Ejemplos con servia

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

De lo anterior se desprende que la música como arte cultivado en la cultura griega fue llevado a sus extremos y servia tanto para buenos como para malos.
El Expreso JFK no tuvo éxito , ya que no logró atraer a mas pasajeros, debido a que el tren ni siquiera servia a las terminales de las aerolíneas.
Su nombre representa lo tan importante que se ha convertido durante estos últimos años en la economía local sin importar que nombres tenia antes cuando servia como la única entrada a la ciudad.
Pegado a ella había un rancho que servia como cocina.
Cuando entraron las columnas portuguesas a galopar por el campamento y aquellos pobres soldados no tuvieron otro arbitro que echarse al agua para salvarse a nado, nosotros, en la margen opuesta, veíamos aquel desastroso sin poderlo remediar, y su presencia no servia sino para desmoralizarnos.
La nariz externa, que era grande u oval, estaba separada por un septum horizontal que le daba una trayectoria curva, característica compartida con el pinacosaurio, y se especula que le servia para filtrar, humidificar y calentar el aire.
El proyecto del general Ahumada que pretendía construir un paseo similar a los de Europa lució un impecable pavimento de concreto, banquetas y camellones con espacios para jardín, que invitaban al paseo de los pobladores tapatíos, se convirtió inmediatamente en un boulevard recreativo donde florecieron teatros, cines, restaurantes, boutiques y servia a la sociedad tapatía como paseo dominical y comercial.
Otros estados, como Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Servia y Montenegro, la Antigua República Yugoslava de Macedonia han sido invitados a tomar parte en los trabajos de la conferencia en calidad de observadores.
A la noche rezaban el rosario, y cantaban la : y para el rezo de mañana y tarde, y para hacer cargar las mochilas y caminar, hacia el Padre señal con una campanilla que servia de tambor.
Este desierto iba hacia Grecia y Servia, o al encuentro de Bulgaria y Turquía.
Austria declaraba la guerra a Servia, mientras los diplomáticos de las grandes potencias seguían trabajando por evitar el conflicto.
Entoncespreguntó Desnoyers, ¿para qué tantas entrevistas diplomáticas? ¿Por qué interviene el gobierno alemán, aunque sea con tibieza, en el conflicto entre Austria y Servia? ¿No sería mejor declarar la guerra francamente?.
Rusia sostendrá a Servia, y nosotros apoyaremos a nuestra aliada ¿Qué hará Francia? ¿Usted sabe lo que hará Francia?.
¡La guerra! ¿Qué guerra es esa? Había leído, como todos, en la tablilla de anuncios del antecomedor un radiograma dando cuenta de que el gobierno austriaco acababa de enviar un ultimátum a Servia, sin que esto le produjese la menor emoción.
Luego se había dormido en su antigua cama, guardadora de gratos recuerdos, mientras el secretario paseaba por el estudio hablando de Servia, de Rusia y del kaiser.
Y, cual si para hacerlo hubiese tenido que penetrar en lo más sagrado del virtuoso corazon que le servia de Biblia, inclinó la frente y cruzó las manos con no sé qué seráfica reverencia, hasta que al fin destilaron sus labios estos dulcísimos conceptos:.
En esto, llegó Manuel cerca de la explanada que servia de centro a la fiesta.
Trinidad!—Manuel estaba escribiendo pacíficamente en un bufetillo que allí servia para apuntar nacimientos, desposorios y defunciones.
Así avanzó hasta la mesa que servia de altar al Niño de la Bola, a quien besó los piés: dirigióse luégo a D.
El ejemplar que tenemos a la vista era al propio tiempo tan natural y sencillo de suyo, tan humano y tan valiente, de espíritu tan abierto y corazon tan bondadoso, tan por esencia, presencia y potencia, que lo mismo que servia para Cura párroco de Santa María de la Cabeza, y, como tal, derramaba muchos bienes morales y materiales en cuanto alcanzaban sus recursos, hubiera servido para sacerdote hebreo, mahometano, protestante o chino, con gran respeto y edificacion de tales gentes.
Un pañuelo negro de crespon, anudado a la marinera, le servia de corbata, y negro era asimismo el rico ceñidor de seda china que ajustaba a modo de faja su esbelta cintura.
Llegóse en esto el viérnes, y él se fué a la mezquita, de la cual no podia salir en casi cuatro horas, y apénas le vió Halima apartado de los umbrales de casa, cuando mandó llamar a Mario, mas no le dejara entrar un cristiano corso que servia de portero en la puerta del patio, si Halima no le diera voces que le dejase, y así entró confuso y temblando como si fuera a pelear con un ejército de enemigos.
Volvíme a Sevilla, como dije, que es amparo de pobres y refugio de desechados, que en su grandeza no solo caben los pequeños, pero no se echan de ver los grandes: arriméme a la puerta de una gran casa de un mercader, hice mis acostumbradas diligencias, y a pocos lances me quedé en ella: recebiéronme para tenerme atado detras de la puerta de dia, y suelto de noche: servia con gran cuidado y diligencia, ladraba a los forasteros y gruñia a los que no eran muy conocidos: no dormia de noche, visitando los corrales, subiendo a los terrados, hecho universal centinela de la mia y de las casas ajenas: agradóse tanto mi amo de mi buen servicio, que mandó que me tratasen bien, y me diesen racion de pan y los huesos que se levantasen o arrojasen de su mesa, con las sobras de la cocina, a lo que yo me mostraba agradecido, dando infinitos saltos cuando veia a mi amo, especialmente cuando venia de fuera, que eran tantas las muestras de regocijo que daba, y tantos los saltos, que mi amo ordenó que me desatasen y me dejasen andar suelto de dia y de noche: como me vi suelto, corrí a él, rodeéle todo, sin osar llegarle con las manos, acordándome de la fábula de Esopo, cuando aquel asno tan asno, que quiso hacer a su señor las mismas caricias que le hacia una perrilla regalada suya, que le granjearon ser molido a palos: parecióme que en esta fábula se nos dió a entender que las gracias y donaires de algunos no están bien en otros: apode el truhan, juegue de manos y voltee el istrion, rebuzne el pícaro, imite el canto de los pájaros, y los diversos gestos y acciones de los animales y los hombres el hombre bajo que se hubiere dado a ello, y no lo quiera hacer el hombre principal, a quien ninguna habilidad destas le puede dar crédito ni nombre honroso.
Á lo que me preguntaste del órden que tenia para entrar con amo, digo que ya tú sabes que la humildad es la basa y fundamento de todas virtudes, y que sin ella no hay ninguna que lo sea: ella allana inconvenientes, vence dificultades, y es un medio que siempre a gloriosos fines nos conduce, de los enemigos hace amigos, templa la cólera de los airados y menoscaba la arrogancia de los soberbios: es madre de la modestia y hermana de la templanza: en fin, con ella no pueden atravesar triunfo que les sea de provecho los vicios, porque en su blandura y mansedumbre se embotan y despuntan las flechas de los pecados: desta pues me aprovechaba yo, cuando queria entrar a servir en alguna casa, habiendo primero considerado y mirado muy bien ser casa que pudiese mantener, y donde pudiese entrar un perro grande: luego arrimábame a la puerta, y cuando a mi parecer entraba algun forastero, le ladraba, y cuando venia el señor, bajaba la cabeza, y moviendo la cola me iba a él, y con la lengua le limpiaba los zapatos: si me echaban a palos, sufríalos, y con la misma mansedumbre volvia a hacer halagos al que me apaleaba, que ninguno segundaba, viendo mi porfía y mi noble término: desta manera a dos porfías me quedaba en casa: servia bien, queríanme luego bien, y nadie me despidió, sino era que yo me despidiese, o por mejor decir, me fuese, y tal vez hallé amo, que este fuera el dia que yo estuviera en su casa, si la contraria suerte no me hubiera perseguido.
Digo pues, que yo me hallaba bien con el oficio de guardar ganado, por parecerme que comia el pan de mi sudor y trabajo, y que la ociosidad, raíz y madre de todos los vicios, no tenia que ver conmigo, a causa que si los dias holgaba, las noches no dormia, dándonos asaltos a menudo, y tocándonos al arma los lobos, y apénas me habian dicho los pastores, al lobo, Barcino, cuando acudia primero que los otros perros a la parte que me señalaban que estaba el lobo: corria los valles, escudriñaba los montes, desentrañaba las selvas, saltaba barrancos, cruzaba caminos, y a la mañana volvia al hato, sin haber hallado lobo ni rastro dél, anhelando, cansado, hecho pedazos y los piés abiertos de los garranchos, y hallaba en el hato, o ya una oveja muerta, o un carnero degollado y medio comido del lobo: desesperábame de ver de cuán poco servia mi mucho cuidado y diligencia, venia el señor del ganado, salian los pastores a recebirle con las pieles de la res muerta: culpaba a los pastores por negligentes, y mandaba castigar a los perros por perezosos: llovian sobre nosotros palos, y sobre ellos reprensiones, y así viéndome un dia castigado sin culpa, y que mi cuidado, lijereza y braveza no eran de provecho para coger el lobo, determiné de mudar estilo, no desviándome a buscarle, como tenia de costumbre, léjos del rebaño, sino estarme junto a él, que pues el lobo allí venia, allí seria mas cierta la presa: cada semana nos tocaban a rebato, y en una escurísima noche tuve yo vista para ver los lobos, de quien era imposible que el ganado se guardase: agachéme detras de una mata, pasaron los perros mis compañeros adelante, y desde allí oteé y vi que dos pastores asieron de un carnero de los mejores del aprisco, y le mataron de manera que verdaderamente pareció a la mañana que habia sido su verdugo el lobo: pasméme, quedé suspenso cuando vi que los pastores eran los lobos, y que despedazaban el ganado los mismos que le habian de guardar.
Juan confuso y suspenso, sin saber qué hacerse, ni qué corte dar en aquel caso, porque en volver a llamar a la puerta, le pareció que podia correr algun peligro cuya era la criatura, y en dejarla allí, la criatura misma, pues el llevarla a su casa, no tenia en ella quien la remediase, ni él conocia en toda la ciudad persona adonde poder llevarla, pero viendo que le habian dicho que la pusiese en cobro, y que volviese luego, determinó de traerla a su casa, y dejarla en poder de una ama que los servia, y volver luego a ver si era menester su favor en alguna cosa, puesto que bien habia visto que le habian tenido por otro, y que habia sido error darle a él la criatura.
Decia que habia sido opinion de un amigo suyo, que el que servia a una comedianta, en solo una servia a muchas damas juntas, como era a una reina, a una ninfa, a una diosa, a una fregona, a una pastora, y muchas veces caia la suerte en que sirviese en ella a un paje y a un lacayo, que todas estas y mas figuras suele hacer una farsanta.
Todas estas gracias, adquiridas y puestas sobre la natural suya, poco a poco fueron encendiendo el pecho de Ricaredo, a quien ella como a hijo de su señor queria y servia: al principio le salteó amor con un modo de agradarse y complacerse de ver la singular belleza de Isabela, y de considerar sus infinitas virtudes y gracias, amándola como si fuera su hermana, sin que sus deseos saliesen de los términos honrados y virtuosos.
Miraban los mozos atentamente las alhajas de la casa, en tanto que bajaba el señor Monipodio, y viendo que tardaba, se atrevió Rincon a entrar en una sala baja de dos pequeñas que en el patio estaban, y vió en ella dos espadas de esgrima y dos broqueles de corcho pendientes de cuatro clavos, y una arca grande sin tapa ni cosa que la cubriese, y otras tres esteras de enea tendidas por el suelo: en la pared frontera estaba pegada a la pared una imágen de nuestra Señora, destas de mala estampa, y mas abajo pendia una esportilla de palma, y encajada en la pared una almofia blanca, por do coligió Rincon que la esportilla servia de cepo para limosna, y la almofia de tener agua bendita, y así era la verdad.

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