Ejemplos con reflejándose

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tomayquichua fue, después de que la crítica lo acabará de tildar de un artista demasiado sencillo y de pobre técnica, un punto de apoyo a su trabajo, reflejándose su manera romántica en el uso de una gran gama de colores:.
Desde la segunda mitad del siglo XI, la construcción de la catedral de Jaca influirá poderosamente en la arquitectura del entorno, reflejándose en las iglesias de Loarre, Sos, Santa Cruz de la Serós y San Pero de Siresa.
En el siglo XIX e inicios del siglo XX los viajes que por estudio o placer realizaban las elites a Europa y especialmente a Francia permitieron un contacto directo con lecturas y costumbres de este país reflejándose en la moda, las maneras, las formas de hablar, las ocupaciones, la arquitectura, las artes plásticas y la culinaria.
Se produce una refracción de tal modo que no es capaz de atravesar la superficie entre ambos medios reflejándose completamente.
Aquellos humanos que vivían en cuevas, que se vestían con pieles, que eran conocedores del fuego y de su conservación, que cazaban juntos y enterraban a sus difuntos, y que empezaban a experimentar el sentido de la sociabilidad, iniciaron la decoración de las paredes de sus habitáculos, reflejándose ellos mismos, sus manos, los animales que conseguían, las herramientas para darles caza, posiblemente en una de las primeras manifestaciones para marcar territorio e incluso de cariz religioso, pensando que lo reflejado en sus paredes lo conseguirían para comer y en definitiva para seguir subsistiendo.
Los autores del libro I Can't Believe It's a Bigger and Better Updated Unofficial Simpsons Guide, Warren Martyn y Adrian Wood, disfrutaron el episodio, diciendo que Un caso, tal vez, de la vida reflejándose en el arte es que la estrella invitada Helen Hunt está casada con Hank Azaria, que es, por supuesto, Moe, lo cual es bueno pero no puede evitar entristecer al público con el hecho de que, al final de este inteligente y encantador episodio, Moe ha tenido mala suerte en el amor otra vez.
En sus composiciones destacan como motivos bucólicos recurrentes la perspectiva y su efecto atmosférico en la campiña, los rayos de luz reflejándose en una brizna de pasto, las crines de un caballo en reposo, la vaca que se inclina sobre el arroyo, o el sombrero de un paseante, todo ello atrapado en un baño de luz dorada y de armonía ocre.
La imagen de Febrer reflejándose en el cristal hizo volver al padre la cabeza rápidamente.
Sobre las consolas, reflejándose en los espejos azulados y profundos, mezclábanse figuras policromas de santos y péndolas del siglo XVII con figuras mitológicas.
Su gloria se extendía por toda la provincia como algo irresistible, reflejándose en las provincias limítrofes.
La ciudad es fuerte y hermosa cuando sus días son algo más que la invariable repetición de un mismo eco, reflejándose indefinidamente de uno en otro círculo de una eterna espiral, cuando hay algo en ella que flota por encima de la muchedumbre, cuando entre las luces que se encienden durante sus noches está la lámpara que acompaña la soledad de la vigilia, inquietada por el pensamiento, y en la que se incuba la idea que ha de surgir al sol del otro día convertida en el grito que congrega y la fuerza que conduce las almas.
Un animal sombríoigual, en opinión de Ferragut, a un alguacil del Santo Oficioiba por la parte alta de los estanques, pasando de vidrio en vidrio y reflejándose como un animal doble cuando llegaba a la superficie.
Una nube roja flotaba en torno del monumento, reflejándose en su blancura con palpitaciones purpúreas.
Hasta la luz del sol parecía lúgubre bajando al fondo de este barranco tamizada por una áspera vegetación y reflejándose pálidamente en las aguas muertas.
La música rompió a tocar, chillaron los cornetines, sonaron el bombo y los platillos como una tempestad lejana, y por toda la plaza se esparció un ambiente de bienestar, reflejándose en los rostros.
Cubría las paredes rico damasco verde con el tono del mirto, los muebles, tapizados de brocatel algo más claro, eran de hechura antigua, la alfombra gruesa y casi blanca: del techo pendía una enorme araña de cristal con muchos colgajillos prismáticos y, bajo ella, sobre una mesita de mosaico, se veían varios libros ricamente encuadernados, reflejándose todo en grandes espejos con marcos de hojarasca dorada.
La escasa claridad, reflejándose en los cristales del aparador y de los cuadros, dejaba en sombra los ángulos de la habitación, tras los visillos rojos de la puerta del gabinete dormían los padres y, al fondo del pasillo, estaba el cuarto de Leocadia: en torno de ambos hermanos todo era sombra y silencio.
Que mi locura, de la que con la ayuda de Dios he sanado, se me cuente como martirio, pues mis extravíos, ¿qué han sido más que la expresión exterior de las horribles agonías de mi alma? Y para que no quede a nadie ni el menor escrúpulo respecto a mi estado de perfecta cordura, declaro que quiero a mi mujer lo mismo que el día en que la conocí, adoro en ella lo ideal, lo eterno, y la veo, no como era, sino tal y como yo la soñaba y la veía en mi alma, la veo adornada de los atributos más hermosos de la divinidad, reflejándose en ella como en un espejo, la adoro, porque no tendríamos medio de sentir el amor de Dios, si Dios no nos lo diera a conocer figurando que sus atributos se transmiten a un ser de nuestra raza.
Centenares de luces brillaban en dorados candelabros, reflejándose en mil chispas de varios colores sobre los vasos tallados y los vistosos jarros llenos de flores y frutas.
Sus ojos negros brillaban, reflejándose en ellos una espléndida alegría, como brilla un puro cristal reflejando los radiantes rayos del sol, sus mejillas estaban encendidas como hogueras de regocijo, sus labios temblaban indecisos entre una gozosa sonrisa y un suave llanto.
La luna en toda su plenitud, sin una sola nube que empañe su claridad, reflejándose en el verdoso cristal de la bahía, produce sobre ella una ancha faja de luz inquieta y fosforescente que, naciendo en la angosta embocadura de San Martín, viene a perderse entre el bosque flotante de naves, que cerca de nosotros parecen dormitar, como si reponiendo estuvieran sus bríos para lanzarse mañana a luchar de nuevo con las tempestades del embravecido Océano.
Libre y feliz vivía procurando estudiar el mundo al través de un prisma por el cual las pasiones y las flaquezas, apareciendo en toda su desnudez mezquina y reflejándose en la mente del profundo observador cuyo corazón palpitara al abrigo de.
Pepino obedeció y Franz y el conde se hallaron sumidos en la más profunda oscuridad, tan sólo a unos cincuenta pasos de distancia continuaban reflejándose en las paredes algunos destellos rojizos, que se habían hecho más visibles cuando Pepino hubo apagado la antorcha.
La luz de la fogata, reflejándose en las móviles ramas de los sicomoros, daba a aquella fantasmagoría una prestigiosa decoración.
Refirió en seguida, como su turbación se lo permitió, cuanto Álvaro la dijo de sus deseos y propósitos, oyólo don Román muy atento, pero reflejándose en su enérgico semblante cierta expresión melancólica, y dijo a Magdalena, cuando ésta, confusa y ruborizada, concluyó de hablar:.
-Así es, sobre poco más o menos -respondió doña Angustias, que estaba en ascuas entre el estilo desbaratado de su marido y las sensaciones que iban reflejándose en la cara de su hija, primero roja como la grana, y pálida al fin, como la muerte.
En el borde del lago vio un trono de oro resplandeciente de pedrerías, y a su alrededor, reflejándose en el agua, sillones de oro, de plata, de esmeralda, de cristal, de acero, de madera de ébano y de sándalo blanco.
Quien no le hubiera visto desde que andaba por aquellos mismos lugares suelto y vigoroso, con el calor de su alma juvenil y apasionada reflejándose en sus ojos negros y en la tersura de sus mejillas, no le conociera a la sazón, vencida la altiva cabeza al peso de las ideas, triste y ojeroso el semblante, desmayado el antes gallardo cuerpo, y abandonado al antojo de la bestia que, fiada en el escaso vigor de la mano que la regía, más se cuidaba de caminar a gusto que de llegar pronto.
El sol se ponía majestuosamente, el horizonte estaba limpio y despejado, terso el cielo azul, sólo una que otra nube esmaltada con los colores del arco iris y suspendida a inmensas alturas, se descubría en la gigantesca bóveda, soplaba una brisa ricamente oxigenada, blanda y fresca, las espadañas se columpiaban graciosamente sobre su tallo flexible reflejándose en las claras aguas de la laguna hasta humedecer en ellas sus albos penachos, como voluptuosas náyades de bella y blanca faz que al borde de la fuente empaparan las puntas de sus sueltos cabellos, mirándose distraídas y enamoradas de sí mismas en el espejo líquido y sereno.
Las tropillas bebían reflejándose en él, y la luna, desde un cielo limpio y azul, iluminaba el agreste y poético paisaje.

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