Ejemplos con espaciosa

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Esta espaciosa superficie de exposiciones se encuentra en una parte del entresuelo, hasta entonces sin utilizar, de la estación del Metro Königsplatz, muy cercana a la Lenbachhaus, que será destinada a grandes exposiciones de intercambio, en su mayor parte de arte moderno o contemporáneo.
La última intervención en la vieja ermita tuvo lugar en el siglo XVIII: la construcción de la espaciosa capilla de san Antonio de Padua, abierta en el muro de la epístola, también cubierta por una cúpula sobre pechinas y pinturas barrocas de tono muy popular.
Al interior, las naves a igual altura conforman una planta de salón muy espaciosa, con pilares cilíndricos y fasciculados, de tradición gótica, y bóveda de terceletes y combados.
El interior presenta una sola y espaciosa nave, con cortas capillas laterles situadas entre los contrafuertes.
Es muy espaciosa, de una sola nave y crucero con cúpula y linterna.
En el interior se observa poca ornamentación en una nave muy espaciosa y de claro estilo estilo mudéjar.
El historiador Mundina nos dice que la iglesia, de orden corintio, era muy espaciosa.
Por el lado de la epístola está adosada una espaciosa hospedería.
Según el historiador Felipe Machain Hacia el este de Balcarce venía el Bajo, cuya espaciosa playa al pie de la barranca se usó para hacer pasar un camino que transitoriamente resolvió el problema del zanjón y prestó los mismos servicios que el análogo del norte, o sea facilitar las comunicaciones del centro con la campaña en días de lluvia, evitando que los vecinos quedaran aislados y sin abastecimientos, como sucedía cuando crecía el caudal de los zanjones y sus pasos se ponían intransitables.
Sigue la entrada a la almazara o molino de aceite, espaciosa y con todos los menesteres necesarios para extraer aceite.
Junto a su familia vivió en La Garriga hasta el fin de la Guerra Civil, momento en que se instaló en una espaciosa casa del barrio de Sarrià en Barcelona.
Muy visitada por turistas por el atractivo de su playa limpia y espaciosa.
En el interior, con presbiterio individualizado mediante un robusto arco toral del siglo XVII, en cantería, y por un graderío de un solo escalón, la espaciosa nave rectangular se encuentra cubierta por un artesonado de par y nudillo en tea, con tres tirantes dobles y tres sencillos, que descansan en ménsulas pareadas y simples.
Penetrando por aquella puerta, se veía la razón del letrero en un mostrador sobrecargado de cacharros menudos, en una gran aceitera con canilla, y algunas botellas blancas, llenas de aguardiente de otras tantas denominaciones, en una estantería espaciosa, ocupada con paquetes de cigarros y de cajas de cerillas, libritos de fumar, grandes pedazos de bacalao, tortas de pan, madejas de hilo, garbanzos y otros artículos, tan varios en su naturaleza como reducidos en cantidad, en algunas mesas simétricamente colocadas fuera del mostrador, en tal cual barrica o hinchado pellejo que se vislumbraban entre la obscuridad del fondo, y en otros mil detalles propios de semejantes establecimientos, los cuales conoce el discreto lector tan bien como yo.
Hay una sala grande, la sala amarilla ya sabes, Cecilia Tiene una alcoba espaciosa Sólo falta el despacho para Gonzalo, pero ya he pensado en eso.
Era una estancia espaciosa, amueblada con lujo de comerciante rico: gran mesa de caoba maciza, armarios de caoba también, donde había más legajos de papeles que libros, alfombra de terciopelo, divanes forrados de brocatel, y escribanía de plata enorme como un monumento.
La frente la tenía espaciosa y cuadrada, sin la más leve curva, como una chapa de hueso con dos aristas a los lados, que se marcaban bajo el gorro de seda que usaba en invierno.
La frente era espaciosa, con un mechón de pelo negro En fin, que la Dura completaba la historia aquella expuesta en las paredes: era el.
Los primeros días extrañaba la casa, teniéndola por peor que la otra, mas pronto hubo de reconocer que era mucho mejor, más espaciosa y bella, y en cuanto a los barrios, lo que la señora había perdido en tranquilidad ganábalo en animación.
Era, en suma, el viejo más guapo, simpático y frescachón que se podía imaginar, limpio como los chorros del oro, el cabello rizado, el bigote como la pura plata, lo demás de la cara tan bien afeitadito, que daba gloria verle, la frente espaciosa y de color marfil, con las arrugas finas y bien rasgueadas.
La cara era desagradable, la boca grande y muy separada de la nariz corva y chica, la frente espaciosa, pero sin nobleza, el cuerpo fornido, las manos largas, negras y poco familiarizadas con el jabón, la tez morena, áspera y aceitosa.
Disfrutaba el párroco de Naya de una rectoral espaciosa, alborozada a la sazón con los preparativos de la fiesta y asistía impávido a los preliminares del saco y ruina de su despensa, bodega, leñera y huerto.
Después de cruzar corredores sombríos, penetraron todos en una especie de sótano con piso terrizo y bóveda de piedra, que, a juzgar por las hileras de cubas adosadas a sus paredes, debía ser bodega, y desde allí llegaron presto a la espaciosa cocina, alumbrada por la claridad del fuego que ardía en el hogar, consumiendo lo que se llama arcaicamente un mediano monte de leña y no es sino varios gruesos cepos de roble, avivados, de tiempo en tiempo, con rama menuda.
Obtenido que hubo nueva luz, el jóven la aplicó a las velas que apagara ántes, con lo que el Niño de la Bola tornó a verse profusamente alumbrado y tan clara como de dia toda la espaciosa habitacion.
Era la sala grande y espaciosa, y a dos pasos se quedó el acompañamiento, y se adelantó Isabela, y como quedó sola, pareció lo mismo que parece la estrella o exhalacion que por la region del fuego en serena y sosegada noche suele moverse, o bien ansí como rayos del sol que al salir el dia, por entre dos montañas se descubre: todo esto pareció, y aun cometa que pronosticó el incendio de mas de una alma de los que allí estaban, a quien amor abrasó con los rayos de los hermosos soles de Isabela.
Vio también que se dilataba y alargaba por otra concavidad espaciosa, viendo lo cual, volvió a salir adonde estaba el jumento, y con una piedra comenzó a desmoronar la tierra del agujero, de modo que en poco espacio hizo lugar donde con facilidad pudiese entrar el asno, como lo hizo, y, cogiéndole del cabestro, comenzó a caminar por aquella gruta adelante, por ver si hallaba alguna salida por otra parte.
Así como acabó de parecer el dueñesco escuadrón, el duque, la duquesa y don Quijote se pusieron en pie, y todos aquellos que la espaciosa procesión miraban.
Don Quijote dijo que, aunque llegase al abismo, había de ver dónde paraba, y así, compraron casi cien brazas de soga, y otro día, a las dos de la tarde, llegaron a la cueva, cuya boca es espaciosa y ancha, pero llena de cambroneras y cabrahígos, de zarzas y malezas, tan espesas y intricadas, que de todo en todo la ciegan y encubren.
Volvió a mirarlo don Quijote, y vio que así era la verdad, y, alegrándose sobremanera, pensó, sin duda alguna, que eran dos ejércitos que venían a embestirse y a encontrarse en mitad de aquella espaciosa llanura, porque tenía a todas horas y momentos llena la fantasía de aquellas batallas, encantamentos, sucesos, desatinos, amores, desafíos, que en los libros de caballerías se cuentan, y todo cuanto hablaba, pensaba o hacía era encaminado a cosas semejantes.
¿Quién duda sino que en los venideros tiempos, cuando salga a luz la verdadera historia de mis famosos hechos, que el sabio que los escribiere no ponga, cuando llegue a contar esta mi primera salidad tan de mañana, desta manera?: Apenas había el rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos cabellos, y apenas los pequeños y pintados pajarillos con sus arpadas lenguas habían saludado con dulce y meliflua armonía la venida de la rosada aurora, que, dejando la blanda cama del celoso marido, por las puertas y balcones del manchego horizonte a los mortales se mostraba, cuando el famoso caballero don Quijote de la Mancha, dejando las ociosas plumas, subió sobre su famoso caballo Rocinante, y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel.

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