Ejemplos con servilmente

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La palabra deriva del Latín dominus, que significa señor o dueño, como un propietario frente a su esclavo esto había sido usado servilmente para dirigirse a los emperadores desde la época Julio-Claudia en adelante, pero nunca como un título a Tiberio en particular se le conoce por haberlo vilipendiado abiertamente.
De ahí la actitud, también novedosa de Sócrates, frente al Dáimôn: no niega la fuerza ni la divinidad del Dáimôn pero tampoco la adora servilmente.
Las fuentes se manejan con mayor libertad y ya no se traducen y amplifican servilmente.
Borgianni no siguió servilmente a Caravaggio, pero sus composiciones de colores cálidos y tipos humanos no idealizados lo encuadran más en el caravaggismo que en el clasicismo que los Carracci intentaron imponer como respuesta a aquél.
Hay que devolver credibilidad a los medios, tan venidos a menos, después de haber servido tan servilmente al régimen fujimorista.
Por algunos días rondó su mente la idea de asemejarse al modelo con una discreta imitación, pero luego hubo de caer en la cuenta de que para realzar la nobleza ingénita de su ser, le bastaría la proximidad al maestro sin necesidad de copiarle servilmente.
La mujer y el hijo sonreían servilmente, pero con una expresión hostil en la mirada, gravemente ofendidos por la franqueza del doctor.
Y le volvió la espalda, olvidándolo, mientras el secretario sonreía servilmente al primo de su principal y le saludaba con varias reverencias.
Las cosas quedaron, pues, como estaban un mes antes y tan sólo Jacobo pudo notar en Currita, con harto despecho suyo, esa extraña anomalía de la mujer, que consiste en mostrarse servilmente sumisa con el hombre que la oprime y ferozmente tirana con el que se le somete: rasgo a la verdad poco noble, que hace común san Ignacio de Loyola en su famoso libro de los al mismísimo demonio, con estas textuales palabras: El enemigo se hace como mujer, en ser flaco por fuerza y fuerte de grado.
Currita titubeaba en la elección de modelo, y Jacobo, con la autoridad delegada que ejercía en aquella casa como amigo íntimo de Villamelón y primo cuarto de la condesa, hízola decidirse al punto por uno cualquiera, el más barato Currita obedeció sin hacer ninguna observación, sin replicar una palabra: conocíase a las claras que estaba supeditada por completo a aquel hombre, que él era allí el amo, y todos en la casa, desde Villamelón hasta Joselito, desde la Albornoz misma hasta la última fregona, obedecían servilmente sus órdenes, adivinaban sus deseos y amoldaban a sus caprichos sus gustos propios.
Llegó la ocasión y Tablas, que obedecía servilmente a la señora y era como un esclavo, por la cuenta que le tenía, contestó a las apremiantes preguntas de esta manera:.
Recordé haber visto al feroz leguleyo en el cuarto de Amaranta, a quien gustaba de ofrecer servilmente sus respetos, y esto con la idea de que mi antigua ama era desafecta a las personas a quienes se formaba la causa, me dio la norma del plan que debía seguir para librarme de aquel vestiglo.
Sus autores calcan servilmente los tipos ya creados, pero rara vez aciertan a hacerles hablar su propio y adecuado lenguaje.
mismos, pero no hacen más que reproducir servilmente, rutinariamente, con.
Tomad mi nombre, hasta hoy inmaculado, tomad mi corazón henchido de bondad y de ternura, tomad mi alma toda, a cuya perfección dos personas nobles y santas dedicaron su vida entera, pero dadme una corona con que ceñir mis sienes, todos me aplaudirán, dadme oro, mucho oro con que sentirme anfitrión, y gritarán mis huéspedes inclinándose servilmente a mi paso: «¡Oh!, es muy bueno, buenísimo.
Los hombres rectos son objeto de su acendrado rencor, pues con su rectitud humillan a los oblicuos, pero éstos no confiesan su cobardía y sonríen servilmente a las miradas que los torturan, aunque sienten el vejamen: se contraen a estudiar los defectos de los hombres virtuosos para filtrar pérfidos venenos en el homenaje que a todas horas están obligados a tributarles.
Y bien, ¿qué dispuso el Gran Consejo para vengarse de Rat-Hon? Pues hacerlo gran Mandarín, concederle inmerecidos títulos militares y adularlo servilmente durante su mandarinato.
Moviendo la cola servilmente, brillando sus ojillos con una alegría no experimentada y abriendo sus hocicos, babeantes, aguardaban que ese a quien perseguían, les transpusiese el don.
¿Cómo llegó a mis manos esta novela? ¿Quién me puso en mientes trasformarla en drama, copiando en él servilmente los amanerados diálogos de su falso relato, y sin curarme de corregir sus errores históricos, ni de dar a mis personajes otro carácter más acusado y dramático, más verdadero y más español?.
Sólo panegiriza servilmente a su amo.
¡Cómo lo adulaban, exteriorizando familiaridades que parecían excluir toda adulación! ¡Y cómo me sentía yo orgulloso de ser hijo de aquel dominador, tan servilmente acatado!.
bajan la cabeza servilmente ante tal cura y tal alcalde, y serían capaces de dar la vida por ellos.
Pretender mejorar una obra maestra, vaciada de un golpe en su molde típico, y ya fijada en el bronce eterno de la inmortalidad, ampliar con frases o palabras parásitas un texto consagrado y encerrado con precisión en sus líneas fundamentales, compendiarlo por demás hasta no presentar sino su esqueleto, arrastrarse servilmente tras sus huellas, sin reproducir su movimiento rítmico, lo mismo que reflejarlo con palidez o no interpretarlo razonablemente según la índole de la lengua a la que se vierte, es falsificarlo o mutilarlo, sin proyectar siquiera su sombra.
No concibo que un hombre honrado se pueda acostumbrar a desayunarse todos los días con dos docenas de discursos impresos, en los que se le acusa de venal, de despilfarrador, o, cuando menos, de estúpido, y el tratar en términos parecidos, si no peores, a los hombres de mi altura, es la ocupación de las tres cuartas partes de la prensa periódica, porque ésta misma que en España se lamenta de que las letras, las artes y la industria, están en pañales y necesitan consejos y academias, consagra todos sus desvelos a calumniar, a fiscalizar el poder, cuando en él no están sus hombres, o a adularlos servilmente cuando están al frente de la cosa pública.
Nuestra civilización será también juzgada por sus obras, y si se la ve copiar servilmente a la europea aun en lo que ésta no tiene de aplicable, ¿cuál será el juicio que formará de nosotros, un Michelet, un Guizot? Dirán: la América no ha sacudido aún sus cadenas, se arrastra sobre nuestras huellas con los ojos vendados, no respira en sus obras un pensamiento propio, nada original, nada característico, remeda las formas de nuestra filosofía, y no se apropia su espíritu.

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