Ejemplos con sedientas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En las civilizaciones de la región de mesoamérica, desde mayas, toltecas y aztecas, y en su mayoría la gran parte de las culturas de la américa prehispánica, el sacrificio humano fue un aspecto fundamental, y se instauraba como una necesidad divina el hecho de efectuar diversas mutilaciones y torturas a las víctimas ofrendadas con el fin de calmar la sed de sus deidades sedientas de sangre humana, la cual dentro de sus creencias, era el alimento de los dioses.
Sus observaciones lo convencieron de que Marte era un planeta que se estaba secando, y una sabia y antigua civilización marciana había construido esos canales para drenar agua de los casquetes polares y enviarla hacia las sedientas ciudades, de hecho, los canales fueron una ilusión óptica.
El rey Bhogisata elevo plegarias a los dioses para que le cielo regara con sus aguas las tierras sedientas de la India, los dioses escucharon sus plegarias y enviaron las aguas a la tierra, pero estas aguas cayeron con tal violencia, que amenazaron con cegar la vida de todos los hombres.
En mí no veáis ciencia, en mí no veáis la vana sabiduría que adquiere en los libros, obra comúnmente de la superchería o del orgullo, en mí no veáis más que amor, que es la fuente de todo bien, manantial que nace en la grada más alta del Trono del Altísimo y viene murmurando suaves promesas hasta nuestras almas sedientas.
Él lleva y trae la vida, el pensamiento, la materia pesada y la ilusión aérea, conduce los negocios, la diplomacia, las almas inquietas de los laborantes políticos, y las almas sedientas de los recién casados, comunica lo viejo con lo nuevo, transporta el afán artístico y la curiosidad arqueológica, a los españoles lleva gozosos a refrigerarse en el aire mundial, y a los europeos trae a nuestro ambiente seco, ardoroso, apasionado.
Los chupetazos que daban luego y el relamerse con sus lenguas sedientas, fueron diversión de los españoles, que nunca habían visto bárbaros de tan extremada inocencia y grosería.
¡Oh!, señor Conde, si mi prisionero es entregado a la brutalidad de las autoridades españolas, sedientas hoy de sangre y de venganza, sospecharé que usted me hace traición.
Él lleva y trae la vida, el pensamiento, la materia pesada y la ilusión aérea, conduce los negocios, la diplomacia, las almas inquietas de los laborantes políticos, y las almas sedientas de los recién casados, comunica lo viejo con lo nuevo, transporta el afán artístico y la curiosidad arqueológica, a los españoles lleva gozosos a refrigerarse en el aire mundial, y a los europeos trae a nuestro ambiente seco, ardoroso, apasionado.
y doncellas sedientas me tatuaron sus preces,.
Y es claro, un roto se siente feliz poniendo sobre su rodilla media sandía, y estrujando entre sus sedientas mandíbulas el corazón tierno, jugoso, encendido, de la fruta.
¡Oh cuánto más benéfico es ese humilde depósito del refrigerante líquido, que el gran caudal del Palora, donde no pueden humedecer el pico las sedientas avecillas!.
Los chupetazos que daban luego y el relamerse con sus lenguas sedientas, fueron diversión de los españoles, que nunca habían visto bárbaros de tan extremada inocencia y grosería.
Y para huir de las sedientas, estrechó sus moléculas y se fue a fondo.
Los arroyos están en seco, y si, en alguna parte, surge todavía débilmente algún manantial empobrecido, se amontonan alrededor las haciendas flacas y sedientas, y se quedan ahí horas, esperando la muerte, único alivio de tantos males.
El primero brindaba, con amable generosidad, a las haciendas sedientas el cristal de sus aguas.
La segunda guerra mundial acababa de pasar y millones de almas desencarnadas en los distintos teatros de la guerra seguían en nuestro ambiente astral sedientas de sangre.
- Pero turbas más feroces, más impías, más antiespañolas, más anticristianas que los agarenos, pululan en los desiertos de la incredulidad, sedientas de pillaje y de exterminio, de oro y de sangre, de groseros goces y de salvaje independencia.
Y sus miradas se encontraron, y sus almas sedientas de amor uniéronse otra vez olvidándolo todo:.
Como ya no era nuestro personaje el hombre de los ímpetus apasionados, hijos de las primeras contrariedades de la vida, sino un desdichado más, sujeto a la cadena de un imposible, iba arrastrándola poco a poco, atento sólo a medir las escasas fuerzas que le quedaban, no a buscar en el desierto de imaginación un punto donde arrojar la pesada carga, refrescar las sedientas fauces y alentar el fatigado pecho con aguas cristalinas y aires embalsamados.
Las cabalgaduras iban ya sedientas.

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