Ejemplos con prometí

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Quedé muy consternado por esta experiencia y me prometí no hacerla nunca más.
Daisy muere de unas fiebres contraídas en plena noche romana a solas con Giovanelli, y sus últimas palabras fueron un recado para Winterbourne: Decidle que jamás me prometí a Giovanelli , como una invitación casi póstuma a largo noviazgo de ultratumba.
Creo y deseo no haber tenido otros que aquellos que lo fueron de España, a la que amo hasta el último momento y a la que prometí servir hasta el último aliento de mi vida que ya sé próximo.
Yo le prometí el hacerlo gradualmente viendo la gente apropiada y tantearlos e implicarlos en la organización.
Traigo el préstamo, con los intereses que le prometí.
Cuando yo me encontré sobre cubierta, prometí no volver a aquel maldito paraje.
Le di el dinero que tenía y prometí pagarle más al llegar a Francia.
Le prometí visitarle, y él puntualizó la cita, diciéndome: Vete pronto.
Y con voz sorda, el arma en la mano, la prometí: Si no le dejas, te mataré.
La prometí partir, pero antes quise ver por última vez a Florencia.
Le prometí ponerlo, en manos del propio Jerónimo Ansúrez.
Mi alegría me hizo benévolo, inclinándome a la protección de los desvalidos: le prometí hacer en su provecho cuanto pudiera, y no le entretuve más tiempo, porque la impaciencia me abrasaba.
Lo prometí formalmente y aquella misma tarde comencé a cumplir mi compromiso.
Lo que tú dices es cierto, Beatriz, pero la pifia de Bravo Murillo la enmendé yo mismo María acudió entonces a mí muy alarmada, pidiendo explicaciones categóricas, y yo la prometí solemnemente que la Restauración conservaría a todo trance la unidad católica como la joya más preciada de las glorias de España.
Prometí escribirla y dedicársela a V.
Yo le calenté bien la cabeza Toda aquella sabiduría que ahora tiene se la quité con las cosas que le dije Se volvió loco otra vez, señora, le prometí quererle como él me quiso a mí, y crea usted que hice la promesa con voluntad.
Es la manera de recordarme que le prometí vestirle, porque el desventurado está mejor de pulmones que de ropa.
-Yo prometí que ni yo, ni ninguno de mis amigos levantaríamos partidas en tierra de Orbajosa.
¿Quién es el culpable, vos o yo? Cuando supe en Madrid que habíais recogido a nuestra hija después de largo abandono, os prometí legitimarla por subsiguiente matrimonio, como correspondía a personas honradas.
Le prometí a usted que no parecería, y no parecerá.
¡Oh!, el maldito se empeña en que ahora mismo le de la recompensa que le prometí.
Prometí a Amparo hacer un auto de fe con todos mis malos libros, y mediante esta promesa se restableció nuestra buena armonía.
En resumidas cuentas, prometí el perdón que Goyo vino a pedirme para sus compañeros.
Perdone el caballero, se la prometí para hoy a las siete de la noche.
Pasé con ella luengos y amorosos coloquios: blasoné, hendí, rajé, ofrecí, prometí y hice todas las demostraciones que me pareció ser necesarias para hacerme bienquisto con ella, pero como ella estaba hecha a oir semejantes o mayores ofrecimientos y razones, parecia que les daba atento oido, ántes que crédito alguno.
Beséle las manos por la grande merced que me hacia, en pago de la cual le prometí montes de oro.
—Levantáos, Ricaredo, respondió la reina, y creedme que si por precio os hubiera de dar a Isabela, segun yo la estimo, no la pudiérades pagar ni con lo que trae esa nave, ni con lo que queda en las Indias: dóyosla porque os la prometí, y porque ella es digna de vos, y vos lo sois della: vuestro valor solo la merece, si vos habeis guardado las joyas de la nave para mí, yo os he guardado la joya vuestra para vos, y aunque os parezca que no hago mucho en volveros lo que es vuestro, yo sé que os hago mucha merced en ello, que las prendas que se compran a deseos y tienen su estimacion en el alma del comprador, aquello valen que vale una alma, que no hay precio en la tierra con que aprecialla: Isabela es vuestra, veisla allí, cuando quisiéredes podeis tomar su entera posesion, y creo será con su gusto, porque es discreta, y sabrá ponderar la amistad que le haceis, que no la quiero llamar merced, sino amistad, porque me quiero alzar con el nombre de que yo sola puedo hacerle mercedes: idos a descansar, y venidme a ver mañana, que quiero mas particularmente oir vuestras hazañas, y traedme esos dos que decís que de su voluntad han querido venir a verme, que se lo quiero agradecer.
Pues no anduve yo en Sierra Morena, ni en todo el discurso de nuestras salidas, sino dos meses apenas, y ¿dices, Sancho, que ha veinte años que te prometí la ínsula? Ahora digo que quieres que se consuman en tus salarios el dinero que tienes mío, y si esto es así, y tú gustas dello, desde aquí te lo doy, y buen provecho te haga, que, a trueco de verme sin tan mal escudero, holgaréme de quedarme pobre y sin blanca.
Pues, ¿qué tanto ha, Sancho, que os la prometí? dijo don Quijote.
Ésta es la historia que prometí contaros, si he sido en el contarla prolijo, no seré en serviros corto: cerca de aquí tengo mi majada, y en ella tengo fresca leche y muy sabrosísimo queso, con otras varias y sazonadas frutas, no menos a la vista que al gusto agradables.

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