Ejemplos con tresillo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Un quinto personaje, el caballo, esta implícito en el rápida figura del tresillo que toca el pianista simulando las pisadas del animal.
Este último puede considerarse como el primer juego de cartas, del que nacieron muchos otros, tales como el dosillo, el tresillo, el cuatrillo, el quintillo, la cascarela, el renegado, la malilla, la zanga, etc.
En las horas de la tarde, cuando llovía, si Ventura estaba de buen humor, jugaba con Cecilia y Gonzalo al tresillo.
Don Jaime quedó, pues, reducido a pasar las horas mirando jugar al tresillo y dando a los jugadores consejos que no le agradecían.
En un principio solía pedir a sus amigos o conocidos del café algún dinero para jugar al tresillo, y bebía al fiado en el café, pero al poco tiempo ni los amigos quisieron darle nada, ni el dueño del establecimiento le fiaba ya por valor de dos cuartos.
Iba casi todas las tardes al salir de la Bolsa para decirle el alza o baja de sus valores, otros días se plantaba a almorzar sin previo aviso, como tenía la costumbre de escribir las cartas se ponía a escribir en la mesa del pobre Gabriel, y por último, sabiendo que Emilia no salía de noche y que jugaba al tresillo con varias amigas se presentaba dos o tres veces por semana pidiendo por amor de Dios un ratito de conversación y una taza de té, y allí se estaba hasta que entre burlas y veras había que echarle.
Viose entonces claro como nunca la funesta influencia que ejerce en una sociedad entera una de esas reinas de la moda que comienzan escotando los trajes y acaban escotando las costumbres, que empiezan imponiendo el yugo de sus elegantes extravagancias y terminan imponiendo el de sus desvergonzados vicios, que familiarizan con el escándalo y lo hacen tolerable y de buen tono hasta a los ojos de las personas virtuosas, que llegan a contemplar sin extrañeza, sin rubor y sin protesta, espectáculos como el que ofrecía Currita haciendo los honores de su casa con distinción elegantísima, en compañía del marqués de Sabadell, mientras sus hijos yacían olvidados, cada cual en un colegio, y Villamelón, reblandecido ya casi por completo, jugaba al bésigue o al tresillo con las celebridades del momento, o tentaba la paciencia de sus tertulianos encerrado, como en un círculo vicioso, en sus ordinarios tópicos de conversación: el combate de Cabo Negro, los prodigios de su cocinero, los adelantos de su fotografía, las ventajas de la incubación artificial de los huevos de gallina, o las extrañas peripecias del doctor Tanner y el italiano Succi, que, con gran pasmo suyo, parecían haber resuelto el problema, para él horripilante e incomprensible, de vivir sin comer.
Porque era el caso que habían circulado por ciertas casas privilegiadas de la alta sociedad madrileña unas lindas tarjetas litografiadas, en que la marquesa de Villasis anunciaba a sus numerosos amigos que abría las puertas de sus salones, y fijaba como día de recepción¡aquí estaba el busilis!el mismo fijado por Currita: ¡los viernes! La noticia llegó a casa de esta un miércoles por la noche, estando presente tan sólo la duquesa de Bara, Carmen Tagle, Leopoldina Pastor y la Valdivieso, algunos señores mayores jugaban al tresillo, y en la sala de billar oíanse a lo lejos los secos golpes de las bolas y los tacos.
En el primero, divisábanse a lo lejos, en un apartado rincón, cuatro señores muy graves, muy tiesos, jugando al tresillo, en el segundo, reverberaban las luces en el brillante parquet de finísimas maderas enceradas y en los colosales espejos, dando a todo aquel recinto el aspecto fantástico y temeroso, en medio de su magnificencia, de aquellos palacios encantados que se describen en los cuentos de hadas.
Rodolfo: usted no gusta del tresillo.
Le dominaban dos pasiones: la de controvertir y disputar, y otra, muy dulce y pacífica, el tresillo nocturno en casa de Sarmiento, con el P.
Afable con todos, cortés y comedido con cuantos le trataban, era, sin embargo, enemigo de andar en reuniones y corrillos, y tal vez por eso se pasaba en Santa Clara buena parte del año, y cuando residía en Villaverde no concurría a la tertulia de don Procopio ni al tresillo de mi querido amigo Quintín Porras.
En los palcos, en los salones, en el cuarto del tresillo, en todas partes creyó tenerla delante de los ojos.
, Marquesa, me llaman para jugar al tresillo.
—Unas la acompañan a la mesa, otras a tomar café mientras es hora del teatro, otras pasan allí la , cuando no hay funcion en el teatro Real, otras van a pedirle té después de la ópera, otras juegan al tresillo de diez a doce, y otras se presentan allí de media noche para abajo, ganosas de contar o de saber las noticias políticas de última hora.
quiso enseñarme el tresillo, pero nunca lo pude aprender.
Concluida la comida, se diseminaban los comensales, unos a tomar café al despacho y a jugar al tresillo, otros a formar grupos más o menos animados y chismosos, y Guillermina a su sillita baja y al teje maneje de las agujas.
¿Sabe usted jugar al tresillo?.
Era una noche en el Casino, y estaban jugando al tresillo.
-Viene también por las noches a jugar al tresillo -añadió la joven-, porque a prima noche se reúnen aquí algunas personas, el juez de primera instancia, el promotor fiscal, el deán, el secretario del obispo, el alcalde, el recaudador de contribuciones, el sobrino de D.
¡Y cómo quiere a Susanita! Va allá todas las noches, yo también voy y solemos echar un tresillo.
Por Pío supo él que el amo se apeaba a menudo en al callejón de San Juan de Dios, y que seguía luego a tomar el carruaje, o en la calle del Empedrado, o enfrente de la casa de don Joaquín Gómez, donde jugaba todas las noches al tresillo.

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