Ejemplos con traedme

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Inés: Traedme un moro, BelardoBelardo: Días ha que ando tras ellos.
Guizot dijo a los franceses: , y nuestros aseguradores de la vida contra la pobreza, de la propiedad urbana contra incendios, y de las naves contra los riesgos de la mar, dicen a los españoles: asociaos, traedme vuestras economías, y os haré poderosos.
Cuando le ataban los pies por debajo de la cincha, dijo en tono agresivo: ¡Eh, brutos, que me lastimáis! ¿Creéis que me voy a caer? Traedme un caballo y veréis si soy buen jinete.
Traedme fuego, fuego, y apresarán nuestras cenizas, no nuestras personas.
—Levantáos, Ricaredo, respondió la reina, y creedme que si por precio os hubiera de dar a Isabela, segun yo la estimo, no la pudiérades pagar ni con lo que trae esa nave, ni con lo que queda en las Indias: dóyosla porque os la prometí, y porque ella es digna de vos, y vos lo sois della: vuestro valor solo la merece, si vos habeis guardado las joyas de la nave para mí, yo os he guardado la joya vuestra para vos, y aunque os parezca que no hago mucho en volveros lo que es vuestro, yo sé que os hago mucha merced en ello, que las prendas que se compran a deseos y tienen su estimacion en el alma del comprador, aquello valen que vale una alma, que no hay precio en la tierra con que aprecialla: Isabela es vuestra, veisla allí, cuando quisiéredes podeis tomar su entera posesion, y creo será con su gusto, porque es discreta, y sabrá ponderar la amistad que le haceis, que no la quiero llamar merced, sino amistad, porque me quiero alzar con el nombre de que yo sola puedo hacerle mercedes: idos a descansar, y venidme a ver mañana, que quiero mas particularmente oir vuestras hazañas, y traedme esos dos que decís que de su voluntad han querido venir a verme, que se lo quiero agradecer.
Ahora bien dijo el cura, traedme, señor huésped, aquesos libros, que los quiero ver.
Y dijo a los guardias: ¡Traedme al del arroz! Y los guardias, acostumbrados ya, vieron al hombre, en seguida se precipitaron sobre él y le arrastraron por las barbas a presencia del rey, que le preguntó: ¿Cómo te llamas? ¿Cuál es tu profesión? ¿Y por qué has venido aquí? El contestó: ¡Oh rey afortunado, me llamo Rustem, pero no tengo más profesión que la de pobre, la de derviche! Zumurrud gritó: ¡Tráiganme la arena y la pluma! Y se las llevaron.
JUEZ: Traedme aquel más rollizo,.
-¡Es necesario -dijo entonces a sus tropas- que las águilas del Imperio se extiendan por todas partes! Desparramaos por cuantas villas, lugares y cortijos comprende el territorio de mi mando: llevadles la buena nueva del advenimiento de don José I al trono de San Fernando: tomad posesión de ellos en su nombre, y traedme a la vuelta cuanto ganado encontréis en sus corrales y rediles.
-Subid al monte, hijos míos, y antes que caiga la noche, traedme un brazado de leña.
Pues bien, traedme diez camaradas y tengo bastantes para atacar el cercano pueblo, y os procuraré un verdadero festín de sacerdotes salios.
Traedme aquí luego los hombres que os he dicho.
— ¡Vaya! Traedme un pollo y dejadme en paz.
Es muy probable que encontréis al capitán Winter con uno de los buques de mi escuadra, y quiero daros una carta que le presentareis para que os deje libre en vuestro camino, traedme con que escribirla: y cuando fue servido, se inclinó en la mesita de la Cámara y escribió la carta siguiente, digna de trascribirse, por ser característica del hombre y de la época :.
Guizot dijo a los franceses: enriqueceos, y nuestros aseguradores de la vida contra la pobreza, de la propiedad urbana contra incendios, y de las naves contra los riesgos de la mar, dicen a los españoles: «asociaos, traedme vuestras economías, y os haré poderosos».
Cuando le ataban los pies por debajo de la cincha, dijo en tono agresivo: «¡Eh, brutos, que me lastimáis! ¿Creéis que me voy a caer? Traedme un caballo y veréis si soy buen jinete».
Y aquel jeique, que se llamaba El Profundísimo Cohén, nos dijo: ¡Traedme ese libro! Y le llevamos los Anales de los Antiguos, que cogió él y nos dijo: ¡Oh hijos míos, sois hijos de mi hijo, y no puedo favorecer a uno de vosotros en detrimento de los demás! ¡Es necesario, pues, que aquel de vosotros que desee poseer este libro vaya a abrir el tesoro llamado Al-Schamardal, y me traiga la esfera celeste, la redomita de kohl, el alfanje y el anillo, que todos estos objetos contiene el tesoro! ¡Y son extraordinarias sus virtudes! En efecto, el sello está guardado por un genni, cuyo sólo nombre da miedo pronunciarlo: se llama el Efrit Trueno-Penetrante.
,Hamlet:¡Ah! Quisiera algo de música: traedme unas flautas.
Y se puso más lejos del alcance de la mano del kurdo, gritándole: ¡Así se te pare la digestión y te ahogue, espantoso abismo! Pero el kurdo, sin hacer caso de lo que decían a su alrededor, metió otra vez los dedos, gordos como estacas, en la masa tierna, que entreabrió con un crujido sordo, y los sacó con una bola como una calabaza en las puntas, y le estaba dando vueltas en la palma antes de tragarla cuando Zumurrud dijo a los guardias: ¡Traedme pronto al del arroz, antes de que se trague el bocado!.
:¡La ausencia de una mujer me hizo perder la razón! ¡Oh vosotras que creéis en mi locura, traedme a la que hubo de causarla, y daréis a mi espíritu la frescura de un díctamo!.
Mañana, después del entierro, traedme a vuestro hermano, y decidle que lo acompañe la niña.
- Señora Magloire -dijo-, traedme una silla, porque mi Grandeza no alcanza a esa tabla.
-Patrick - dijo el duque-, traedme el cofre donde estaban los herretes de diamantes.
-No, traedme a los cuatro juntos.
—Traedme la taza del duque, el anís del almirante.
''Y el Gran Sacerdote Jesús dijo a los suyos: Traedme fuego y ramas de vid, y así lo hicieron.
Traedme fuego y ramas de vid, y así lo hicieron.
-Traedme valor de un millón como éste y todos os los tomaré -dijo Danglars metiendo en su bolsillo el pagaré-, decidme a qué hora queréis que vaya mañana mi criado a vuestra casa con veinticuatro mil francos.

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