Ejemplos con compunción

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Puso al oír esto la cara de compunción hipócrita que tiene para estos casos, y exclamó mirando al cielo tempestuoso: Cúmplase la voluntad de Allah.
Vestía negra túnica de Dolorosa, y su rostro expresaba compunción grave.
Todo, pues, ha cambiado de forma, de sitio y de hora, pero la gente es la misma, y mañana no se acordará de la compunción religiosa de hoy, como hoy no se acuerda de las calaveradas de ayer.
Paz oía misa con recogimiento, volviendo tranquilamente las hojas del devocionario, que a veces dejaba sobre la falda, pero sin alardes de unción religiosa: su rostro no se entristecía con compunción exagerada, ni tenía ese lento parpadear que es a los ojos lo que el estertor a la respiración.
-¡Por Dios y todos los santos! -exclamó el diplomático afectando cierta compunción suplicante-.
-Bien, dejemos este asunto -dijo, afectando una compunción que no sentaba mal a sus hábitos sacerdotales-.
-¿A qué repetirlo otra vez, señorita? -dijo don Sotero con una mansedumbre y una compunción edificantes-.
El viejo salió de la sala, como si su comisión le hubiera quitado de encima la mitad del peso de sus años, y la presidenta del duelo, después de ponerse la mantilla y de dar a su fisonomía el aire de compunción de que la había despojado durante la última escena, cuadróse en medio de la reunión, fijó la vista en el suelo y dijo en tono plañidero:.
A los pocos instantes fué a buscarle la vieja, y sobre el miserable pedazo de estera que servía de tapiz terminó su plegaria haciendo votos en favor de mi hermano, llenos de compunción.
Unos a otros, con cara de hipócrita compunción, se ocultaban los buenos vetustenses el íntimo placer que les causaba aquel gran escándalo que era como una novela, algo que interrumpía la monotonía eterna de la ciudad triste.
¿quién, que sea católico, ignora lo que está pasando? ¿Quién no ha sido hasta actor, cuando niño, en aquella representación sublime y pavorosa? ¿Quién, lleno de miedo y de mística compunción, no ha golpeado las puertas del Templo al oscurecer de este luctuoso día? -Veamos, pues, lo que pasa allí.
Puso El Nasiry al oír esto la cara de compunción hipócrita que tiene para estos casos, y exclamó mirando al cielo tempestuoso: «Cúmplase la voluntad de Allah.
Había soñado con la pasión de Cristo, con los horribles judíos que le azotaban, había visto elevar el madero con la Divina Persona clavada por pies y manos, y este cuadro lamentable que se le representaba al vivo por el poderoso fingir del sueño, llenó su alma de patética y dolorosa compunción.
También ellos, a pesar de hallarse acongojados por la compunción y abstraídos por la memoria de las faltas que estaban expiando a costa de sus fuerzas físicas, miraron por sus espantables claraboyas el balcón de Lantigua.
Vestía negra túnica de Dolorosa, y su rostro expresaba compunción grave.
Con la mitad de esto había más que suficiente pretexto para enviar un hombre al quemadero, mas Balseyra dio tales muestras de compunción, probando hasta la pared del frente que había pecado por tonto y no por judío, que el Santo Oficio, teniendo también en cuenta que la hacienda del reo era pobre bocado, lo sentenció a abjurar de levi y a salir por las calles de Lima en bestia de albarda, con sambenito, coroza, pregonero y espantamoscas.
En casa de la novia, sentado en un banquito, tomaba, con aire de respetuosa compunción, el mate que le ofrecía Salvadora, buscando, sin encontrarlas, las palabras de cumplimiento con que hubiera querido celebrar su amor presente y su dicha futura, elogiar las prendas de su prometida, ofrecerle su corazón, pero estorbaba su elocuencia, a más de la poca costumbre que tenía de usarla, la presencia molesta de tía Ignacia, demasiado sabedora de lo débiles que son las mujeres, para no tener siempre algún pretexto de ir y venir y hasta de quedarse con la pareja.
Todo el tiempo permanecía con la cabeza doblada sobre el pecho, los ojos bajos y las manos cruzadas encima del vientre, guardando su aire de compunción hipócrita, aunque por debajo de los párpados, entornados, veíanse relucir los ojillos concupiscentes, y los labios abrirse y cerrarse con un gesto voraz.
Al divisar a las dos señoras, que por su porte y atavío mostraban serlo y desde luego personas alcurniadas, redobló su compunción y recato.
Estos remordimientos, esta compunción y este sonrojo por la culpa, tenían, sin embargo, bastante de sabroso y de dulce.

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