Ejemplos con recostó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En una de ellas se cuenta que la doncella era una princesa, la cuál por ser la más hermosa sería sacrificada a los dioses para las buenas cosechas, sin embargo el guerrero la amaba y no podía permitir que la sacrificaran, así que para evitarlo debia huir con ella, pero cuando escapaban los guardias los descubrieron, y una flecha hirió a la princesa, su amado la tomo en brazos y continuó corriendo, una vez lejos, a salvo, la recostó sobre el campo, jurándole que la cuidaría por siempre, que esperaría hasta que ella despertará de su sueño, para poder continuar viviendo su amor.
Ya en la superficie, Casarotto dio unos pasos, se recostó sobre su mochila y murió.
Nubláronse sus ojos, y por instinto buscó el apoyo de la chimenea, en cuya tableta de mármol se recostó.
Desabrochose el cuello almidonado, se quitó la corbata, que la estrangulaba, y se recostó, dando indicios de gran desmadejamiento, en la esquina.
Como Nébel la retuvo contra la pared, ella, riendo y cortada, se recostó en el muro.
Vezzera se recostó en mi cama y cruzó sus dos manos sobre la frente.
Al principio mantúvose erguida, pero lentamente se recostó, hasta quedar con las piernas horizontales, mostrando su adorable bulto a través de la angosta falda.
Al llegar al umbral y ver al cadáver se llevó una mano al corazón, se recostó contra el marco de la puerta, intensamente pálido, a punto casi de desmayarse.
Disputando por celos, en el calor de las recriminaciones, dejé escapar una frase ofensiva: debí de decirle algo muy duro, sin duda una verdad muy grande, porque entonces, avivada su locuacidad con la injuria y suelta su lengua con el estímulo de la bebida, se recostó en el diván con provocativa indolencia y, poniéndose muy seria, repuso:.
Fue a su cuarto, y sentada en una silla, recostó la cabeza sobre la cama.
Finalmente, él se recostó pensativo y pesaroso, así de la falta que Sancho le hacía como de la inreparable desgracia de sus medias, a quien tomara los puntos, aunque fuera con seda de otra color, que es una de las mayores señales de miseria que un hidalgo puede dar en el discurso de su prolija estrecheza.
Fue a su cuarto, y sentada en una silla, recostó la cabeza sobre la cama.
El fraile tomó con ambas manos el pesado cántaro de Guadalajara, lo alzó casi a la altura de la cabeza, recostó ésta en el respaldo de la silla, echose a la cara el porrón y empezó a despacharse a su gusto.
Una mañana se recostó en las inmediaciones de las dos palmeras y junto a la desembocadura del arroyo que ya conocen nuestros lectores.
José, que desde algún tiempo antes se había sometido a un meritorio régimen de sobriedad en alimento y lecho, se recostó vestido en un sofá de paja, frontero a la cama de su ahijada, el cual le servía de punto de acecho o vigilancia para no perder ni el más ligero movimiento de la enferma.
Llegada la noche le servían una cena, que no quiso probar, y al fin, sola, encerrada, abrumada por la pena, el cansancio y la jaqueca, se recostó en la cama, donde su cerebro le reprodujo una, dos, tres veces o más, la serie de impresiones y sucesos que hemos referido.
Y uniendo la acción a la palabra, se recostó, mejor dicho, se dejó caer sobre un sillón de muelles en los cuales se hundía su pesado cuerpo.
Así que, al ruido y volteo de las ruedas, el batir de los cascos del fogoso y soberbio tronco, sucedió un silencio plomizo, total, un silencio que envolvió de súbito el alma de Rosario como una sábana de nieve, la chilena, lentamente, cruzó el vestíbulo, atravesó el atrio y el peristilo, pasó bajo el pórtico sin volver la cabeza para mirar a los faunos, que, inalterables, reían con regocijo malicioso, salió a los jardines, dejándose caer en su sitio favorito, en el asiento de jaspe, bajo la dorada sombra del templete, y recostó la frente en el respaldo del banco de mármol, tibio del calor del día.
Encendió la pipa, se puso cognac, paladeó un sorbo, y se recostó en el diván, sacando una bocanada de humo que lanzó al techo, cubierto de telas japonesas plegadas en figura de gigantesca sombrilla.
Sobre el diván yacía el violín, apoderose de él con una especie de transporte, empuñando el arco y estrechando contra el pecho el instrumento, sobre cuyo árbol recostó amorosamente la mejilla, sacudiendo hacia atrás la melena serpentina, que radió y formó aureola.
Jean Valjean se sintió desfallecer, dejó caer la carpeta y se recostó en el viejo sofá, al lado del aparador, con la cabeza caída, la vista vidriosa.
Y se recostó contra un árbol que había allí, de pie, con los dos brazos por encima de la cabeza, con la frente en la corteza sin sentir ni la aspereza que le arañaba la frente, ni la fiebre que le golpeaba las sienes, inmóvil y próximo a caer al suelo, como un monumento a la desesperación.
-¡Pobre Elina! -exclama otra vez, y sentándose junto al sauce, recostó en su mano trémula su cabeza desmelenada.
Moreira echó las riendas arriba de su magnífico caballo, que colocó dando el lado del lazo hacia el grupo que venían, se paró del lado de montar presentándose de frente, cruzó el pie izquierdo sobre el derecho con la punta hacia abajo, en actitud de descanso recostó los dos brazos sobre el apero y se quedó en actitud perezosa, observando a los que venían, como si estuviera ajeno de lo que iba a pasar allí.
-se llevó la mano a la barba y recostó la cabeza en el sillón, en su alta indiferencia mental por nosotros.
Una mañana que, unas veces a pie y otras embarcada, había recorrido con su padre y su doncella gran parte de las orillas del lago, se recostó, por último, al pie de un castaño para descansar un poco de su fatiga.
Debray se recostó sobre un sofá, y la señora Danglars pasó a su gabinete de tocador con Cornelia.
Y el banquero se recostó en el fondo de su carruaje gritando al cochero de modo que pudieran oírle del otro lado del camino:.
Ana recordaba perfectamente cómo se llamaba aquel «tipo de ministro», pero no quiso decirlo, sintió que palidecía, por un frío de muerte que le subió al rostro, dio media vuelta, y disimulando cuanto pudo, se recostó en un árbol.
Estas ideas la hicieron desfallecer: fue hasta la cama y se recostó un poco.

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