Ejemplos con recorro

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cuando hace buen tiempo salgo por las mañanas y recorro el pueblo.
Recorro las mismas callejuelas de piso áspero, cruzo la misma plaza en que la iglesia se alza.
Recorro la maraña de engarabitadas callejas.
Yo toco el oro, yo veo los billetes de Banco, yo giro letras sobre las primeras casas de Europa, yo recorro mis fincas, yo taso mis coches, mis cuadros, mis muebles, mis libros, mis estátuas, mis caballos, mis músicos, mis bufones, mis caridades, mis placeres, todos mis gastos, yo soy rico, en fin, y pienso en lo que piensan los más opulentos, y duermo poco, como a ellos les acontece.
Los bellos paisajes, los ingratos eriales, los montes gigantescos, las llanuras cuyo confin se une con el cielo, todo desfila a mis ojos con una rapidez admirable: me canso de ir por tierra, y sin mas ni mas me planto en la cubierta de un barco en alta mar, y veo las olas agitadas, y oigo su mugido, y cual azotan los costados de la embarcacion, y la voz del piloto que da sus órdenes, veo las maniobras de los marineros, recorro las cámaras, hablo con los viajeros, todo sin sentir mal olor, sin padecer las ansias del mareo, ni presenciar las de otros.
Así, con la música, recorro la gama del entusiasmo para descender luego a.
A la noche siguiente, animado por el éxito de la anterior, mudé de deseo, y: —Si mientras, dije, recorro con mi mano todas las partes de su cuerpo no se despierta, dos gallos hermosos de pelea regalaré a mi discípulo.
Desde las cuatro de la tarde recorro la parte de Oriente de la ribera de Génova, y la capital ostenta ya sus torres.
-Nunca recorro las misteriosas páginas de aquel sagrado libro, continuó el santo monje con dulce entusiasmo, sin llenarme de sorpresa contemplando el orden y la creación del universo, de admiración sublime cuando a la voz del Criador divide el primer rayo de luz el tenebroso caos, y veo la tierra bordada de flores, los peces hendiendo las fugaces ondas, las aves atravesando los aires, y elevarse el hombre en medio de tantas maravillas como la obra maestra del Altísimo.
¡Ah! ¡con frecuencia recorro embriagado los encantos de mi bienamada, y acaricio con mi mano su hermosa piel desnuda!.
Y desde entonces, acompañado por diez personas que me ayudan en mis pesquisas, recorro todos los países de la tierra con objeto de encontrar en casa de algún mercader o en algún vendedor o transeúnte uno de los amuletos que sólo sabía dotar de virtudes curativas y exorcizantes el jeique Saadalah de Babilonia.
¡Y con tal objeto recorro comarcas y ciudades para ejercer mi arte y adquirir nuevos conocimientos que añadir a los que poseo ya! Y hago todo esto sin ataviarme como por lo general lo hacen los astrólogos y los sabios, no ensancho mi turbante ni aumento el número de sus vueltas, no me alargo las mangas, no llevo bajo el brazo un gran paquete de libros, no me ennegrezco los párpados con kohl negro, no me cuelgo al cuello un inmenso rosario con millares de cuentas grandes, y curo a mis enfermos sin musitar palabras en un lenguaje misterioso, sin soplarles en la cara y sin morderles el lóbulo de la oreja.
que hoy recorro doliente y solitario,.
»Diez años hace que recorro el mundo: la fortuna me ha sido propicia en cuanto he intentado: guerrero en Crimea, comerciante en la India, cónsul en Jerusalén, marino en América, todo lo he sido, todo lo seré, menos rifeño.
Ya pienso en nimiedades, en frívolas relaciones de un átomo de ceniza con un átomo de lumbre, ya se desentumecen mis ideas, y recorro el mundo de una ojeada.
Salgo del café, recorro las calles, y no puedo menos de entrar en las hosterías y otras casas públicas, un concurso crecido de parroquianos de domingo las alborota merendando o bebiendo, y las conmueve con su bulliciosa algazara, todas están llenas: en todas el Yepes y el Valdepeñas mueven las lenguas de la concurrencia, como el aire la veleta, y como el agua la piedra del molino, ya los densos vapores de Baco comienzan a subirse a la cabeza del público, que no se entiende a sí mismo.
Siempre que oigo leer en alta voz muy aprisa, me acuerdo de un cuento y cuando recorro a caballo las pampas argentinas me acuerdo de otro.
contraste, envuelto en oscuro ulster que oculta el vestido, recorro.

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