Ejemplos con salivazos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tú que bajas a las cloacas donde las florea más flores son ya unos tristes salivazos sin.
La regla de Fructuoso es bastante dura para las faltas graves: el culpable será rapado y expuesto a los insultos y salivazos en el rostro, será sujetado con grillos de hierro y encerrado en la cárcel por seis meses.
Y el pobre catedrático encontraba abollado su sombrero de copa, con los pelos en desorden, o salía llevando en las haldas del gabán varios salivazos.
Su laureada frente no se humilló en aquel cuadro de apariencias groseras, los bordes de su clámide recamada de elegantes grecas, resbalaban de su cuerpo soberano y caían en el suelo entre polvo, heces de vino y salivazos, sin que estas confundidas suciedades en manera alguna los manchasen.
para que nos hartemos de echar burlas y salivazos sobre un hombre más falso que Judas y una mujer sin pudor.
Los santos eran arrojados de sus capillas y arrastrados después hasta la ribera, entre las patadas y salivazos de la turba, que quería vengar en aquellos cuerpos de palo, pintados y dorados, la sangre derramada por otros de músculos y hueso.
Contradiciéndole le puse tan desaforado y nervioso, que no hacía más que morder el cigarro, echar salivazos en el corro, y dar resoplidos como un flatulento a quien se le atraviesan en el buche los gases.
Al Papa le deshizo, y la tiara quedó pateada bajo la mesa, con los pedazos de periódico, los salivazos y el palillo deshilachado de D.
Contradiciéndole le puse tan desaforado y nervioso, que no hacía más que morder el cigarro, echar salivazos en el corro, y dar resoplidos como un flatulento a quien se le atraviesan en el buche los gases.
Porque has de saber que ayer vino aquí, de parte del califa, el jefe de policía para detener al jeique al-balad y a sus dos compadres, y después de hacer que a cada uno le dieran cuatrocientos palos en la planta de los pies, mandó que les pasearan, montados al revés en un camello sarnoso, por los barrios de la ciudad, entre la rechifla y los salivazos de las mujeres y de los niños.
A veces parecía que los montes de agua se la tragaban de un sorbo, a veces que la escupían entre salivazos de rabia.
Echaba sin interrupción y a compás bocanadas de humo, como los chicos cuando fuman su primer cigarro, y al mismo tiempo repartía a uno y a otro lado salivazos de vapor, asemejándose a un jactancioso perdonavidas o a demonio travieso.
Y crispados los puños, lágrimas de ira resbalando por el rostro lívido, escupía las injurias como venenosos salivazos.
Me limitó a taparme los ojos con las manos, y sin recurrir a la súplica ni pedir gracia, me dejé escarnecer convencido de que lo merecía, y me echaron de allí cubriéndome de golpes y de salivazos.
Y él caminaba en el interior de sí mismo, sobre un pavimento enfangado de salivazos y aserrín, y cuyo marco perfecto se biselaba hacia lo infinito de las sensaciones adyacentes.
salivazos sonoros.

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