y otras mil penitencias que contenía el juramento de aquel loco viejo del marqués de Mantua, que vuestra merced quiere revalidar ahora? Mire vuestra merced bien, que por todos estos caminos no andan hombres armados, sino arrieros y carreteros, que no sólo no traen celadas, pero quizá no las han oído nombrar en todos los días de su vida.
Sus soldados, aunque carecen de aquel lucido exterior de otras naciones, son excelentes para la infantería por su subordinación, dureza de cuerpo y hábito de sufrir incomodidades de hambre, sed y cansancio.
Porque ni el oro, ni la púrpura, ni todo el aparato y magnífico equipaje de doce mil talentos que seguía siempre a la persona del rey, le preservó de sufrir trabajos e incomodidades como otro cualquiera, sino que, con su aljaba colgada y llevando él mismo su escuda, marchaba el primero por caminos montuosos y ásperos, dejando el caballo, con lo que daba ligereza y aliviaba la fatiga a los demás, viendo su buen ánimo y su aguante, porque cada día hacía una marcha de doscientos o más estadios.
Era este viaje largo, y además de serle inseparables otras muchas incomodidades ofrecía dos peligros: el uno, de la falta de agua en un terreno desierto de muchas jornadas, y el otro, de que estando de camino soplara un recio ábrego en unos arenales profundos e interminables, como se dice haber sucedido antes con el ejército de Cambises, pues levantando un gran montón de arena, y formando remolinos, fueron envueltos y perecieron cincuenta mil hombres.
No teniendo, pues, en tanto el haber sido nombrado legado por Metelo como el que la fortuna le ofreciese tan favorable oportunidad y le introdujese en tan magnífico teatro, se esforzó a dar pruebas de toda virtud, y llevando consigo la guerra mil incomodidades, ni rehusó ningún trabajo, por grande que fuese, ni desdeñó tampoco los pequeños.
Viendo, pues, que el no hacerlo era extraño, y que el condescender era desagradable y molesto, quiso sustraerse a tales dudas y a las incomodidades y disputas de los ciudadanos, porque, como dijo él mismo, en las cosas grandes es muy difícil agradar a todos: por tanto, tomando por pretexto el tráfico de mar para sus viajes, se hizo a la vela, habiendo pedido a los Atenienses se le permitiera ausentarse por diez años, con la esperanza de que en este tiempo ya se les habrían hecho familiares sus leyes.
-No está del todo mal, pero ya se ve, con esas incomodidades que toma por nada, se pone a morir.
Diariamente tenía acerbas incomodidades, despertamientos de envidias impotentes y desesperadas, porque a cada momento tenía conocimiento de lo bien recibidas que eran las hijas de muchos inmigrantes que ella conocía, y que, aunque habían levantado una regular fortuna, no por eso su primitiva educación había dado un pago.
Parece un absurdo, pero es la verdad que estos establecimientos sólo están apetecibles cuando reinan en ellos el desorden, el calor, la bulla y todo género de incomodidades, es decir, cuando debiéramos huir de ellos.

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