Ejemplos con sastrería

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Donde se encuentra actualmente la Sastrería Militar y la la caballeriza de Clay, existían dos canchas de fútbol.
, La Reina de las medias de Moisés Benadretti y la sastrería de Mario Maggio.
La ciudad es conocida por su confección de ropa y especialmente por su sastrería de Ronko gown, vestido tradicional limba y koranko con supuestos poderes sobrenaturales.
Los pocos sombrereros que sobreviven destinan sus creaciones a reuniones específicas o se esepecializan en otras actividades como sastrería de teatro.
Además poseía sala de estudio, enfermería, sastrería, lavadero, horno de cocer, laboratorio, bodega vinícola, caballeriza, pajar, molino aceitero, imprenta, carpintería y herrería.
Al encaminarse hacia la sastrería, se encuentra con varios compañeros de su hijo Agustín, entre ellos a Germán, a quienes les ofrece regalarles el gallo.
En la sala se encuentran tres maniquíes con sotanas blancas de diversos tamaños: grande, mediana y pequeña, que la sastrería romana Gammarelli se encarga de confeccionar desde el siglo XVIII.
estaba en la ciudad de Nueva York y generalmente los agentes accedían a él por un pasaje secreto ubicado en la Sastrería Del Floria, otra entrada era a través del club The Masque.
Algunos limpiabotas ofrecen el servicio adicional de reparación de calzado y sastrería.
Benjamin Spencer era un inglés que trabajaba en el negocio de sastrería, sin embargo, una vez que se casaron no siguió una carrera independiente, sino que él se dedicó a ayudar a Lilly Martin Spencer tanto en las tareas domésticas como en el trabajo de su taller.
El compositor sigue formando parte de Los Players, cuyos ingresos le permiten abandonar la sastrería y vivir de y para la música.
Por mediación de una sobrina de Hernández entra a trabajar en una fábrica de confección, hasta que entró a trabajar en una importante sastrería de la Puerta del Sol.
La carpintería, talabartería, zapatería y sastrería son trabajos de mínima escala pero depende de ello algunas familias.
Construcción del Aula Máxima del colegio Joaquín Urrutia y dotación del taller de modistería y sastrería.
El propio artista afirmó en su momento que el nombre estuvo inspirado en una sastrería de Londres llamada de esta forma, aunque más tarde declararía a Rolling Stone que lo eligió por ser el único nombre cristiano que comenzaba con la letra Z.
El INBA era entonces un complejo dotado con cine, piscina temperada, modernos laboratorios, canchas deportivas, academias, librería, correo, talleres, sastrería, etc.
Tomás de Villanueva bordado en oro en los talleres de García y Poo de Sevilla, manto en granate liso de sastrería Alfredo y un alfiler con su nombre y cruz pectoral en plata sobredorada.
Asimismo, esta escuela contará después con talleres de carpintería, mueblería sastrería y zapatería, donde los niños aprendían un oficio y también contaban con un horno para hacer ladrillos.
Es maestro cortador de , esa gran sastrería de la calle Mayor, un hombre instruidísimo, Tristanito, un verdadero filósofo.
Lo hay en esas fondas silenciosas, con comedores que se abren de tarde en tarde, solemnemente, cuando por acaso llega un huésped, en esos cafés solitarios donde los mozos miran perplejos y espantados cuando se pide un pistaje exótico, en esos obradores de sastrería que al pasar se ven por los balcones bajos y en que un viejo maestro, con su calva, se inclina sobre la mesa, y cuatro o seis mozuelas canturrean, en esas herrerías que repiquetean sonoras, en esos conventos con las celosías de madera ennegrecidas por los años, en esas persianas que se mueven discretamente cuando se oyen resonar pasos en la calleja desierta, en esas comadres que van a los hornos con sus mandiles rojos y verdes, o en esos anacalos que van a recoger el pan a las casas, en esas viejas que os detienen para quitaros un hilo blanco que lleváis a la espalda, en esos pregones de una enjalma que se ha perdido o de un vino que se vende barato, en esos niños que se dirigen con sus carteras a la escuela y se entretienen un momento jugando en una esquina, en esas devotas con sus negras mantillas que sacan una enorme llave y desaparecen por los zaguanes oscuros.
Por cierto que ha habido mucha gente de fuste esta tarde en la sastrería, todos a buscar ropa para un baile en la Filarmónica, y para las Pascuas de Navidad.
Anochecido ya, Nemesia salió de la sastrería de Uribe y se encaminó a paso menudo hacia el barrio del Ángel.
Casi todos éstos habían ordenado piezas de ropa para sí o para sus amos en la sastrería del maestro Uribe, y, ya de paso para el Paseo de extramuros en sus carruajes, ya ex profeso, entraban en ella y se detenían el tiempo necesario para esa averiguación.
Acertó a entrar en aquella sazón en la sastrería una muchacha de color, medio cubierta la cabeza en la de burato pardo oscuro, a la usanza persa.
Media hora larga se había pasado en esta faena del maestro con su oficial, cuando paró una volante de alquiler a la puerta de la sastrería y se apeó de ella, de un salto, el intrépido joven que había servido de asunto, por la mayor parte, de su sazonada conversación.
En esto, un hombre de mala catadura entró por una puerta de la sastrería, como para evitar las ruedas del carruaje, y al salir por la otra extendió el brazo por encima del fuelle caído y le desprendió la peineta de teja de la cabeza de la más joven de las señoritas, con lo cual la larga y abundosa trenza de sus cabellos se desarrolló y desmadejó toda, cubriéndole la espalda con sus ondas sedosas y brillantes cual las alas del totí.
Luego los españoles de las tiendas, los oficiales de la sastrería, todos asomados a las puertas en mangas de camisa, aumentaban el ruido y la confusión con su vocería y sus risotadas, señales ciertas del júbilo con que presenciaban el combate.
Del choque los dos carruajes quedaron casi de través en la calle, el quitrín con la zaga hacia la puerta de la sastrería de Uribe, donde penetró la cabeza de la mula del carretón.
Para verle con la aguja en la mano sentado a la turca junto con otros oficiales de sastre en una tarima baja, hilvanando una casaca de paño verde oscuro, todavía sin mangas ni faldones, fuerza es que pasemos a la sastrería del maestro Uribe, en la calle de la Muralla, puerta inmediata a la esquina de la de Villegas, donde hubo una tienda de mercerías llamada del Sol.

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