Ejemplos con espaciosidad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En cuanto a las pinturas Chinas que había visto en Inglaterra, Watts escribió Yo estaba estéticamente fascinado por una cierta claridad, transparencia y espaciosidad del arte Chino y Japonés.
Incontinenti tenía lugar la operación de vestirse y calzarse, no consumada a dos tirones, sino con toda aquella pausa, aplomo, espaciosidad y mesura que la índole de los tiempos exigía.
No os la doy para que la beséis, sino para que miréis la contestura de sus nervios, la trabazón de sus músculos, la anchura y espaciosidad de sus venas, de donde sacaréis qué tal debe de ser la fuerza del brazo que tal mano tiene.
Y es que nuestro espacio interior, ése de que decíamos que parece acabar donde acaba la claridad de la conciencia, como semeja la espaciosidad del mar tener por límite la línea en que confina con el cielo, es infinitamente más vasto, y abarca inmensidades donde, sin nuestro conocimiento y sin nuestra participación, se verifican mil reacciones y transformaciones laboriosas, que, cuando están consumadas y en su punto, suben a la luz, y nos sorprenden con una modificación de nuestra personalidad, cuyo origen y proceso ignoramos, como se sorprendería, si tuviese conciencia, la larva, en el momento de salir de su clausura y desplegar al sol alas que ha criado mientras dormía.
La aptitud se vale de él como los pájaros del supuesto sentido de orientación, por el cual hallarían el camino cierto en la espaciosidad del aire.
En la soledad de la selva americana, Chateaubriand encuentra la espaciosidad infinita necesaria para volcar el alma opresa por las convenciones del mundo, y entonces nace René, y en un abrazo inmenso se juntan la grandeza de la tierra salvaje con la grandeza del humano dolor.
En el conjunto de sus facciones había una gracia especial que no podía decirse si provenía de sus rosados párpados, que se entornaban lánguidamente, de la espaciosidad que sus cejas, algo calvas en la extremidad, prestaban a sus sienes y a su frente pálida y noble, o de la inflexión particular que sus labios gruesos y teñidos de un vivo carmín formaban al cerrarse, pareciendo que sonreían siempre con una gracia maliciosa y coqueta.

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