Ejemplos con rufián

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Un adorable rufián, un viejo sinvergüenza mundano que lucho en las cruzadas, salvo la vida de , Dusang era ambicioso y vil hedonista que traiciono a sus compañeros.
Después de eso The Undertaker desapareció por un tiempo, dejando su faceta de motociclista o rufián americano y volviendo a ser el Enterrador de sus inicios en la lucha.
Recuperándose Hiram se levantó y corrió a la entrada oeste del templo donde le esperaba el segundo rufián, le dijo lo mismo, Hiram se negó y violentamente le dio en la sien izquierda con el nivel que tenía en mano, cayendo Hiram en su rodilla derecha, ya mareado y sangrante Hiram se levantó de nuevo y corrió a la entrada este del templo ahí le esperaba el otro y nunca reveló el secreto, éste le asestó otro golpe en medio de la frente con un mazo de piedra e Hiram cayó sin vida.
Los civiles continúan su viaje, liderados por el capitán giro, mientras que Max vuelve a repetir su faceta de rufián en el camino.
Barbarian: el primer elemento de los Cuatro Malignos, un rufián que se dedica a destruir.
Menos mal que Leonardo es un hombre de voluntad no dispuesto a ceder ante la tonta manía de su futura suegra y que Isabel no abandona a Leonardo, y que hay un hermano de la tía Mónica, don Pedro, que se da cuenta del manejo del pretendido barón y dispone las cosas de modo que éste cae en un lazo y se descubre como lo que es: un rufián.
Sobre el personaje real, del que se sabe muy poco, distintos clásicos han creado el arquetipo del rufián, del jaque, valiente pero amoral.
Testigos de esa tradición son personajes del mismo corte y con el nombre de Escarramán que aparecen en las Jácaras de Quevedo, sucesivas versiones a lo divino de Lope de Vega y un entremés de Cervantes, El rufián viudo llamado Trampagos.
Al año siguiente volvió a filmar con Tinayre en El rufián y con Kohon en Tres veces Ana.
Mientras tanto, Bender se aficionará a los juegos de rol junto con Cubert y Dwyght, hasta el punto de enloquecer convirtiéndose en Titanius, el rufián de Corbut.
Zampano Teatro, Jose Maya / Amaya Curieses: La vida es sueño El rufián castrucho, El hijo pródigo, La cisma de ingalaterra, Con quien vengo, vengo.
En ese día subió al cielo de los inmortales el intrépido rufián don José Tercero.
Hasta la línea de bloqueo nos acompañó, al marcharnos y yo, mi leal mandadero , a quien las fatigas del sitio convirtieron de rufián en héroe.
José Tercero, que tal era el nombre del rufián, había ido a comer el bizcocho y el corbacho del presidio por ejercer con demasiada sutileza las artes de corrupción, asistido de una mala hembra, llamada por mal nombre , que purgaba sus delitos en la Galera de Alcalá de Henares.
Comprendí que era un sutil rufián y le prometí aceptar sus buenos servicios, tan necesarios, como dice Cervantes, en toda república bien ordenada.
El señor gobernador comenzó a echar sapos y culebras por la boca, lo mismo que cualquier rufián de callejuelas, y volviendo y revolviendo los papeles, vino a topar con el paquete de las veinticinco cartas.
Si no, dime: ¿no has visto tú representar alguna comedia adonde se introducen reyes, emperadores y pontífices, caballeros, damas y otros diversos personajes? Uno hace el rufián, otro el embustero, éste el mercader, aquél el soldado, otro el simple discreto, otro el enamorado simple, y, acabada la comedia y desnudándose de los vestidos della, quedan todos los recitantes iguales.
Y, diciendo esto, se paseaba por la sala con la daga desenvainada, dando tan desconcertados y desaforados pasos, y haciendo tales ademanes, que no parecía sino que le faltaba el juicio, y que no era mujer delicada, sino un rufián desesperado.
Este más parece rufián que pobre.
:''Entran la'' REPULIDA, ''la'' PIZPITA, ''la'' MOSTRENCA ''y el rufián'' JUAN CLAROS.
Luisa lo reconoció en el acto por uno de sus buenos marchantes: ese sí que no hacía barullo y pagaba bien: todo lo que sabía de él era que entraba bastante tarde y conforme le abrían la puerta de fierro disparaba a uno de los primeros cuartos: desde allí se entendía con el rufián o con Luisa, pagaba adelantado y doblando el estipendio de costumbre: después esperaba la compañera que le deparaba la casualidad.
El rufián se había escondido y Luisa no se animaba a abrir la puerta de fierro temiendo que alguno de los jóvenes le disparase un balazo.
El rufián se llevó el perro.
El rufián lo entró a la sala, reteniéndolo con sus dos manos de la cadena.
En la última que entraron produjeron un pequeño barullo y el rufián, por mandato de la madama, fue a desatar el perro.
El rufián, algo tarde, se decidió por abrir la puerta, y aunque su pie era enorme consiguió sólo apagar muy pocos, reventando los más debajo de sus piernas.
-¿No son más que ustedes? -y al decir esto el rufián se empinaba sobre sus pies, como para ver si había otros agachados en la parte inferior de la puerta, que era compacta.
El rufián dejó ver su cara de Iscariote al través de los hierros de la reja.
Al cabo, convencido de que perdía su latín, cambió de tono, dio con el taco unos formidables golpes a la puerta, que repercutieron en el interior lúgubremente, y retirándose, llenó de injurias al rufián.
-No se puede, hay mucha gente -contestaba secamente el rufián, mostrando su innoble figura al través de los hierros de la puerta.

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