Ejemplos con sentimiento

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y el alma, Platero, se siente reina verdadera de lo que posee por virtud de su sentimiento, del cuerpo grande y sano de la naturaleza que, respetado, da a quién lo merece el espectáculo sumiso de su hermosura resplandeciente y eterna.
Era muy penetrativo el zapatero, rápido en percatarse del mecanismo y expresión de pasiones y afectos, pero como al propio tiempo su bondad aventajaba aún a su penetración, cuando sospechaba un sentimiento ajeno de hostilidad o mofa, rehuía darse por enterado.
Yo soy quien me quedo con el sentimiento de no haberle disfrutado con fruición espontánea y sincera, sin pensar ni en la crítica ni en el público, dejándome llevar sólo por la magia del relato y por las dulces memorias que en mi espíritu evocaba.
Hay, ciertamente, tesoros de sentimiento en el alma y en los escritos de Pereda, pero esos sentimientos son siempre viriles, robustos y primitivos, como infundidos en hombres de tosca y ruda corteza.
Sé únicamente que al autor le agrada más que otro alguno, y en verdad que puede andar orgulloso quien ha logrado dar forma artística y, en mi entender, imperecedera, al vago sentimiento de esta nuestra raza septentrional, que con rebosar de poesía, no había encontrado hasta estos últimos tiempos su poeta.
A este fenómeno, un materialista le daría un sentido bajo y torpe, diría que el sentimiento religioso es una emoción sexual disfrazada.
Polus, actor griego, cuéntase que, representando , de Sófocles, sacó a escena la urna con las cenizas de su propio hijo, porque el sentimiento de su dolor fuese sincero y comunicativo.
Se dirá, ¿qué sentimiento vengativo cabe que los pobres humanos inspiren a los dioses majestuosos? Pues sí, les inspiran el sentimiento más vengativo, el de la envidia.
Macilento = violento, cruel, peso = sentimiento.
Cierto que iba viento en popa, pero Belarmino, viendo navegar la nave de su afortunado rival, pensaba, con sentimiento lastimoso: ¿Cuánto durará la bonanza? Un guiño de ojos.
Si don Restituto pretendía títulos mundanos, no era por vanidad, sino por una especie de sentimiento de clase, por decoro, como si dijéramos, de aquella categoría de bienaventurados de platea y butaca a que él pertenecía, y por justificarse, en algún modo, con los de galería y cazuela.
Lo cual significaba por el fuego del sentimiento.
Belarmino, ahora, no se desleía en aquellas especulaciones filosóficas, o lo que él entendía por tales, que últimamente, en los dos o tres recientes años, le habían acaparado la actividad del pensamiento y los afanes del pecho, sin dejar lugar ni vado para ninguna otra ocupación o sentimiento, a no ser el amor por su hijita.
Cuando en época de cosecha contemplaba el tío los cuadros de distinto cultivo en que estaban divididas sus tierras, no podía contener un sentimiento de orgullo, y mirando los altos trigos, las coles con su cogollo de rizada blonda, los melones asomando el verde lomo a flor de tierra o los pimientos y tomates medio ocultos por el follaje, alababa la bondad de sus campos y los esfuerzos de todos sus antecesores al trabajarlos mejor que los demás de la huerta.
Y continuó embozando su crueldad con frases de hipócrita sentimiento.
Un sentimiento de orgullo le invadía al contemplar a su familia tan esplenderosa en aquel ambiente cargado de luz y de perfume, y hasta ciertos instantes le faltó poco para llamar a Amparito y hacerle un cariñoso saludo.
Al escribir estos renglones estoy bañada en lágrimas, siento que el alma se me va, porque te he amado y te amo todavía con todas las fuerzas de mi corazón, pero he comprendido que debo ser franca, que haría mal, muy mal, si fomentara en el tuyo un sentimiento que te cierra las puertas de un porvenir que yo no debo malograr.
¿Qué sentimiento era aquél que no me apartaba de Angelina, y que, sin embargo, me arrastraba hacia Gabriela? Me acusaba yo de infidelidad para con Linilla, repasaba mis actos uno por uno, y aunque me hallaba yo inocente, me condenaba yo con la severidad del juez más recto, y me proponía alejarme de Gabriela.
Acaso aquel amor que subyugaba mi alma, aquel sentimiento inefable que ennoblecía mi espíritu y dirigía mis pensamientos hacia los propósitos más nobles, sería pasajero como la vida de aquellas flores que no bien fueran arrancadas del tallo se doblarían pálidas y mustias.
Pero aquellos que hace cinco lustros eran jóvenes, esos dirán que los mozos de entonces eran más felices que los de ahora, que aquella juventud aparentemente melancólica, plañidera y sentimental, valía más por la pureza del sentimiento y la hidalguía del corazón, que ésta de los actuales tiempos, tan alegre al parecer, y en realidad tan triste y desconsoladora, precozmente envejecida y prematuramente codiciosa.
No, era purísimo y desinteresado afecto, sentimiento de profundo dolor que sólo parece traer desgracias, que sólo nace y vive para llorar, y que libre de sensuales impurezas es una eterna aspiración al cielo.
La que despertó en mi alma eso sentimiento, es ahora esposa y madre, es feliz, y su felicidad me tiene contento y satisfecho.
Sentimiento tristísimo de la naturaleza que me hace odiosos el mundo ruidoso y frívolo y los atractivos de una sociedad vanidosa, sentimiento profundo de las bellezas del mundo físico, sentimiento que desarrollan en mí los poetas y novelistas románticos.
Dulce nostalgia, anhelo de algo sublime, grato sentimiento de muerte, que alivia, consuela, y eleva las almas hacia la bóveda celeste, ya entenebrecida y salpicada de luceros.
Pero el sentimiento religioso no es en las almas villaverdinas plácido y activo, sino, por lo contrario, lúgubre, apocado, meticuloso.
Dentro de mí tengo yo vivo y fuerte el sentimiento de tu religiosidad, como el de la mía propia.
Cayetano, sí, señora y niña mías, la ciencia, tal como la estudian y la propagan los modernos, es la muerte del sentimiento y de las dulces ilusiones.

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