Ejemplos con esmerándose

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pueblos y localidades limítrofes, pero sobre todo, los propios barrios de la parroquia de Valdesoto, rivalizan y compiten de forma sana, esmerándose en la creación y puesta en escena de sus presentaciones sobre verdaderas maravillas rodantes que son las carrozas, pura creatividad de unos artistas populares y no profesionales que, huyendo de la parafernalia y sofisticación de los desfiles de cartón-piedra y confetti, con el esfuerzo económico de sus propios bolsillos, y empleando materiales tradicionales, en su afán competitivo presentan artilugios de temáticas muy variadas: costumbristas, populares, irónicas, sociales, de actualidad, etc.
Belarmino, esmerándose en expresarse en romance paladino, lo cual le ocasionaba más engorro todavía que a Apolonio expresarse en prosa, le respondió:
Llovía preguntas sobre Miranda, el cual daba pormenores de todo, esmerándose en divertirla, y entreverando con las explicaciones alguna terneza, que la niña escuchaba sin turbarse, pareciéndole naturalísimo que el esposo mostrase afecto a la esposa, sin que el más leve oscilar de su corpiño delatara la dulce confusión que el amor despierta.
Derivó la conversación hacia la pura política, y el desvergonzado Tapia hizo, con trazo gordo y chafarrinones espesos, retratos de hombres y partidos, esmerándose en pisotearlos y ennegrecerlos.
A Santiuste le encontraba como en éxtasis, mirándose en su ropa, satisfecho y un tanto presumido, cuidándose el rostro y el pelo, que ya llevaba cortado y a la moda, esmerándose en el aseo y corrección de la persona.
Así lo hicieron, esmerándose la palaciega en dar todo el esplendor posible al obsequio, y mientras cenaban y de sobremesa, no cesaron de picotear, hasta que llegó el chico mayor de Carrasco a buscar a su madre.
Hizo Calpena la reverencia, se fue a su oficina y mesa, y tanteando la difícil materia epistolar en un borrador, escribió la carta, esmerándose en los trazos de su hermosa letra, y la llevó al Ministro.
Valiéndose del sin fin de llaves que tenía, abrió todos los cajones y revolvió en ellos cuidadosamente, esmerándose en dejar las cosas, después de bien examinadas, en la misma disposición que antes tenían.
No adornaban la mesa flores, a no ser las rosas de trapo de las o ramilletes de piñonate, dos candelabros con bujías, altos como mecheros de catafalco, solemnizaban el comedor, y los convidados, transidos aún del miedo que infunde el terrible sacramento del matrimonio visto de cerca, hablaban bajito, lo mismo que en un duelo, esmerándose en evitar hasta el repique de las cucharillas en la loza de los platos.
¡Dos días ya sin misar! Cabalmente desde que era presbítero se había redoblado su fervor religioso, y sentía el entusiasmo juvenil del nuevo misacantano, conmovido aún por la impresión de la augusta investidura, de suerte que celebraba el sacrificio esmerándose en perfilar la menor ceremonia, temblando cuando alzaba, anonadándose cuando consumía, siempre con recogimiento indecible.
Él particularmente mostraba una prolijidad desusada, esmerándose en transmitir a su alumna sus altos principios caligráficos y la primorosa maestría de ejecución que poseía y de que estaba tan orgulloso.
Arresta, pues, a solo ocho, entre tantos, de ellos, dos, contra quienes había formado la causa, y que eran los motores principales, Esquines Lampreo y Agesias Acarneo, lograron fugarse del campamento, a los otros, con esto, los dejó libres, dando lugar a que respirasen y se arrepintiesen, en inteligencia de que no habían sido descubiertos, diciendo solamente que la guerra sería el mejor tribunal donde desvaneciesen las sospechas y cargos, esmerándose en mirar por la patria.
Entraba también cierta parte de desidia en el carácter del rey, que para los más pasaba por bondad, al principio parece que efectivamente se propuso imitar la mansedumbre del otro Artojerjes, su tocayo, mostrándose muy afable en las audiencias, y esmerándose en honrar y hacer gracia a cada uno según su clase.
A Santiuste le encontraba como en éxtasis, mirándose en su ropa, satisfecho y un tanto presumido, cuidándose el rostro y el pelo, que ya llevaba cortado y a la moda, esmerándose en el aseo y corrección de la persona.
Y también sembraron los vecinos que le habían comprado semilla, esmerándose en cuidar cada planta como había hecho la niña con la primera.
Pero esto tienen los celos, calvario del querer, donde se autocrucifica el sentenciado, y jamás hubo verdugo ni sayón que así se esmerase en hincar hondo los clavos y en estirazar duro las sogas, como el celoso, esmerándose en refinar el tormento, y en alargarlo, y en complicarlo para que llegue a todos los nervios y a todas las fibras y a las últimas celdillas donde el pensamiento se devana.
No duda ya que hay en la casa quien priva más que ella con su amo, y que es la razón de la privanza algo físico que la señora Braulia no posee desde muchos años atrás: algo que no se adquiere esmerándose en el cumplimiento del cargo que se desempeña, sino con las gracias que da la naturaleza y roban los tiempos, como a ella se lo robaron para nunca más devolvérselo.

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