Ejemplos con reservé

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Fingí que no me había apercibido de sus manejos, estaba en tierra diplomática, y reservé el castigo para la oportunidad debida.
Y abrazáronse tiernamente los dos antiguos amigos, y después de las primeras efusiones y las zalemas reiteradas como si se tratase de un hermano suyo, Ahmad-la-Tiña le vistió con un traje magnífico, diciéndole: ¡Cuando el califa me nombró jefe de Su Derecha y me dio ropas para mis hombres, reservé este traje para ti, pensando que te encontraría un día u otro!.
¡En cuanto a la cuarta parte que me reservé, será para mi esposa, la madre de mis hijos, a fin de que con ella pueda atender a sus necesidades!.
Y tanto me exalté con todo aquello, que sin más ni más me levanté en aquella misma hora y en aquel instante, y sin poder reprimir mi alma, que deseaba ardientemente el viaje, vendí en subasta mis bienes y mis propiedades, mis mercancías y mis navíos, con excepción de uno solo que reservé para mi uso personal, mis esclavos y mis esclavas, y todo lo convertí en dinero, haciéndome así con una suma de un millar de millares de dinares, sin contar las joyas, las pedrerías y los lingotes de oro que tenía en mis cofres.
¡Ah! contestó Betsabé, con su insultante sarcasmo: ¡Constanza! Constanza era, lo mismo que Gonzalo, un instrumento de ciega predestinación: ella debía llevar, como ya dije, la discordia perpetua al tálamo de su esposo, a quien me reservé un medio hábil de enterar de todo ello a su tiempo, y de un modo que correspondiera a la convicción y al disimulo, debía, pues, emponzoñar los días del tirano usurpador, e introducir en su alma un cáncer roedor e incurable, concentrando al mismo tiempo en ella todo el odio de Gonzalo, de Gonzalo, pobre y advenedizo, rechazado por la altanería de la condesa, mientras que el joven, irritado por el desaire, ardiendo en celos, que procuraba yo excitar bajo una apariencia de amor maternal, debía aborrecer a muerte al conde, rival afortunado que por un privilegio de fortuna le arrebatara su ídolo.

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