Ejemplos con desvergonzadas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tales costumbres disolutas y desvergonzadas significan que aquí no se mira más que al deleite, en el comer, en el emborracharse y en el danzar deshonesto.
Los españoles, dueños de un lenguaje riquísimo en voces picarescas y desvergonzadas, llaman a estos sueños vinosos.
Risas desvergonzadas provocó en ambas cortesanas del pueblo el agrio sermoncillo de Centurión, endulzado por cariños del cerero, que rasgando toda su boca hasta las orejas, y ahuecándola y haciendo buches con las palabras, decía: , no te vendas tan cara.
¡Cómo se miente! ¡Creerás que unas desvergonzadas mujeres llegaron aquí diciendo que el Prado y media calle de Alcalá estaban en poder de la Francia! Me dio tal enfado que si no estuviera mi mujer entre las que tal insolencia decían, las habría atravesado de parte a parte.
¡Y qué atrevidas! ¡Degüellan a los polluelos, se comen las crías, y cualquier día creo que bajarán para devorarnos a Vicenta y a mí! ¿Y lo desvergonzadas que son? ¡Mira mira!.
Provinciano de éstos había capaz de renunciar a la esperada credencial con tal de poder contar en su pueblo que había sido dueño de cualquiera de aquellas infelices, condenadas a estar siempre haciendo muecas voluptuosas con la cara pintada y trenzados con las piernas presas en las desvergonzadas mallas.
Estás perdonado, desde hoy se acabó el mirar a esas desvergonzadas muchachuelas que van a casa de Poenco y comprenderás todo lo que vale un trato honesto y circunspecto con personas de peso y suposición.
Hay gentes tan audaces y desvergonzadas, que debieran perecer para mayor desahogo de la gente delicada y fina.
Hanme dicho que lo hice valerosamente, lo que sé decir a vuestra merced es que es fama en este pueblo que no hay gente más mala que las placeras, porque todas son desvergonzadas, desalmadas y atrevidas, y yo así lo creo, por las que he visto en otros pueblos.
-Pero si yo no lo conozco -pensaba: y luego desfilaban por su recuerdo sus antiguos pretendientes: el doctor Ferreol, a quien había desairado, y Catay, que aún la incomodaba con sus desvergonzadas incitaciones: hasta evocaba la memoria de los piropos que conquistaba en sus andanzas callejeras, que aunque siempre rechazaba con orgullo, le creaban un ambiente de lisonja que aspiraba con indecible fruición, a cuya influencia concebía más alta idea de su personalidad y su belleza.
Y decía en árabe a las esclavas que estaban con ella: ¡Por el Mesías! Sois unas desvergonzadas, lo que hicisteis es una cosa mala y horrible.
, porque tenían novelas y algunas profanidades más, que eran contrabando allí, y, no conformándose con esto sólo, relataba historias desvergonzadas ¡y hacía unos comentarios! A mi ver, todo era una mala pasión de despecho, porque se recataban de ella y de las de su grupo en sus entretenimientos y conversaciones.
Al leer estas desvergonzadas líneas, Pedro abandonó precipitadamente a Nueva York, horrorizado de la perversión moral que reinaba en aquella ciudad, y comenzó a recorrer los diferentes Estados de la Unión.
Risas desvergonzadas provocó en ambas cortesanas del pueblo el agrio sermoncillo de Centurión, endulzado por cariños del cerero, que rasgando toda su boca hasta las orejas, y ahuecándola y haciendo buches con las palabras, decía: «Zorrerita, no te vendas tan cara.
Tales costumbres disolutas y desvergonzadas significan que aquí no se mira más que al deleite, en el comer, en el emborracharse y en el danzar deshonesto.
Hay gentes tan audaces y desvergonzadas, que debieran perecer para mayor desahogo de la gente delicada y fina.
Los españoles, dueños de un lenguaje riquísimo en voces picarescas y desvergonzadas, llaman a estos sueños vinosos dormir la mona.
El doctor oyó el chiste de aquellas desvergonzadas y se puso rojo como una amapola.
Aquella visita fue pesada y melancólica, y además muy molesta para Nieves, que estuvo incesantemente entre las miradas de los dos hermanos: las de Juanita, inquisidoras y mordicantes, y las de Manrique, voraces y hasta desvergonzadas.
Julio César Escalígero se estaba atormentando por otro lado en sus Exercitaciones, mientras pensaba las desvergonzadas mentiras que escribió de Homero y los testimonios que le levantó por levantar a Virgilio aras, hecho idólatra de Marón.
viejas proxenetas y caras marchitas de chicuelas desvergonzadas,.

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