Ejemplos con tentáculos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La piel es también un importante órgano sensorial, con porciones de la misma especialmente sensibles a los estímulos táctiles, ayudando en funciones específicas como la alimentación, como es el caso de los dedos de los primates o los tentáculos nasales del topo estrellado.
Las formas actuales han modificado o perdido un par de tentáculos, así, los decapodiformes, poseen un par de brazos modificados en largos tantáculos que poseen ventosas solo en su extremidad, los octopodiformes han reducido o perdido por completo un par de tentáculos.
Los grandes grupos de coleoideos se basan en la estructura y el número de tentáculos.
En esta etapa el Metroid sufre un cambio, su cuerpo toma un coloración roja y desarrolla tentáculos en vez de colmillos, los cuales le permiten realizar ataques a distancia.
¡Ser así! Poder ir por las calles por el mundo, tendiendo las garras ¡Devorar! ¡devorar! Ellos se debatirían inútilmente por deshacer el anillo de mis tentáculos ¡Absorberlos! ¡comerlos! ¡hacerlos desaparecer!.
Las semillas, como pulpos en gestación, se preparaban a extender los tentáculos de sus raíces hasta los cráneos que pocos meses antes contenían gloriosas esperanzas o monstruosas ambiciones.
La guerra había extendido uno de sus tentáculos hasta la avenida Víctor Hugo.
Una masa humana se aglomeraba contra la verja, desbordándose en tentáculos por las calles inmediatas.
Sintió él que se anudaban como tentáculos irresistibles en torno de su cuello los brazos soberanos, y que una boca dominadora se apoderaba de la suya lo mismo que en el Acuario Y rodó bajo esta caricia de fiera, con el pensamiento perdido, olvidándose del resto del mundo, descendiendo y descendiendo por un mar de sensaciones nuevas, como un náufrago satisfecho de su suerte Pero esta vez llegó al fondo.
Creyó que un monstruo de la misma clase que los del estanque, pero mucho mayor, un pulpo gigantesco de los fondos oceánicos, se había deslizado traidoramente a sus espaldas, echándole de pronto uno de sus tentáculos.
Era una lucha de tigre contra rata Cuando el cangrejo tenía ya medio cuerpo oculto entre los verdes líquenes de un agujero, cayó sobre su posterior una de las pesadas serpientes, arrancándolo con el tirón irresistible de sus ventosas, haciéndole desaparecer entre la madeja de tentáculos.
Los tentáculos pegaron sus irresistibles ventosas al cuerpo de la víctima y al bramante, tirando de este último con tal fuerza, que se rompió, cayendo en el fondo el pulpo con su presa.
Parecían torpedos de proa cónica, llevando a la rastra la gruesa y larga cabellera de sus tentáculos.
Los tubos, intestinos de aquel húmedo vientre, daban mil vueltas, y tan pronto rastreaban a flor de tierra, parecidos a sierpes enormes, como se erguían a la bóveda, remedando los negros tentáculos de un pulpo descomunal.
Los tentáculos agarraron la triste presa, doblándose hacia adentro para llevarla a su boca.
Tal vez se sometían voluntariamente a un turno, tal vez su vista sólo alcanzaba un poco más allá de sus tentáculos.
En el mar, cuando querían sorprender a una ostra de carne sabrosa, esperaban ocultos a que abriese sus dos valvas para nutrirse de agua y de luz, é introducían un guijarro entre ellas, metiendo a continuación por el intersticio sus tentáculos mortales.
La mandíbula batallaba con el chupón, la dentellada cortante y sólida, con la mucosidad fosforescente que resbala y huye, el golpe de cabeza demoledor como un ariete, con el latigazo de los tentáculos, más gruesos y pesados que la trompa del elefante.
Cuando unos marinos conseguían matarlo, llevaban al epicúreo Lúculo la cabeza, grande como un tonel, y algunos de sus tentáculos, que una persona apenas podía abarcar.
Los había visto mucho más grandes en las pescas de alta mar, pero con un encogimiento imaginativo, suponía que la lámina azul del estanque era toda la masa del Océano, los pedruscos del fondo montañas submarinas, y él, aplastando su personalidad, se hacía del tamaño de las pequeñas víctimas que bajaban hasta los tentáculos devoradores.
Largos filamentos pendían del ruedo de sus bordes, tentáculos sensitivos que al mismo tiempo servían para mantener el equilibro flotante.
No tenían que esperar, como ellas, que el alimento viniese casualmente a sus tentáculos.
Todos estos árboles y flores-animales eran de una voracidad mecánica cuando la víctima microscópica se dejaba atraer por sus tentáculos El suave ramaje se contraía, se cerraba, arrastrando a la esbelta torre secretada por él mismo, digería su conquista.
Guardaban su cuerpo anillado dentro de un tubo coriáceo que los protegía, y sobre este tronco rectilíneo de color de marfil lanzaban, como un surtidor de ramas, los tentáculos movedizos que les sirven para respirar y para comer.
La inmensa masa acuáticatres veces más salada que al nacer el planeta, a causa de una evaporación milenaria que había disminuido el líquido sin absorber sus componentesguardaba, revueltos con sus cloruros, el cobre, el níquel, el hierro, el cinc, el plomo, y hasta el oro procedente de los filones que la ebullición planetaria aglomeró en el fondo oceánico, y de cuya masa no son mas que insignificantes tentáculos los filones de las montañas, con sus arenas auríferas arrastradas por los ríos.
Otros los tenían despegados del cuerpo, al final de dos tentáculos cilíndricos como telescopios.
Sus hojas, tentáculos inertes y traidores, se encogían de pronto.
Miró después una rama de árbol, de la que pendían varios hilos de plata sosteniendo a un insecto de activos tentáculos.
Cuando nos acerquemos al término del viaje descansarán dentro del buque, amarradas entre esas cuñas que hay en el suelo, pero durante la navegación van suspendidas afuera, prontas a ser echadas al agua en caso de peligro ¿Y ese bosque de trombones amarillos con boca roja que surge por todos lados, como gargantas de dragón? Son tentáculos que el vientre del buque echa en el espacio para cazar oxígeno, trompas de acero que con el impulso de la marcha van chupando vida No extrañe, Ojeda, que me ponga lírico.

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