Ejemplos con presintiendo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Al sur de la provincia de Soria, en la presierra, presintiendo ya la vecina Sierra de Miedes.
Penetrado de la justa y sagrada causa que se propugna, presintiendo en ella cifrada la humanidad y felicidad de la generación presente y futura, he creído que la pérdida de intereses y aún de la vida son bienes de poca consideración, en cotejo de los inapreciables objetos que se propone la presente constitución.
Antes de enfrentarse con Alfio, presintiendo el desenlace, Turiddu pide a Mamma Lucia que cuide de Santuzza, y se va al campo del honor.
Presintiendo que está cerca de ser capturado, Dolarhyde va a ver a McClane una última vez y la encuentra hablando con un colega, Ralph Mandy.
Las mofetas tienen el característico color blanco y negro que advierte a todos sus posibles predadores del riego al que se enfrentan, los lobos erizan el pelo de la espalda en señal de amenaza, los capuchinos presentan un marcado dimorfismo cromático para informar a sus congéneres del sexo al que pertenecen, algunas especies de cérvidos tienen la superficie ventral de la cola de color blanco de tal manera que al erguirla presintiendo un peligro, avisan a sus congéneres próximos de tal incidencia, actuando ésta como una evidente señal óptica.
Aún siento orgullo y angustia al recordar cómo fuí presintiendo confusamente lo que iba a ocurrir.
Ahora, con los preparativos electorales, no había tiros, pero la gente se metía en sus casas más pronto que nunca, presintiendo que iba a surgir una revolución.
Les ligaba un parentesco íntimo, pero se conocían muy poco, presintiendo mutuamente una completa divergencia de opiniones y gustos.
Le bastaba con leer el comunicado oficial, y este documento sabía esperarlo sin impaciencia, presintiendo que, poco más o menos, diría lo mismo que el anterior.
Al ir al estudio se proponía no acordarse de ella, presintiendo que podía molestar a su amante con este relato.
Por esto le había tratado con benevolencia extraordinaria, presintiendo que un choque entre los dos no tendría arreglo.
Este dejó de ocuparse definitivamente de la bandeja del desayuno, presintiendo la aproximación de algo muy importante.
¡Adiós! ¡adiós! Luego marchó detrás del conde, sin atreverse a volver la cabeza, presintiendo que ella le seguía con los ojos.
Siempre que veía a la viuda, este inconsciente se agitaba, presintiendo que la había conocido mucho antes del viaje trasatlántico.
Y , presintiendo en esto un elogio, contestaba gravemente: Así es, mi capitán.
Y en su fuga había mirado al Sur, como todos los que navegaban en aquella cáscara de acero, presintiendo más allá del círculo oceánico renovado diariamente una tierra remozadora de existencias, donde las vidas destrozadas se contraían virginalmente lo mismo que capullos para empezar el curso de una nueva evolución.
Hasta había efectuado un registro minucioso en el cuarto de la niña, presintiendo cartitas escondidas, algo que revelase la certeza del noviazgo.
Los devotos aplaudieron, presintiendo la piedad del marinero: iba a salvar a la Virgen.
Era la inquietud del peligro que había quedado fija en él para siempre, el hábito de la intranquilidad contraído en los obscuros calabozos, cuando esperaba a todas horas ver abrirse la puerta para ser apaleado como un perro o conducido al cuadro de ejecución ante la doble fila de fusiles, y a más de esto, la costumbre de vivir vigilado en todos los países, presintiendo el espionaje de la policía en torno de él, sorprendido en medio de la noche en cuartos de posada por la orden de salir inmediatamente, la zozobra del antiguo Asheverus, que apenas gustaba un instante del descanso, oía el eterno Anda, anda.
Al escribir el para los funerales de doña Bárbara de Braganza, presintiendo la extrañeza de instrumentistas y cantantes ante su música revolucionaria, puso en el margen de las : Se advierte que este papel no está equivocado.
Los otros escuchaban presintiendo confusamente lo extraordinario de tales ideas emitidas en el claustro de una catedral.
Los más de los servidores del templo vivían moralmente en pleno siglo XVI, en una atmósfera de servilismo y de miedo supersticioso a los superiores, presintiendo lo injusto de su condición, pero sin atreverse a dar forma en el pensamiento a sus vagos intentos de protesta.
Vigiló mucho el labrador, presintiendo una emboscada, pero de nada le sirvió su cautela, pues una tarde en que regresaba solo a su casa, cuando aún no había terminado la roturación de sus nuevos campos, le largaron dos escopetazos, sin que viese al agresor, y salió milagrosamente ileso del puñado de postas que pasó junto a sus orejas.
El padre, presintiendo una nueva desgracia, corrió tras él, sin comprender sus atropelladas palabras.
Acudieron los tres chicos y las dos criadas, demudados todos, presintiendo, al oír los gritos de su madre, después de la entrada del cura, alguna espantosa catástrofe.
Las plantas parásitas, los abrojos, comenzaron a surgir de la tierra maldita que el tío había pateado y herido con su hoz la última noche, como presintiendo que por culpa de ella moriría en presidio.
Psiquis se quema las alas en la antorcha del divino Eros, la fiel Penélope desteje su labor, el necio Candaules muestra a Gyjes la hermosa desnudez de su esposa Nyssia, Florinda y don Rodrigo, enlazados bajo un naranjo, dan pretexto a la venida del moro, Carlos I y Bárbara de Blomberg se abrazan enamorados y orgullosos, presintiendo que ha de nacer quien venza en Lepanto, la desvergonzada Lozana se deja tentar por un canónigo a quien pide dineros, Felipe II se exalta mirando el ojo sano de la Éboli, el Burlador de Sevilla descansa en brazos de Tisbea, Felipe IV desciñe a la Calderona los cordones de un justillo, Luis XV se divierte en pintar a la Dubarry un lunar junto a la boca, Mirabeau besa el retrato de Sofía, Fernando VII hace cosquillas a , Rodolfo de Austria expira en brazos de María Véscera, y como síntesis de la dulce locura que a todos agitó, el gran Don Quijote muere resignado sin haber poseído jamás a Dulcinea.
Pateta y el castellano viejo temblaban, presintiendo que iban a presenciar algo espantoso.
Un no sé qué de santa presintiendo el martirio, se esparcía sobre su fisonomía, y la rueda de los colibríes remedaba sobre su cabeza la aureola de beatitud que conquistan las mujeres célebres por la constancia en su fe.
El pago inmediato de las otras joyas había amansado al mismo Berándiz, y Avelino, presintiendo el gran día, de venta gorda, se liquidaba, se deshacía, probando las sartas a la cliente con gestos de fervor.

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