Ejemplos con punzón

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Estampado: Consiste en presionar a golpe de martillo con un punzón metálico sobre el reverso de una lámina, en el extremo del punzón se halla el dibujo que se quiere reproducir en relieve.
Se dio el nombre de estilo a un punzón de marfil o de hueso con el cual se escribía rayando en tablitas enceradas y para borrar lo escrito se aplicaba con fuerza el otro extremo del punzón que terminaba en una bolita o cucharilla.
Si el punzón se hincaba de nuevo sobre otro trozo de acero previamente recocido se obtenía un troquel, el cual con el grabado en negativo estaba listo para acuñar.
Cuando el punzón deja su marca sólo por una cara del metal se llama estampación por impresión , mientras que cuando deja un relieve por una cara y un hueco por otra se denomina estampación repujada.
Un punzón central es una herramienta que se usa comúnmente para marcar los sitios donde se taladrará algún material, concepción de la cual se inventaron después los punzones centrales automáticos, caracterizados por prescindir del uso de un martillo para accionarlos.
Un punzón central crea un pequeño hundimiento en el cual la punta de la broca encaja y se elimina así este inconveniente.
Cuando se perforan huecos más grandes y el diámetro de la broca es más ancho que la muesca producida con un punzón central, puede suceder que el barrenado resulte defectuoso.
La acción ejercida entre un punzón y una matriz actúa como una fuerza de cizallamiento en el material a procesar una vez que el punzón ha penetrado este, sufriendo esfuerzos que rápidamente rebasan su límite elástico produciendo la ruptura o desgarramiento en ambas caras en el mismo lapso de tiempo, al penetrar más y más el punzón se produce la separación del material completando el proceso.
Se le llama holgura a la diferencia dimensional entre punzón y matriz, en donde el punzón es ligeramente más pequeño que la matriz.
Era una vara o cetro de oro en forma de hacha cuya hoja terminaba por un lado en un punzón, y por el otro en un cuchillo similar a un tumi.
En ingeniería y ciencia de materiales, la penetrabilidad se relaciona con la dureza existiendo diversas escalas para mediar la dificultad de micropenetración de un punzón en la superficie de un material rígido.
Esta matriz, reproducía en bajo-relieve lo que se quería grabar, una vez templada, se hincaba mediante la aplicación de una presión determinada sobre otro trozo de acero en estado blando, el resultado, una vez templado era un punzón, es decir, un útil que en su parte grabada era una reproducción en positivo de la moneda.
Por otro lado el material cortado tiene la tendencia de adherirse a la matriz ya que este se expande, pero en algunos casos esta expansión no es suficiente y entonces también trata de subir pegada al punzón, para evitarlo, se utilizan los botadores que son simplemente pernos, que mediante la acción de un resorte, impiden que la pieza sea extraída de la matriz empujando literalmente hacia abajo el material cortado.
¡Qué casualidad! Tapón marcó con mucha habilidad dos puntos para tomar los radios con que había de trazar dos arcos que se cortasen, y se afirmó en su creencia Aquellos dos puntitos parecían, sin duda alguna, los ojos de madame Dous, redondos, pequeños, abiertos como con un punzón El parecido era exacto: tan sólo le faltaba el moñito en lo alto de la cabeza, y para que nada le faltase, pintó Tapón a la esfera un moñito en la parte superior, dibujóle luego unas narices en el punto en que debieron encontrarse los dos malogrados arcos, púsole por debajo una boca bigotuda, añadióle después dos orejas con pendientes, y en menos de un cuarto de hora encontró la cara de madame Dous, en vez de encontrar el radio de la esfera.
Las curvas airosas de la boca eran más rasgueadas, y la decomisura de los labios, que parecía obra de un agudo punzón, dábale cierto aspecto de grandeza caída o de humillación sublimemente resignada.
Todavía porfiaba mi marido, con la gorra en la mano, a querer ir acompañando al alcalde, viendo lo cual mi señora, llena de cólera y enojo, sacó un alfiler gordo, o creo que un punzón, del estuche, y clavósele por los lomos, de manera que mi marido dio una gran voz y torció el cuerpo, de suerte que dio con su señora en el suelo.

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