Ejemplos con sudarios

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Esta procesión fantasmal forma dos hileras, van envueltas en sudarios y con los pies descalzos.
Sobre las aguas obscuras se deslizaban como sudarios las velas de los pescadores huyendo mar adentro.
Una vez eran las montañas negras con sudarios de ventisqueros del estrecho de Beagle.
Deshacíanse las figuras pavorosas de los dragos y endriagos, los anillos horribles de las quimeras y sierpes, la melena del león era un poco de vapor flotante y los sudarios que envolvían al espectro convertíanse en leves jirones, borrados y consumidos en la transformación del celaje.
Aquellos cantos pelados, tan grandes, tan secos, tan esparcidos en todas direcciones, aquella inmensa extensión calva, monda, rapada y desnuda de todo follaje, aquellas nieblas tenaces cerrando todas las salidas y surgiendo de todas las hoyadas, aquellos riscos inaccesibles y fantásticos elevándose sobre todo y por todos lados, aquel cierzo continuo y gemebundo que parecía el espíritu funerario de las grandes necrópolis, llevando consigo los jirones de la niebla como si fueran sudarios arrancados de las tumbas en los senos entenebrecidos de las barrancas, aquellos buitres que me señalaba Chisco, revolando en las alturas, aquel cielo que iba encapotándose poco a poco.
En vez del puntiagudo sombrero de catite, el pañuelo liado a la cabeza, la chaqueta de alamares, la faja y los zahones, llevaba la aparición por única vestimenta un paño gris como los sudarios polvorientos, por arma, una guadaña en la diestra, por emblema, en la siniestra, una clepsidra.
Las mujeres de Abisinia pasan las noches en vela, según refiere, un corresponsal del Temps, vestidas con sudarios y dando gritos horribles cuando muere un colérico.
Los primeros que murieron fueron enterrados por los demás después de lavarles y meterles en sudarios confeccionados con las telas recogidas en la orilla.
Siempre escarpadas breñas, barrancos y encumbradas crestas, abismos inaccesibles, y que las pálidas tintas de la noche exageraban más todavía, imprimiendo a todo un matiz puramente fantástico, y allá, en las hondonadas del yermo, en las faldas pedregosas e irregulares, medio iluminadas por la luna con un tinte diáfano y tenue ante la progresiva degradación de las sombras, como sudarios grises contraídos en caprichosos repliegues, diseñábanse varios grupos de arbolillos y arbustos de un verdor aterciopelado, como informes manchas que salpicaran los accidentes del terreno.
La toilette de Worth, junto a la sencilla luminosidad los sudarios, era démodée y, además, por la intensidad de la luz habíase puesto de un lamentable color ala de mosca.

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