Ejemplos con valor

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Como filósofo catecúmeno, Belarmino empleaba algunos términos a los cuales daba valor místico, y cuyo contenido no hubiera acertado jamás a elucidar satisfactoriamente.
Hecho esto, procedió don Simón a vender de cualquier modo el papel que tenía del empréstito y a remitir a su casa su mezquino valor.
Con estas tendencias del nuevo Ministerio, el papel del empréstito bajó hasta la mitad de su valor.
Le remitía letras por valor de veinte mil duros, y ponía a su disposición cuarenta mil más para dentro de quince días, y otros veinte mil para fin de mes, fechas en las cuales tenía la casa esos vencimientos que cobrar de las acreditadísimas A y B, y cubiertas todas sus atenciones del momento.
Al otro día no tuvo valor para hojear los periódicos de oposición, pero una fuerza irresistible le hizo fijarse en.
Calculen ustedes el efecto que causaría en una plaza mercantil de segundo orden la aparición de un hombre que se anuncia con letras de cambio, a cargo de las principales casas de comercio, por valor de ochenta mil duros, pagaderos a tocateja.
Resultado de estas y otras combinaciones: que el día en que nos hallamos con Simón en las Casas Consistoriales y con Juana en su establecimiento, eran dueños de la casa que éste ocupaba, de lo que la tienda contenía y de un respetable sobrante en continuo movimiento, todo lo cual representaba un valor de muchos miles de duros.
¿Qué navaja?preguntó la delgadita, no muy segura de su valor.
Quién sea Pereda, y cuál el valor de sus escritos, no necesito yo declarárselo a un público que ya comienza, aunque algo tardíamente, a hacerle justicia y a conocerle y admirarle.
He procurado olvidarme de que el autor era montañés, y entrañable y fidelísimo amigo mío desde que tengo uso de razón, y amigo de los de mi casa antes que yo naciera, y haciendo un esfuerzo, que me ha costado mucho, y que no pienso volver a repetir, he detenido mi impaciencia, que me llevaba a leer con el pensamiento antes que con los ojos las páginas de un libro, que más que libro parece fragmento de la realidad viva, y he tenido el valor de estarle aplicando por días y días eso que llaman.
Para ellos es un eminente novelista, a quien colocan entre Valera, Alarcón y Galdós, pero, en suma, un novelista a quien tasan por su valor como tal, y cuyos triunfos literarios empiezan a contar desde.
Temíamos, finalmente, que el carácter en gran manera prosaico de las escenas políticas, que son la mayor parte del libro, hubiese influído en detrimento de su valor estético, y esto lo temía yo más que nadie, viendo correr con tibieza y desaliento la pluma del autor por las descripciones de un club o de una redacción de periódico, como si le aquejase la nostalgia de sus montes y de sus marinas.
El botánico le pone un mote, el matemático le da ciertas dimensiones, en relación con la circunferencia del ecuador, ¡atiza!, el arquitecto lo considera como una viga maestra, el ingeniero naval, como una cuaderna o un mástil, el telegrafista, como un poste de telégrafos, el economista, como un valor cotizable, el ingeniero agrónomo, como un orden de cultivo, el médico, como una especie terapéutica, el químico, como una retorta en cuyo seno se efectúan ciertas reacciones, el biólogo, poco menos que como una persona, y así sucesivamente.
Los mismos incidentes cotidianos, repetidos mecánicamente, van tomando diferente semblante y adquiriendo valor más preciso.
Decía que aquí, en general, no se aprecia el valor artístico del calzado.
Los Evangelios no poseían valor histórico, no eran testimonios personales de la vida y enseñanza de Jesucristo, habían sido urdidos muchos años después, casi un siglo.
No des excesivo valor a las cosas de poca monta.
¡Ay, Facundo! Tú, como vives en las Batuecas, no te has enterado de que el mismo valor tiene la virginidad entre cristianos que entre insectos.
De los demás, la mayor parte se retorcían, ahogando la risa, algunos enarcaban las cejas y fruncían el labio, remisos en aceptar el valor probatorio de la anterior experiencia.
Y a la verdad, ¿quién osará disputarle la supremacía, así como ninguna obra puede competir con su , valiente y atrevida, y su reflexiva y prudente ? ¿Quién, como él, ha cantado tu grandeza y la de los demás dioses, tan magníficamente como si nos hubiera sorprendido en el Olimpo mismo y asistido a nuestras asambleas? ¿Quién contribuyó más a que el odoro incienso de la Arabia se quemase abundantemente ante nuestras imágenes y se nos ofreciesen pingües hecatombes, cuyo sabroso humo, subiendo en caprichosos espirales, nos era tan grato que aplacaba nuestras iras? ¿Quién, como él, refirió las batallas más sublimes en más hermosos versos? Él cantó a la divinidad, al saber, a la vírtud, el valor, al heroísmo y a la desgracia, recorriendo todos los tonos de su lira.
¡Señor Don Juan Manuel! ¡Señor Don Juan Manuel! ¡Dios nos manda tener valor! Debemos conservar la existencia como un dón precioso, y amarla a pesar de sus espinas.
La huerta se había enterado de que en la antigua barraca de el único objeto de valor era una escopeta de dos cañones, comprada recientemente por el intruso con esa pasión africana del valenciano, que se priva gustoso del pan por tener detrás de la puerta de su vivienda un arma nueva que excite envidias é inspire respeto.
Y con el valor del que está en su casa, amenazaban y despedían a unos, dejaban entrar a otros, concediéndoles su protección según les habían tratado en las sangrientas y accidentadas peregrinaciones por el camino de la escuela.
Aquel hombre que le había desafiado, insultándole impunemente mientras le tenía metido en su barraca como una gallina, su mujer que por primera vez le imponía su voluntad, quitándole la escopeta, su falta de valor para colocarse frente a la víctima cargada de razón: todo eran motivos para que se sintiese confuso y atolondrado.
Un imprudente dijo esto sin darse cuenta del valor de sus palabras, y se hizo un silencio doloroso, como en la alcoba de un enfermo cuando se pone al descubierto la parte dañada.
En todas las épocas de nuestra historia los orbajosenses se han distinguido por su hidalguía, por su nobleza, por su valor, por su entendimiento.
Rey permaneció sentado, sereno, valiente, con el valor pasivo de una creencia profunda y de una resolución inquebrantable.
Ya que han decaído tanto los caracteres y el valor en la desdichada Orbajosa, ya que este pueblo parece dispuesto a poner la cara para que escupan en ella cuatro soldados y un cabo, busquemos alguna defensa uniéndonos.
¿Por qué? Porque saben qué clase de gente sois, porque tienen noticia de vuestra piedad ardiente y de vuestro valor.
La pobrecita demuestra un valor heroico en medio de sus penas, y me obedecerá ciegamente.

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