Ejemplos con desconcertada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En el momento en que la agresión aumenta de tono,y Alicia se encuentra más desconcertada, se escuchan unas fanfarias que anuncian la llegada de la Reina de Corazones acompañada por el Rey y el Conejo Blanco.
yo era tan pequeña y estaba tan desconcertada.
En esos momentos, Niki Sanders despierta desconcertada en la habitación del hotel tras haber pasado la noche con Nathan.
La embarcación, al principio, parecía como desconcertada, como asombrada, avanzaba un poco, retrocedía, daba la impresión de una persona indecisa que quiere dar un salto y no se atreve.
En su desconcertada cabeza es un mito el Administrador de Rentas de Vitoria, mito es también ese marido errante, y por fin, personaje de leyenda es el hijo que busca.
Cuantos argumentos me sugería la razón no bastaban para desvanecer el ridículo supuesto de aquella hembra desconcertada.
Quedóse Currita desconcertada, como le sucedía siempre con las salidas intempestivas de aquella criatura.
Quedóse Currita estupefacta y desconcertada, y tartamudeó moviendo la cabecita:.
Esto dejó a Fortunata tan desconcertada, que sus lágrimas se secaron de improviso.
Doña Lupe se quedó desconcertada.
La de Astorgüela, absorta y desconcertada, no desplegó los labios: Tirso cogió su teja negra de la silla en que la había dejado y añadió bruscamente:.
-No sé que haya dicho ningún despropósito -replicó la dama desconcertada.
Esta mano protectora era la mano robusta de la mujer de Calleja, la cual, desconcertada y trémula al ver desde el rincón de su tienda la actitud terriblemente agresiva de su esposo, dejó con rapidez la labor, echó en tierra al chicuelo, que en uno de sus monumentales pechos se alimentaba, y arreglándose lo mejor que pudo el mal encubierto seno, corrió a la puerta y libró al pobre Carrascosa de una muerte segura.
eso no es cierto -replicó Rafaela desconcertada-: fue porque tenía que hablarle.
La sinceridad inocente, casi salvaje, que echaron de sí los ojos negros, profundos y leales del buen Iberito, cautivó a Teresa, dejándola un poco suspensa y desconcertada.
Manolita Pez, la verdad sea dicha, no se cuidaba de dar a su hija ejemplo de seriedad ni de constancia, y en su frívola cabeza no dejaban las ligerezas propias espacio para los sanos pensamientos que debía consagrar a la guía y dirección de la desconcertada joven.
No sé a dónde fue a parar mi desconcertada mente.
¿Quién te asegura que la vida feliz viene por el lado juicioso? -dijo Lucila, en pie, desconcertada-.
Desconcertada por esta invitación a seguir la derecha vía, el pensamiento y la palabra de la guapa moza se lanzaron por un despeñadero.
! -rezongó la cerera un tanto desconcertada-.
Desconcertada, Lucila miró a su amiga, como pidiéndole que al rebatir y desechar una solución propusiese otra.
Como el pobre Comandante no acababa de restablecerse del mal de su desconcertada cabeza, Santiago influyó para que se le retirase del servicio activo, y a sus instancias le colocó Linaje en la Secretaría del Montepío Militar.
Ni su correr era desordenado como el de unos furiosos, o su gritería desconcertada, sino que, manejando las armas con cierto compás, y llevando una marcha igual, todos a un tiempo repetían muchas veces el nombre con que eran conocidos, gritando los Ambrones, o para llamarse por este medio unos a otros, o para infundir terror con aquella voz a sus enemigos.
desconcertada la turba.
Desconcertada su acción y secuestrados sus bienes, el medio más eficaz de reducirles al último abatimiento era privarles de aquellas alianzas, escasas en número a la verdad, pero por lo mismo sinceras, a cuya sombra pudieran intentar su restauración, y cuando a tanto no alcanzaran, debilitar por lo menos todo lo posible a los señores que les quedaban amigos para hacerlos menos temibles.
»De pronto díjome con voz muy desconcertada, pero con gran energía:.
Y había que presentárselas, o fingir que se le presentaban, para darle gusto y sacarle por un instante del mortal desfallecimiento en que caía en cuanto le faltaba el aguijón de un apetito que pusiera en actividad el cordaje de su desconcertada máquina.
Esta se detuvo como desconcertada, y tras breves instantes de indecisión, avanzó hacia su padre con paso lento y con los ojos humedecidos.
Con las manos en el bolsillo del pantalón, el cabello fosco, erizada la barba y los ojos brillantes, paseaba Juan por el jardín del manicomio, y en él divertía las horas, sin que un recuerdo del pasado viniese a conmover su memoria, sin que una ráfaga de razón ventilase la desconcertada máquina de su cerebro.
Y le duró más de siete, y se templó en tales términos y se arregló la envejecida y desconcertada máquina de mi tío de tal manera, que, no en un cesto, sino bien sentado en el sillón de vaqueta de su dormitorio, y bien forrado y envuelto en mantas y capotes, consiguió darse más de cuatro «panzadas de sol» al aire libre en el abrigado rincón de la solana, adonde le sacaba yo poco menos que en vilo, por la puerta de su alcoba, entre las tempestades de votos y reniegos con que protestaba contra «la perra acabación» que en tan miserables extremos le ponía.

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