Ejemplos con cuentos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cuando Juan Ramón razona con Platerillo nos parece que razona consigo mismo, y su coincidencia de sentimientos es tal y el amor que se tienen tan estrecho que no se podría pensar sino que Platero era un hermano de Juan Ramón que había tomado forma de asno, como en los cuentos, por arte de encantamiento.
Hablaban todos, menos mi padre, siempre guiados por la duquesa, de chismes y cuentos locales.
No sabía tanto la hija de Böhl de Fáber, pero así en los que llama , como en muchas de sus novelas, donde la acción es escasa y los personajes y las escenas de familia lo son todo, rayó tan alto como el que más en este linaje de escritos, aunque no estaba inmune de cierto sentimentalismo a la alemana o a la inglesa, enteramente extraño a la índole de las escenas que describe, ni tampoco se libraba del inmoderado afán de declamar a todo propósito, y de interrumpir sus mejores cuentos con inoportunos si bien encaminados sermones.
ª de Juvenal, o livianos cuentos como los que manchan el de Apuleyo, constituyen el fondo de los de la Edad Media y corren en inagotable vena a regar los huertos de Boccacio y de todos los italianos, torpemente remedados por los franceses.
Habían bajado de las montañas para ver el Corpus de Toledo, y andaban por las naves de la catedral con el asombro en los ojos, asustados de sus propios pasos, temblando cada vez que rugía el órgano, como si temieran ser expulsados de aquel mágico palacio igual a los de los cuentos.
¿Por qué le iba a él con tales cuentos? ¿Para qué le había concedido autoridad? ¿Es que bajo la sotana no tenía nada de hombre? El que faltase a la buena disciplina de la casa, ¡a la calle inmediatamente! Más energía, y cuidado con molestarle de nuevo por tales insignificancias, pues entonces quien iría a la calle sería el.
Nuestras novelas picarescas son cuentos de refectorio inventados a la hora de la digestión, con los hábitos sueltos, las manos cruzadas en la panza y la triple barbilla sobre el escapulario.
Debía ser la Virgen rodeada de ángeles: una obra del arte grosero y cándido de la Edad Media, algún voto de los tiempos de la conquista, pero unas generaciones picando la piedra para marcar mejor las figuras borradas por los años, y otras blanqueándola con escrúpulos de bárbara curiosidad, habían dejado la losa de tal modo que sólo se distinguía un bulto informe de mujer, la reina , que daba su nombre a la fuente: reina de los moros , como forzosamente han de serlo todas en los cuentos del campo.
Y sin embargo, la pobre hilandera, al llegar cerca de allí, deteníase indecisa, temblorosa, como las heroínas de los cuentos ante la cueva del ogro, dispuesta a meterse a campo traviesa para dar vuelta por detrás del edificio, a hundirse en la acequia que bordeaba el camino y deslizarse agazapada por entre los ribazos, a cualquier cosa, menos a pasar frente a la rojiza boca que despedía el estrépito de la borrachera y la brutalidad.
Al relato primitivo le quité su título de , empleándolo luego en otro de mis cuentos.
¿De qué color? ¿Azul, como el de los cuentos?.
Hubo momentos en que su imaginación, lanzada en el camino de la insensatez, hízole pensar que, como en los cuentos fantásticos, un colosal murciélago le abanicaba con sus alas, para chuparle la sangre después de dormido.
¡Ojalá pudiera yo entregarle los míos! Y ahora, cuando tú me traes esos absurdos cuentos, me veo tan por bajo de ella, que no puede ser más.
Quedose como el combatiente de los cuentos de niños, a quien por obra de magia se le convierte la espada en alfiler y el escudo en dedal.
No me venga usted con cuentos de esa familionacontestó Fortunata, cuyo ánimo estaba bastante aplacado para poder tomar aquella correcta actitud.
Maxi, que al hablar de la familia se dejaba guiar más por el amor propio que por la sinceridad, le había hecho mil cuentos hiperbólicos de Nicolás, pintándole como persona de mucha virtud y talento, y ella se los había creído.
No ponía aquella cara cuando contaba los cuentos.
Tomaba su revancha en los cuentos, pues sabía muchos, y ella los escuchaba con embeleso, abierta la boca de par en par y los ojos clavados en el narrador.
Un año antes, la criadita y el estudiante se pasaban las horas muertas en la cocina, contándose cuentos o proponiéndose acertijos.
Ni una ni otro agradaban mucho a Maximiliano: ella por ser ordinaria y de sentimientos innobles, incapaz de apetecer la honradez como estado permanente, él por ser muy atropellado, muy hablador, muy amigo de contar cuentos sucios y de decir palabras indecentes.
Cansado de hacer solitarios, Olmedo se puso a contar cuentos indecentes, lo que a Maximiliano le pareció muy mal.
¿Qué tenemos, viene o qué? ¿O es que le lleva cuentos a don Práxedes? Bueno, señores, que se los lleve.
Para acabar de aburrirle y trastornarle, un día fue Villalonga con nuevos cuentos.
¡Pobrecito, tan lindo, tan mono y no parecerse! Pero si yo me confirmo en que se parece ¡Que es ilusión! ¿Cómo ha de ser ilusión? No me vengan a mí con cuentos.
Repetidas veces llevó Estupiñá cuentos como este:.
Tú sabías el nombre de la calle, no vengas echándotelas de zahorí Es que Estupiñá me espiaba y le llevaba cuentos a mamá.
Te cuento las cosas como pasaron Basta ya, basta de cuentos.
De pronto los cuentos de Estupiñá cesaron.
Como supiera un día la dama que su hijo frecuentaba los barrios de Puerta Cerrada, calle de Cuchilleros y Cava de San Miguel, encargó a Estupiñá que vigilase, y este lo hizo con muy buena voluntad llevándole cuentos, dichos en voz baja y melodramática: Anoche cenó en la pastelería del sobrino de Botín, en la calle de Cuchilleros ¿sabe la señora? También estaba el Sr.
El mantón sería una prenda vulgar si tuviera la ciencia del diseño, no lo es por conservar el carácter de las artes primitivas y populares, es como la leyenda, como los cuentos de la infancia, candoroso y rico de color, fácilmente comprensible y refractario a los cambios de la moda.

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